Super Mario Kart, la llave que abrió el candado de la excelencia

Y llegamos al final. Según el orden que hemos ido siguiendo a lo largo de todos estos meses, toca analizar el primer título de la saga que inició todo allá por 1992, una obra que marcaría el inicio de algo incierto por aquel entonces, pues no seríamos conscientes de lo que iba a suponer hasta mucho después. Una consola: SNES; un juego: Super Mario Kart.

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Antes de nada, he de decir que siempre que he jugado a este título lo he hecho con mucha más distancia que al resto, con un respeto diferente al que suelo sentir con otros videojuegos. Supongo que será porque cuando esta obra empezaba a dejarse ver por las tiendas un servidor no era más que un proyecto para mis padres. Coger por tanto los mandos de una consola que tiene más años que yo es emocionante, y miro siempre la primera aventura de una de mis licencias preferidas en este medio con una veneración indescriptible.

Pero volvamos a Kyoto, cuando SNES era la consola de moda en la época mientras lidiaba la que ha sido posiblemente la mejor batalla entre consolas que se ha vivido nunca a nivel global. Desde SEGA ya nos dejaban ver que Sonic no iba a ser una broma ni una moda pasajera, por lo que había que aprovechar esas dotes polifacéticas del bigotudo, que venía de hacernos poner rodilla en tierra con un tal Super Mario World.

Tadashi Sugiyama y Hideki Konno, por aquel entonces dos de los timones de Nintendo EAD, se sumergían en un proyecto de carreras, donde la conducción arcade era el género y la dviersión e irreverencia en según qué momentos iban a caracterizar un título que quizá era más ambicioso que la plataforma donde iba a lanzarse. Siendo honestos: hoy día es incómodo tener que jugarlo viendo la pantalla partida; incluso algunos aseguran que llega incluso a marear. Personalmente no comparto esa última afirmación, así que prefiero vestirme de niño y respirar esa ilusión que siempre siento cuando escucho el nombre de la saga.

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El Modo 7 sigue siendo una tecnología que ofrece una sensación de velocidad encomiable, que con veinte años a sus espaldas siga viéndose de auténtico lujo. El procesamiento gráfico de la consola tenía una materia prima realmente consistente, dando como resultado un juego macerado con amor. Y eso se nota. Se nota que hubo mucho empeño en hacerlo posible, en que el jugador no se sintiese abrumado a la hora de tomar las curvas, que pudiera ver que él, como aspirante, tenía el poder para ganar la carrera y llegar a dominar el control. Las rotaciones son suaves, el comportamiento de los karts era preciso, casi realista en tanto que los impactos te los llegabas a creer. Ahí dentro, en la televisión, había un circuito y nosotros dábamos vueltas en él. Así era y así nos lo creíamos.

Pero insisto, lo miro ahora en sus múltiples versiones, incluso si no lo juego en un televisor de tubo, y los dibujos de los escenarios, los sprites así como demás elementos en pantalla, todo se siente como un cuadro en movimiento. La sensación de velocidad que alcanzó Nintendo es algo así como belleza para los 16 bits, que entre éste y otros géneros estaban empezando a tocar techo a decir que esto se les quedaba pequeño, que había que pasar página. Estos genios japoneses se estaban pasando los videojuegos.

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Cuando ahora nos referimos a la saga como una capaz de adoptar una jugabilidad sencilla pero profunda, donde mejorar décimas de segundo en el modo contrarreloj llegaba a ser casi imposible en algunos momentos, es algo que comenzó sin la pretensión de convertirse en el manual que es ahora. Sin quererlo, estaban marcando una serie de reglas irrefutables que todos los demás, los otros siete, tenían que seguir a rajatabla; bajo ningún concepto algunas de las premisas firmadas por Super Mario Kart podían ser pasadas por alto. Aquí hay una fuente y es de ésta de la que hay que beber. Quedó claro, y títulos como Mario Kart Super Circuit (2001, GBA) o Mario Kart DS (2005, NDS) fueron los que mejor lo entendieron, en mi opinión, al ser los más similares en lo que a control se refiere.

