Milestone sigue empeñada en demostrar que, poco a poco, le va cogiendo el truco a esto de realizar videojuegos de conducción. Entre títulos de motociclismo y de coches lleva muchos años atravesando asfalto, tierra y nieve.
Desde la época de Evolution Studios y sus juegos oficiales del World Rally Championship no llegaba una saga del subgénero rally puro. Teníamos los programas de Codemasters DiRT, que iban desviando su vertiente simulador hacia lo arcade, con derrapes eternos y velocidades altísimas. Todo era muy guay, con mucho aire festivo y acentuando mucho el componente Extremo del título. Pero llegó el grupo italiano Milestone y se hizo con la licencia oficial desde hace tres años, y poco a poco se ha ido amoldando, modelando y acostumbrando su juego al realismo más puro que han conseguido llegar. No es tan poco un simulador 100%, ya que dista mucho de estar a la sombra del gran Richard Burns Rally, pero para lo que estamos acostumbrados a ver en las consolas HD la verdad es que es el mejor exponente de la conducción sucia de competición individual.
WRC3 se centra, como era de esperar, en el campeonato oficial de WRC. Esto supone poder contar con todos los pilotos, coches oficiales, rallys y licencias totales (publicidades, vehículos,etc) del campeonato. Justo ahora, que esta competición está pasando por los momentos más bajos de fama a nivel mundial, con constructores que avisan de sus últimos coletazos en la competición por culpa de la crisis y el recorte en gastos. En épocas pasadas, con la salida de varios títulos centrados en la competición que hoy nos ocupa como el antes nombrado Richard Burns, el sempiterno Colin McRae Rally que derivó en la saga DiRT, o el “Tommi Makinen Rally” que se quedó bastante rezagado con respecto a los antes nombrados. La saga de Milestone no alcanza tampoco los mejores momentos que alcanzaron juegos como los del inolvidable Colin, Richard Burns o los WRC de Evolution Studios en PS2, pero sí consigue ser un juego muy a tener en cuenta si quieres realizar derrapes escandinavos, sufrir las inclemencias de pistas retorcidas, o notar las diferencias entre correr sobre asfalto, sobre nieve o sobre gravilla. No lo penséis: si os gusta esto, WRC3 es el mejor que ha dado la generación. Si preferís derrapes más alegres pero menos realistas, y un aspecto visual más depurado, “DiRT” es vuestra elección.
Encontramos tres grandes bloques en los modos de juego de la tercera entrega de este juego: Campeonato WRC, Camino a la Gloria y Multijugador. El primero se divide en etapas sueltas, rally completo o Mundial, cualquiera de ellas bastante claras en su nombre sobre su contenido, pero en el que tendremos que correr con cualquier piloto de los reales y oficiales del torneo. Podremos correr con cualquiera de las categorías de vehículos presentes: los “WRC” o coches más potentes del mundial, los Clase 2 homologados según las reglas Super2000 o los “Clase 3” que se rigen por las reglas del Grupo N. Cualquiera de ellos está representado de forma muy detallada y con un modelado excelente, que se puede comprobar de forma exhaustiva en los menús. Ver los interiores por las ventanillas, cambiar ángulos de visión, etc, todo para que podamos apreciar esas joyas de la ingeniería mecánica con más caballos que el rancho de Bonanza. Un placer poder verlos a ese nivel, aunque durante el juego no alcancen el nivel visual de los menús al estar representados con menos polígonos (fácilmente apreciable en los tubos de escape, por ejemplo).
El Multijugador posee como estrella el modo Asientos Calientes para jugar offline con varios amigos, lo que redundará en sesiones muy divertidas y emocionantes si los jugadores tienen todos más o menos un mismo nivel de pericia al volante. Con respecto a esto último, mucho más recomendable –como siempre- poder jugar con periférico que con mando. Si queremos disfrutar de la conducción, de las vicisitudes de una curva, de una superficie, sentir las imperfecciones, la rigidez de un contravolante, etc, nada como un G25/G27 en PS3 y PC. En Xbox 360 ya tendríamos que irnos a propuestas bastante más caras si queremos una gratificación jugable del mismo nivel, ya que los volantes de Microsoft son bastante pobres en comparación a la calidad de los antes nombrados, y el precio no es significativamente menor.
