«¡El periódico! ¡Bea tiene el periódico!» Con esa simple sentencia de uno de nuestros grandes filósofos, el Piraña, descubrimos los niños españoles lo que era la menstruación. Era uno de esos momentos incómodos en el que un padre atento habría cambiado astutamente de canal para evitar complejas explicaciones del tipo, pues mira hijo, que te lo cuente tu madre.
La aparición de internet lo ha cambiado todo y a los padres ya ni se les pregunta. En esa incómoda labor han sido sustituidos por Google. Además las nuevas tecnologías permiten avances inconcebibles hace unos años. La última, la de un proyecto de final de carrera de la Royal College of Art: una prenda metálica con un dispensador de sangre que se se sujeta al cuerpo y que estimula con electrodos el bajo abdomen, lo que permite a los varones «experimentar el sangrante dolor de la menstruación». Para que luego digan que la tecnología no es útil… (vídeo artístico en el interior).