Integrar todos esos objetos que antes veíamos en scroll lateral en la pista podría haber salido mal, pero salió muy bien. El diccionario Mario Kart integraba plátanos, caparazones, champiñones… Incluía sentido del humor, tesón, talento. De aquí se iba a poder sacar mucho partido, y aunque pienso con sinceridad que se trata de una de las sagas más conservadoras (como algo negativo) y con falta de atrevimiento que recuerde por no haberse atrevido a dar pasos más allá de las meras mejoras jugables posibles gracias a las posibilidades técnicas de la consola, creo que todas esas horas de diversión hacen que se me olvide que no ha habido apenas nuevos modos de juego en estas dos décadas. Time Trial, Mario Kart GP, March Race y Battle Zone, nada de modos historia, nada de grandes diferencias entre personajes, nada de combinaciones de botones extrañas… Siéntate, con los tuyos, y disfruta.

Yo me tomo Mario Kart como una terapia; le agradezco mucho a Mario Kart, también a Super Mario Kart, quizá el que más horas haya pasado jugando solo al no haber sido contemporánea en mi infancia. Tú, si lo viviste en directo, seguramente tengas un sentimiento mucho más desarrollado y empírico de lo que en mi caso viví con Mario Kart 64, por ejemplo. Es por ello que lo miro y lo juego en silencio, entendiendo cómo empezó todo y por qué lo hizo de esta forma. Si fuese un libro, para mí Super Mario Kart sería un compendio de anotaciones y párrafos subrayados mientras guiño un ojo y saco la lengua por un lado de la boca.

De los grandes se aprende. Es importante que los que hicieron posible esta obra volviesen más tarde, mientras que los que no lo hicieron dejaron sus apuntes sin candado para que otros pudiesen dejarnos ahora decir con tranquilidad que Mario Kart 8 es como el mejor bocata de calamares de la Plaza Mayor. Lo hizo Soyo Oka, que además de éste también le puso un dulce sabor sonoro a Pilotwings o SimCity; lo hizo Yoichi Kotabe, el responsable de esas carátulas e ilustraciones increíbles en la época pre 3D. En un Iwata Asks, esa sección extraordinaria donde el que ya descansa Satoru Iwata charlaba amigablemente con los que hacen posible Nintendo, Kotabe decía que “sólo traté de estar en Nintendo durante uno o dos años; sin embargo, ¡finalmente fueron 21 años!”

No le preguntéis por qué, eso es secreto profesional.

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Con todo, Shigeru Miyamoto terminaba de producir un título con el que podemos fácilmente quitarnos el sombrero. Sé que muchos de vosotros defendéis a éste como el mejor de la saga. En mi caso no es así, pero lo entiendo. Creo que se merece todos los superlativos que se pronuncien sobre él, que todo jugador de videojuegos que se precie debería probar al menos una vez en su vida y luego hacerlo con el resto. Todo tiene un comienzo, y Mario Kart empezó siendo en ‘Super’ algo tan personal y familiar como el propio cerebro de la bestia que lo movía. El primer capítulo empezó pisando fuerte un acelerador que no desengrasa. [90]

  1. ¿El mejor Mario Kart? Como bien dices, probablemente no, pero para mi, sí es del que mejor recuerdo tengo (también es verdad que apenas he jugado al resto).

    En mi casa nunca hubo NES, salté del Amstrad CPC a la Mega Drive, pero conocía a Mario de sobra, un montón de niños del pueblo tenían la consola y cuando no estábamos en la calle, lo pasábamos en casa de alguno jugando a la NES. Era (y sigue siendo, aunque ya no viva allí) un pueblo grande, de unos 5000 habitantes. Ahí caben muchos niños y al ser pueblo y no ciudad, los conocías a todos. Y en un entorno así, los juegos pasaban de mano en mano cosa mala. Si le prestabas un juego a alguien, en 2 días ya no sabías quién lo podía tener. Sorprendentemente, rara era la vez que alguien no recuperaba su juego. En un entorno así, tuve la ocasión de jugar a muchísimos títulos, muchos más que la economía de un niño permitía.