En el modo Camino a la Gloria partiremos desde la creación de un piloto y un copiloto (esto es un mero hecho decorativo, pero se agradece igualmente para poder rendir honores al gran Luis Moya) y tendremos que participar en multitud de desafíos donde se premiará tanto el ser el primero en el crono como la conducción, así como la aparición de diversos minijuegos. Es decir, tendremos puntos por derrapes, por destrucción del entorno, por hacer tramos perfectos, etc,. Estos puntos nos darán, junto con la posición final, una cantidad de estrellas que representan nuestra reputación. Al ir ascendiendo en esa escala iremos consiguiendo coches, logos, kits de optimización de motor, suspensión, aerodinámica, etc para mejorar nuestros vehículos. En total hay más de 35 vehículos divididos en las diversas categorías donde se desarrollan los desafíos: encontraremos especiales para coches de los 70, de los 80, tracción delantera, tracción total, etc… hay 255 optimizaciones para los vehículos, y multitud de logos y patrocinadores que podremos ponerles a nuestros coches para adornarlos. Quizás el punto más negativo de este modo de juego, a mi entender muy entretenido y diversificado en condiciones, es que cada desafío es tenido en cuenta de forma individual. Es decir, durante ese tramo (o grupo de tramos) da igual cómo de destrozado dejemos el coche que no afectará más adelante para otro tramo donde podremos utilizarlo, ya que aparecerá impoluto de nuevo sin costarnos ni créditos ni ningún otro tipo de valor. Si estamos en un desafío que comprende varios tramos sí tendremos que hacer los arreglos pertinentes, pero al acabar ese desafío el coche puede quedar como sea que no nos costará nada arreglarlo.
El modo Multijugador se divide en online y offline. En los juegos por red podremos jugar con hasta otros 15 jugadores, mientras que el modo offline se centra en los modos Asientos Calientes donde hasta 4 jugadores pueden turnarse en sesiones muy competidas por la facilidad de configuración de controles y opciones. Para ello se beneficia Milestone de su experiencia en versiones anteriores; es decir, los dos capítulos anteriores de la saga han servido de experiencia para el grupo desarrollador a nivel de motor físico, lo que les ha permitido ir perfeccionando el manejo de los distintos vehículos hasta conseguir un rendimiento acorde a lo que solicite el jugador. Las ayudas, el rebobinado de la acción cuando nos salimos o tenemos un choque para evitarlo en una segunda oportunidad, el control de tracción, la ayuda al frenado… son opciones que se valorarán desde el punto de vista de cada jugador, pero lo bueno es que los más puristas tendrán ante sí un juego que si bien no llega al nivel de simulación del título de Bullfrog Interactive (es decir, Richard Burns Rally) sí representa una “pseudo-simulación” más que agradable. Para los menos duchos pero que quieran también tener su ración de tramos y scratchs, el juego les permite configurarlo para su disfrute con las ayudas antes nombradas y disfrutar igual del título a su nivel.
Como decíamos, el motor físico que se ha añadido a este juego perfecciona los anteriores, y si bien sólo encontramos tres tipos de superficies (un punto básico negativo) podremos reconocer perfectamente por la conducción qué tipo de vehículo conducimos por su potencia y su tracción. Será muy fácil sentir la diferencia entre un tracción total a un 2WD en la respuesta sobre la gravilla, o bien notar la potencia descomunal de los WRC en un mismo tramo con respecto a un Grupo N en su respuesta. La nieve y el asfalto son los otros dos soportes sobre los que correremos, y también tienen su punto diferencial bien representado en la conducción. No es que sea perfecto, ni siquiera se acerca a lo sobresaliente, pero es un juego tirando a notable en todos sus aspectos técnicos y de jugabilidad. Recomendar sin dudarlo la conducción desde el interior del coche o desde el morro para tener una sensación más realista, ya que las cámaras exteriores muestran un movimiento del coche un tanto irregular y extraño, que no convence en absoluto. Desde la vista interior la sensación cambia y se hace bastante más intuitiva la respuesta del coche.
