Me ha costado mucho ponerme con este análisis, pero ha sido culpa del miedo. Miedo a no poder transmitir con palabras, con una mera reseña, la absoluta maravilla que me ha parecido la última obra de George Kamitani, una oda a todos los tropos de ciencia ficción de clase B condensados en una obra maestra. Permitidme que os hable de 13 Sentinels: Aegis Rim.
La obra cumbre de un estudio consagrado
Se que Kamitani y Vanillaware tienen ya un pasado detrás muy intenso, con juegos de nicho que han enamorado a miles de jugadores a lo largo y ancho del globo —véase Odin Sphere (2008), Dragon’s Crown (2013) o Muramasa: The Demon Blade (2009)— pero, siendo justos, lo que había probado del estudio hasta ahora no me había encantado precisamente. Visualmente las obras no tienen peros posibles, pues el estilo de la compañía es único y, seamos francos, hermoso. Sin embargo, la jugabilidad me rechinaba. Odin Sphere Leifthasir (2015) lo abandoné por lo repetitivo del gameplay, basado en machacar botones y movernos de un lado a otro. Era algo poco atractivo por mucho que quisiera seguir descubriendo la historia que el juego se afanaba en contar, así que terminé colgando el mando y yéndome a otra cosa.
Sin embargo, dejar a medias 13 Sentinels: Aegis Rim, es simplemente imposible. El juego separa profundamente su gameplay separándolo en dos fases muy diferenciadas, la exploración y el combate, donde como jugadores deberemos explorar las historias de nuestros trece protagonistas para poder continuar batallando… y viceversa, pero siempre contándonos la historia que nos quiere contar. Y como lo hace es la auténtica maestría que esconde este título y que lo eleva, a mi parecer, al olimpo de los mejores juegos que he jugado y, si me lo permitís, de la historia.
Peleando contra la máquina
Normalmente en mis reseñas suelo tratar la historia lo primero, pero en este caso voy a invertir la formula para profundizar mucho más en ella en los siguientes párrafos, por lo que comencemos con el gameplay puro. En 13 Sentinels: Aegis Rim tenemos dos formas de jugar: conversar y pelear. La primera es nuestra principal forma de interactuar con la historia y consiste en movernos por escenarios muy acotados y muy lineales, similar a cuando en una aventura conversacional japonesa —como bien podrían ser las sagas Danganronpa o Phoenix Wright— tenemos que hablar y explorar un determinado espacio. Solo que en 13 Sentinels esto es un mero trámite para inducirnos a una mejor inmersión con el personaje que controlemos: solo hablamos con quien toque, interactuamos con lo justo y avanzamos en la trama. No tiene más.
Los combates, por otro lado, funcionan como un juego de rol de estrategia en tiempo real. Manejaremos una serie de mechas gigantes para destrozar todo lo que venga a por nosotros mientras defendemos un nexo hasta que acabemos con todas las oleadas o pase un determinado tiempo. Los robots se dividen en cuatro tipos distintos, cada uno especializado en un estilo de combate ya sea más ofensivo o de apoyo, más o menos rango y más o menos daño. Utilizarlos en batalla responderá a si están disponibles —cada varios combates deben descansar uno— o de las misiones que tengamos disponibles para cada nivel, pues esto nos empujará a usar determinados personajes para obtenerlo todo.
El combate es sorprendentemente profundo, pero muy sencillo de utilizar a la vez. En dificultades superiores te hará pensar bien que vas a hacer y a mejorarlos, pero en normal, que ha sido como lo he jugado yo, con mejorarte los ataques que más uses, tener una mínima noción de que hace cada cosa e ir completando los niveles paso a paso bastará para no tener que repetir para subir de nivel un personaje para enfrentarte al próximo desafío. Es orgánico y la dificultad se ajusta bien a lo que el jugador quiera exprimir este modo.
Una narrativa sublime
Si os preguntáis por qué os he contado antes el estilo de juego es porque quería explicarlos antes de decir lo siguiente: el sistema de juego de 13 Sentinels: Aegis Rim es totalmente irrelevante para la calidad del juego. Quizá sea algo exagerado y si en lugar un SRPG me ponen a jugar al parchís me gustaría un poco menos, pero lo importante es que la historia es tan buena que es capaz de sacar adelante un gameplay en el modo historia que es poco menos que inexistente e insulso. Y todo a fuerza de narrativa.
La historia de 13 Sentinels funciona como un reloj suizo. Pese a que existan multitud de momentos durante la trama que no podamos creer que las cosas tengan sentido y nos pongamos a discutir con alguien sobre lo que estamos jugando casi sin creernos la fama que tiene, os garantizo —pongo la mano en el fuego por ello— que conforme el juego avanza, los hilos inconexos a priori, absolutos delirios donde cada personaje vive lo que parecen ser aventuras completamente ajenas entre sí, terminan conectando en lo que es la trama más loca, compleja y mejor construida que jamás he visto.
Además, pese a ser trece personajes, nunca sentiremos que uno nos sobre. Cada historia individual, cada fragmento del total, es intrigante y nos deja con ganas de conocer más sobre el momento en el que encontramos a dicho personaje. Conforme entendamos lo que ocurre, este sentimiento será cada vez mayor y nuestras ansias por avanzar y descubrir todos los detalles, deseando incluso que el juego se olvidara a veces de trámites como andar de un lugar a otro por la simple sucesión de diálogos uno tras otro. Nunca había sentido algo así en un videojuego, donde incluso las partes más interesantes de los combates son las conversaciones entre los trece personajes antes y después de las batallas, único momento en el que las vidas de nuestros protagonistas se cruzan y que, por cierto, representa el final de la trama —sin spoilers pues esto queda claro desde el principio.
El número de la suerte
Hablar de 13 Sentinels: Aegis Rim es hablar de cómo un equipo ha sido capaz de construir una historia con trece personajes separados en el tiempo y el espacio, trece momentos donde entre ellos apenas cinco o seis como mucho interaccionan de manera habitual y donde los trece son igual de importantes. Cada uno posee una personalidad definida, son dueños de su propia vida aunque esta se empeñe en atropellar a algunos con camiones cada pocos minutos. Desde que empezamos con Kurabe en una de las introducciones más locas que recuerdo, donde se nos introduce in media res al momento en que empieza el primer combate final por la humanidad, todo se vuelve una sucesión imparable de datos, hechos y voladuras de cabeza.
Como ya escribió Adrián Suárez en 3djuegos, 13 Sentinels: Aegis Rim es «un título muy honesto con su narrativa y con la forma de trasladar esta complejidad tan propia del anime postclásico al videojuego». Profundizar en él es ahondar en un pozo de horas y lecturas profundas y enriquecedoras —y sobre esto, el libro de Adrián He soñado que soñaba va de fábula—, donde el título enciende una chispa —potente, enorme, ardiente— dentro de nosotros para querer más. Y más, mucho más.
En resumen
Es un juego preciosista en sus acabados, con una música espectacular, complejo en su narrativa, que te cautiva y no te suelta durante las veinticinco horas que dura la historia. No puedo recomendar este 13 Sentinels: Aegis Rim lo suficiente. Es un must perfectamente disfrutable tanto en una consola más potente como PS4 —donde Iván ya realizó su reseña correspondiente— como en un hardware más sencillo como es Switch, aunque esta tiene el aliciente de jugar donde quieras y como quieras. Una obra maestra que me ha convertido en esclavo de los próximos lanzamientos de Vanillaware, expectante de que más pueden mostrarnos este estudio y con qué nos sorprenderán después de este título. Y por si quedan dudas, la nota que para mí se merece esta obra es de un [100].