Después de todo el revuelo que se montó ayer con el anuncio de Microsoft al ofrecer una Xbox One sin Kinect por el mismo precio de su rival PS4, tenemos que buscar el lado positivo de la noticia. Ya no solo en la bajada de precio, sino en la liberación que supone eliminar Kinect para el núcleo de Xbox One y ganar entre un 10 o un 15 por ciento de potencia.
No vamos a elaborar un simposio sobre el hardware exquisito que montó Microsoft en Xbox One con algunos recursos que están sacando de quicio a muchos desarrolladores. La ESRAM, el sistema DirectX embebido dentro del propio procesador y muchos recursos que los programadores no están sabiendo ver o simplemente Microsoft aun no ha destapado. Ya estamos viendo todos los problemas de intentar una programación en bruto en la consola, no estan llegando a los requisitos que muchos usuarios buscan de un sistema nextgen.
«Para nosotros la experiencia premium es tener Xbox One más Kinect«, Yusuf Mehdi
El próximo E3 puede ser el momento elegido para redimir a la marca Xbox, ya hemos visto las posibles filtraciones de juegos y posiblemente veamos los frutos de la colaboración AMD más Microsoft en los desarrollos cross plataform en DirectX 12. Si le añadimos que ahora los programadores no tienen porqué despejar un 15% del procesador principal para las funciones de Kinect, podemos empezar a ver, por fin, los verdaderos juegos nextgen en lo que a gráficos se refiere.
Pero ahora me surgen unas cuantas preguntas: ¿disfrutaremos la misma experiencia gráfica los usuarios que tenemos Kinect de los que no?, ¿nos obligarán a desconectar Kinect para liberar ese espacio en la CPU que posiblemente empiecen a usar los desarrolladores? Muchas dudas que surgen tras la vuelta de 180 grados que han dado a las políticas de empresa o, mejor dicho, a las políticas personales de Don Mattrick que fue el gran ideólogo del proyecto Xbox One.
Y termino con una reflexión personal. Xbox 360 fue genial por venderse de modo casi modular, tenías la base y luego tu te comprabas lo que querías y mucha gente descargó su ira sobre este modelo. En Xbox One buscaron darle la vuelta a las quejas y vendieron el pack completo y volvió a ocurrir lo mismo. ¿El problema lo tiene Microsoft o lo tenemos los consumidores?