A nivel de ambientación, WRC3 todavía está en pañales. Es decir, posee las licencias oficiales y todos los logos posibles de patrocinadores y demás, pero adolece de una falta clara de ambientación para hacerte sentir parte del circo de la WRC. El poco público que hay en las salidas o en algunas curvas concretas de los circuitos está realizado de una forma muy básica y unos movimientos tan robóticos como escasos, dejando en mal lugar el trabajo en este sentido. Ya en placas arcade veíamos hace años en SEGA RALLY mejor ambientación en las carreras, incluso público cruzando la calzada antes de pasar nuestro coche (eso hasta lo vimos en PSX con V-Rally 2) y otros detalles que ni se contemplan en este WRC3. Tampoco acompañan mucho los efectos gráficos como la gestión de partículas para las carreras sobre gravilla y tierra, con muy poca visibilidad de estos efectos tras el paso del vehículo cuando debería levantarse una estela mucho más grande a todos los niveles.
En cuanto a los daños en los vehículos, Milestone ha tenido muy en cuenta este factor y presenta unas deformaciones en tiempo real muy detalladas y variadas. Dependiendo de la zona del impacto y de la fuerza, tendremos más o menos piezas dañadas (que se pueden comprobar después en la zona de reparaciones, con varios aspectos a arreglar y con distintas duraciones para los arreglos) tendremos una representación visual distinta, incluso con pérdida de piezas, escape de gases del motor, rotura de cristales, etc. En este sentido no hay queja, aunque los menos duchos en la conducción también pueden configurar los daños en Ligeros para que no les pase mucha factura si tienen impactos continuamente. Con todo, es de lo más logrado del programa, lo que se agradece para los más puristas del género, que encontrarán una profundidad en este sentido que se echaba de menos en otros títulos.
Visualmente, el juego ha ganado muchos enteros desde la aparición del primer WRC. Incluso WRC2 se tachó de poseer una gran diferencia entre el aspecto de control y la parte visual, mucho más logrado el primero que el segundo. Ahora han hecho los deberes, y tanto los coches como los entornos están bastante más trabajados, con unas texturas más nítidas y variadas (el texturizado de las carreteras aumenta muy mucho la sensación de velocidad), reflejos en los charcos, iluminación más realista y, en general, un trabajo en la media actual a nivel tecnológico, quitando algunos puntos que antes hemos nombrado que se podrían optimizar. No hay caídas en la tasa de frames, la variedad de los entornos y la cantidad de vegetación es abundante en las zonas más representativas (Nueva Zelanda), la densidad ambiental también adquiere un nuevo tono en las pistas nevadas,… mucho mejor que en las versiones anteriores.
A nivel sonoro, la banda sonora es repetitiva y poco agraciada. El copiloto sí tiene en esta ocasión un acabado bien representado, tanto a nivel de dicción como conservando el tempo a la hora de «cantar» las curvas, con claridad, incluso se permite el lujo de preguntarnos si estamos bien tras un choque o un roce. El sonido ambiente cumple cuando hay gente alrededor, y los sonidos de los motores (las distintas características mecánicas de cada grupo y vehículo) se diferencian bien unos de otros, con el clásico petardeo del tubo de escape al cambiar marcha a grandes revoluciones.
El sonido de las ruedas sobre la nieve, la gravilla y el asfalto se diferencian también muy bien y ayudan a la hora de «leer» la resistencia de los neumáticos sobre todo en asfalto. En resúmen, un buen juego de rally con cosas a mejorar, pero donde el núcleo de la jugabildad (el control sobre el vehículo, las distintas respuestas a las superficies y las características distintivas de cada coche) se sigue perfeccionando año a año. No es un simulador total, pero es divertido, tiene una profundidad de aprendizaje que se agradece y la conducción es muy agradable. Se echan en falta más modos de juego, más diferencias entre los tramos de un mismo rally y que el modo Camino a la Gloria se parezca más a un ascenso real de un piloto y menos a un modo de juego más especial como el diseñado por Milestone. No es DiRT a nivel técnico, pero es mejor que él a nivel de control y de realismo. Si buscas derrapes escandinavos y scratchs, éste es tu juego.[74]