    Aún no había nadie con la Super Nintendo cuando vimos el Super Mario Kart en la máquina del bar de la estación de autobuses. ¡El juego estaba en recreativas! Pero era rara, en lugar de meter las 25 pesetas y tener un crédito, te daban tiempo de juego. Y podías elegir lo que quisieras, como si estuvieras jugando en consola. Era raro raro. Así que uno echaba 20 duros y le daban 500 segundos de juego (creo que eran 500, pero puede que fueran más. Y ese era el jugador 1. Pero como he dicho, podías hacer lo que quisieras así que… el jugador 2 se iba turnando entre el resto de amigos, una carrera cada uno. Daba tiempo a pasarse una copa y jugar algunas luchas. Y luego echaba dinero el siguiente, y el siguiente, y el siguiente y te pasaban toda la tarde jugando.

    Y poco a poco la fueron poniendo en otros bares y finalmente en la sala de máquinas del pueblo y ahí fue cuando descubrimos el pastel. Un día la abrieron para sacar el dinero con nosotros delante y dentro no había una placa Jamma como en el resto de recreativas, sino una Super Nintendo.

    Muchas horas echamos a Super Mario Kart. A ese, y a muchos otros juegos. Entre las NES de los amigos, la consola de casa y los muchos bares del pueblo, todos con su máquina recreativa…

    Eso sí, por mucho que me gustara Super Mario Kart, nunca habría cambiado mi Mega Drive por una Super Nintendo (me habría gustado tener las dos, obviamente, pero pudiendo tener sólo una…). El motivo… Shining Force 2.

    Y con esto termino las aventuras y desventuras de la infancia del abuelo cebolleta.

    • Me ha encantado leer el comentario. En mi caso mi experiencia con este título durante mi infancia se limitaba a los fines de semana que pasaba con mi primo mayor, el único que tenía consolas.

      La verdad es que tuvo suerte, porque en su casa había tanto Mega Drive como SNES, y eso no es muy común. Se desenganchó rápido del mundo de los videojuegos, así que como mi familia es pequeña y no tiene hermanos, el que heredó todas esas joyas fui yo. Y bueno, digamos que con ocho o nueve años, no recuerdo muy bien, un recién independizado primo, con su licenciatura recién sacada, etc., me hizo los mejores regalos que podría imaginar.

      Eso sí, aunque llegase tarde, disfruté muchísimo de la consola, pero siempre he sentido que no fui «educado» para entender todos esos juegos como debía; siempre pensaba que la Nintendo 64 estaba por encima por cómo se veía en la televisión, pero fue conseguir un cartucho de Super Mario World (cuando recibí la consola no estaba este juego, por muy increíble que parezca) y empecé a replantearme todo.

      Pero si hay un cartucho que quemé más que ninguno fue sin dudas Super Mario Kart 🙂

      ¡Gracias por pasarte a comentar!

  2. Para mi, un TOP 5 atemporal, fácilmente el mejor Super Mario Kart de todos, por lo que significó y por lo que consiguió. Solo hay que ver lo bien que se conserva hoy en día para poder valorar en su medida lo que significa este juego.

    Grande Tenzin!

    • Vivirlo en su momento tuvo que ser una pasada. Un día podríamos grabar un pequeño podcast hablando de juegos como éste, con el contraste sobre lo que significó para ti y cómo lo hizo para gente como yo tanto tiempo después.

  3. Grande Wiwo 😀 En lo único en lo que no te doy la razón es en lo de que Megadrive > SNES. Con Super Mario World, la conversión de Street Fighter 2, este Super Mario Kart, el increíble A Link to the Past… y tantos otros, para mi SNES siempre ha estado por delante de Megadrive. Eso no quiere decir que con juegos como Revenge of Shinobi, Streets of Rage 2, Sonic 1, Golden Axe y demás Megadrive estuviera muy lejos en muy ránking personal.

