¡Que viene el lobo, que viene el lobo! decía el pastorcillo para acojonar a sus colegas del pueblo. Las primeras veces colaba, pero al final sus colegas pasaron de él. Y cuando realmente vino, les cogió por sorpresa. Si cambiamos el lobo por el Jefe Maestro, al pastorcillo por Microsoft y a los colegas por la comunidad de jugadores, nos encontramos con una metáfora del caso de Halo 4.
Y es que Microsoft anuncia, sistemáticamente, cada nuevo Halo como «…el título más importante del año…». Y yo, que iba con la guardia baja, me he encontrado con un claro candidato a GOTY sin esperarlo. Ninguna entrega, a excepción de la primera, había conseguido emocionarme como sí que lo ha conseguido esta cuarta. Que lo sepas: el Jefe Maestro ha regresado por la puerta grande.
Gigantesco en todos sus aspectos, Halo 4 es una macroproducción que se convierte en el nuevo tope tanto de la saga como de Xbox 360. Por circunstancias del destino no es Bungie, su creadora, la que ha conducido al Jefe Maestro a este puesto TOP del ránking, pero como si lo fuera: que este juego hubiera sido mejor es, casi, imposible.
Microsoft no ha dejado nada al azar. Ha invertido muchísimo dinero tanto en crear una serie online que preparara, a modo de precuela de lujo, a los jugadores para el lanzamiento de Halo 4, como en crear la nueva punta de lanza de Xbox 360, el que constituye el primer capítulo de la saga bautizada como «Reclamador«, un nuevo amanecer para la franquicia del Jefe Maestro a cargo de la gente de 343 Industries.
Gráficamente Halo 4 come aparte. Y es que a un nivel de detalle espectacular se las ingenia para sorprender continuamente con un dominio magistral de las escalas de los visuales. Cuando piensas que lo has visto todo, cuando aún recuerdas con una sonrisa en los labios el Final Boss de Super Mario World y sus efectos en Modo 7, 343 Industries y Microsoft van y te plantan naves GIGANTESCAS que, directamente, no caben en la pantalla. Y, lo mejor, es que no son partes inertes del decorado, sino que están llenas de vida.
Pero si hay algo que destaque en Halo 4, además de su personalidad arrolladora de superproducción como nunca antes se ha visto en un videojuego, es su espíritu épico. Los escenarios, giros de guión y las propias batallas en si realmente transmiten que lo que está en juego es el futuro de la Raza Humana. El dramatismo conseguido con la narrativa de las escenas intermedias es, en ocasiones, equiparable al de las grandes películas del género.
Y es que Halo 4 es Starship Troopers. Es Star Wars. Es Alien. Es lo mejor de cada una de ellas en un formato de juego de acción que, personalmente, sólo puedo equiparar a lo que supuso el primer Halo. 343 Industries ha devuelto a la cima a una franquicia que parecía sobreexplotada.
Durante el juego será posible utilizar armas pertenecientes a tres grupos diferentes: Humanas, Covenant y Forerunner. En cada grupo encontraremos armas de diferente potencia y cadencia de fuego, todas ellas muy útiles en el campo de batalla. Yo, personalmente, me quedo con las de los Forerunner, aunque sea únicamente por lo espectacular de su diseño. Las de los Covenant me parecen bastante flojas en su conjunto; las Humanas no están nada mal, y creo que son las que están más compensadas. Ojo, sensaciones particulares mías, personales y potencialmente intransferibles.
El equipamiento del Jefe Maestro va más allá de las armas: podrá equiparse con jetpack, escudo de luz, cohete para realizar rápidas aceleraciones y mi preferido, un drone de defensa que nos servirá de fuego de cobertura. Únicamente podremos llevar uno encima, el equipado, pero durante los niveles nos iremos encontrando items que nos permitirán cambiar de ayuda. A base de probarlos todos darás con tu preferido, aunque también es cierto que dependiendo de la misión en la que estés, el formato del terreno y lo pesados que estén los enemigos alguno será más apropiado que otro
[nggallery id=293 template=carousel]
Halo 4 está muy bien localizado al castellano, aunque en estos tiempos que corren hubiera sido de agradecer la inclusión de la pista original de sonido. Otro pero es que hay personajes que, a pesar de estar doblados por actores de doblaje que realizan grandes interpretaciones, no cuentan con voces acordes con ellos, ya sea por edad o posición.
Otro de los puntos fuertes del juego – y van… – es la fantástica implementación, tanto a nivel de control y de sensación de poder, de los vehículos. Controlar a cualquiera de ellos te da un subidón que he experimentado en muy pocos juegos. Mención especial para el ORGASMO – así, en mayúscula – que supone el conducir el Mecha Mantis. Un auténtico gustazo que te transmite que estás manejando una máquina que, realmente, te proporciona una ventaja estratégica y de potencia de fuego.
¿Peros? Haberlos, haylos, aunque son más excepciones que de fallos de diseño o de acabado. Yo me he encontrado con, al menos, un par. Uno, en una misión en la que no podía hacer nada. Estaba en un mapeado en el que, al intentar explorar para encontrar cuál podía ser el siguiente paso, me encontraba con barreras invisibles que no me permitían continuar o con cuentra atrás de «Vuelve a la Zona de Guerra». Reiniciar la misión fue la única forma de poder seguir y ver que había un evento que no se había disparado.
Otro problema me lo encontré cuando un guardado automático se produjo cuando estaba cayéndome por un precipicio. Al recuperarse la partida se entraba en un bucle de muerte-carga automática, lo que también me obligó a reiniciar el nivel. En cualquier caso, problemas puntuales que no deberían afectar la experiencia de juego de Halo 4. Si te encuentras con uno, respira hondo y considéralo una oportunidad para volver a disfrutar del nivel.
A nivel jugable yo personalmente lo sigo viendo muy Halo, y que conste que ha sido un alivio. Había oído voces que decían que 343 Industries lo había hecho suyo, pero a mi me sigue pareciendo fiel al espíritu que le inculcó Bungie. Eso sí, añadiendo momentos de clímax muy cinematográficos y ampliando el abanico de modos de juego. Desde retos temporales que se irán actualizando regularmente pasando por desafíos ingame sólo al alcance de los virtuosos del pad o incluso nuevos episodios para las Spartan Ops, una propuesta gratuita para los suscritos a Xbox Live Gold que alargará considerablemente la vida de Halo 4. Y luego está, claro, los modos de juego online, que casi podría decirse que constituyen un juego aparte. Comentar que la historia principal la he superado en Dificultad Normal y olvidándome de los desafíos en algo más de 10 horas.
En cuanto al online destacar el sistema de experiencia, de grados y de desbloqueo de armas. A medida que vas participando en partidas y consiguiendo puntos, tu personaje irá liberando armas y equipamiento que podrás equiparte durante las partidas online. Aunque no seas un buen jugador, sólo por participar en las partidas online irás consiguiendo puntos con los que mejorar rápidamente tu configuración y posibilidades de ganar esos tiroteos 1 vs 1 en los que muchas veces se traducen los enfrentamientos online.
Y no me enrrollo más. El 6 de noviembre se pondrá Halo 4 oficialmente a la venta y, si te gustan los shooters, la ambientación futurista y las superproducciones, deberías intentar hacerte con una copia. El Jefe Maestro se ha puesto su mejor smoking y llega dispuesto a recuperar la corona, no ya de mejor FPS, sino de Mejor Juego del Año. Recursos tiene de sobra para presentar su candidatura. Y, si alguien me pregunta, también tiene mi voto. Un juegazo como la copa de un pino. [95]