Ayer por la noche, tras más de 20 horas de juego, finalicé Darksiders en el nivel Normal de dificultad. La historia en si no es demasiado complicada ni enrevesada, a pesar de un par de giros, pero hay muchos puzzles. Muchísimos más puzzles que combates. En total, de esas 22-23 horas de juego únicamente 4 han sido en combates.
Hace algo más de una semana publiqué mi análisis (ahora rebautizado como Impresiones) de Darksiders. Le había dedicado unas 4 horas, la media aproximada de tiempo que invierto en un juego que quiero analizar. Visto en perspectiva, esas 4 horas fueron insuficientes para poder comentar todos los matices y giros en la jugabilidad del juego de THQ, pero la conclusión a nivel de valoración general ha sido la misma: Darksiders es un buen juego, pero no un gran juego, al menos según mi escala.
Darksiders tarda mucho en arrancar. Tanto, que ahí encontramos su primer error, de diseño. Entiendo qué es lo que se persigue en esos primeros momentos presentando al Jinete Guerra con todos sus poderes, algo parecido a la primera fase de «Star Wars El Poder de la Fuerza». Pero ni el carisma de los personajes ni, sobre todo, la primera toma de contacto a nivel gráfico consiguen compararse al hecho de controlar a Darth Vader demostrando todo su poder, destrozando a todo lo que se ponga por delante. Segundo error y primera muestra de lo que va a ser una tónica general durante el juego: Darksiders se sustenta con ideas que han triunfado en otros títulos pero con pocas propias.
La siguiente referencia, la que mencioné en mi primer análisis, es God of War. Decenas de enemigos de los que daréis buena cuenta utilizando un repiqueteo de botones calcado de la franquicia de Kratos. Nada realmente nuevo, nada realmente mediocre: Como beat’em’up cumple y entretiene, no es una experiencia inolvidable pero no está mal. Pero ese no es el epicentro del juego, o, al menos, lo que nos llevará más tiempo.
Porque Darksiders engaña, y tras esos primeros compases de lucha sin cuartel, las decapitaciones y desmembramientos cederán su protagonismo a la resolución de puzzles al más puro estilo Zelda, por no decir que es una copia. Boomerang, garfio… Hasta los complementos para resolver los enigmas son los mismos. Eso sí, han tenido la decencia de cambiar el arco por una escopeta (de feria, visto su poder). Los hay inspirados, los hay que se dejan inspirar (el ¿guiño? a Portal está a la altura del idilio Simpsons – Padre de Familia), pero lo cierto es que, a pesar de que entretienen, me he pasado muchas horas echando de menos repartir más caña y mover menos cajas. Joder, que soy un Jinete del Apocalipsis. Aparte, el encanto y la atmósfera de Zelda sencillamente no están ahí. ¿Dónde están los pueblos con NPCs y gallinas correteando? ¿Dónde están los personajes carismáticos? Puestos a copiar, copiemos lo mejor, ¿No?
De Zelda también nace Furia, la Epona particular de Guerra, aunque su papel está muy reducido debido a que la exploración entre zonas está más orientada a los viajes con portales que a recorrer las praderas como hacía Link. Eso sí, el modelo de Furia es un pasote, con el fuego y su estética de bicho destructor. Sobre el diseño de los personajes he de decir que Joe Mad y su equipo han hecho un gran trabajo usando una estética muy de cómic americano, aunque el tearing (corregido desde ayer) y el limitado tamaño de la mayoría de los personajes – quizá por la perspectiva escogida – lo desluce. Pero echar un vistazo al modelo de Guerra es perderse en sus innumerables detalles.
En cuanto al apartado sonoro, el doblaje es perfecto, de muchos kilates. Parece de una película, chapeau por los responsables de localizarlo al español. La música es también tremenda, pero por desgracia sonará únicamente en determinados momentos, como si se reservara buscando el impacto o la sorpresa. El efecto conseguido, sin embargo, es el pasar desapercibida durante muchas fases.
En definitiva, demasiados guiños y poco de cosecha propia para este juego, al menos si pretendía ganarse su propio lugar en el Olimpo de los Grandes Videojuegos. Darksiders no es una mala experiencia, al contrario, no está nada mal, y sus 20 horas son entretenidas, pero todo lo que ofrece ya se ha visto en otros títulos. Y, en este caso, no se puede decir que el alumno haya superado al maestro.