Mira que Dead Space 3 me llama más bien poco. El primero me gustó mucho, pero todavía no he jugado al segundo, quizá como acto de protesta simbólico por el hecho de que Glen Schofield ya había abandonado el barco para emprender una aventura, aparentemente, de menos brillo pero seguro que mucho más lucrativa. Y claro, saltar al tercero directamente no me parece apropiado.
Pero esta Edición de Lujo de Dead Space 3 me ha puesto los dientes largos. Qué oda al fetichismo videojueguil, a un precio a la altura de las circunstancias. Que son muchas.
Por cierto, si quieres solo los godies y no el juego, llenar tu casa de trastos inútiles cosas molonas te saldrá 60 pavos más barato.
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