    • No he dicho que sea mejor, cuidado. SNES era técnicamente mejor y tenía más y mejores juegos. Simplemente, yo no la cambiaría por el Shining Force 2, el Super Skidmarks, Story Of Thor y algunos más 😉

      • Yo no hablo objetivamente, ojo, para eso habría que hacer un análisis en profundidad del catálogo, que no de la capacidad técnica. Al final cada uno pondera los juegos según sus gustos y preferencias, y para mi me han llegado más los juegos de SNES que de Megadrive, quizá no en número pero sí en intensidad. Tuvo mucho que ver, imagino, en el hecho de que realmente hubo un «salto» técnico entre ambas plataformas. Ahora las diferencias entre máquinas son más bien anecdóticas, pero en aquel entonces realmente se estaba avanzando con cada nueva consola.

        • Son gustos personales. A mi siempre me tiro mucho mas Megadrive porque tenia un catalogo de conversiones de sus recreativas realmente impresionante. En aquella epoca lo que partia la pana eran los salones recreativos, y Sega era una de las reinas. Tener en casa pelotazos como Outrun, Golden Axe, Altered Beast, Hang-on, Space Harrier, etc… era lo mas.

          Ahora bien, hay que reconocer que globalmente, el catalogo de SNES era mejor, y por supuesto, como maquina, tecnicamente muy superior.

        • Yo llegué a Megadrive por lo que comenta Ros, era la plataforma de salto a las recreativas que lo petaban. Golden Axe, Ghouls N Ghosts y Strider me llamaban poderósamente. Incluso el Altered Beast, que venía con la consola. En casa alucinábamos. Como Wiwo, hicimos el salto desde Amstrad CPC, aunque durante un tiempo disfrutamos de un Amiga 500 (PUTO HAMOR) la Megadrive era dios pero aaamigo, SNES pilló la exclusiva de SFII y tenía el Final Fight, fin de la historia. S.Mario World, S.Mario Kart, F-Zero y adiós Megadrive, mis respetos pero SNES hizo una sacada de rabo bestial.

      • De Snes salieron más juegos en Japón, pero en EEUU y Europa Megadrive se llevó la palma, y eso juegos de Megacd y 32x a parte.
        Mejores juegos? Bueno, eso como siempre va en gustos, y con aquellos catálogos totalmente diferente aún existía gente… también diferente, con otros gustos y eso xD

        • Fue una batalla bonita, sin duda. O eras de una o eras de la otra, pero creo que en este caso las exclusivas de ambas máquinas era suficiente como para poder dar argumentos de peso para defender una de ellas. Hay tantas joyas por ahí sueltas que… No sé, creo que es la mejor generación hasta ahora.

  4. Aquellos tiempos en los que se esforzaban en hacer juegos diferentes… o aquella gente y compañías que aún hoy buscan lo mismo.

    Yo lo disfruté mucho después en un emulador y claro no fue lo mismo que habría sido disfrutarlo en su momento. Resulta curioso que juegos como este y de aquella consola, la SuperNES, son los que pasaron a marcar lo que hoy es Nintendo. Ese viveza de colorido por ejemplo es Nintendo.

      • Uff…y tanto. Tengo pendiente hacerme con una Supernes y unos cuantos titulillos que tengo en mente desde siempre. Pero cuando vea una buena ocasión.

      • Los emuladores han de ser el ultimo recurso. Para maquinas dificiles de encontrar o a precios desorbitados tiene justificacion, pero en el caso de snes/megadrive, hay que jugar en su hardware, y obviamente en un CTR. Yo tengo una megadrive con everdrive y no tiene nada que ver con la experiencia en un emu con lcd.

        Incluso las generaciones posteriores las tengo todas con su consola y crt.

        La emulacion desvirtua mucho la experiencia original, y en algunos casos, la destroza por completo.

        • La emulación puede desvirtuarla o mejorarla si sólo hablamos de software. Lo que está claro es que como coger el mando original y meter el cartucho en la consola original no hay, más si se ha vivido aquella época.

          En mi caso con este juego el problema me vino de haberlo jugado muchos años después en vez de en su día, factor nostalgia en este caso para mi es cero, con lo que los años para mi, y supongo para muchos, le han pasado más factura incluso jugándolo en una pantalla pequeña como pueda ser de una PSP.

          Eso sí, me han entrado unas ganas terribles de hacerme con el Mario Kart 7 de 3ds que lo tenía pendiente y me había olvidado un poco de él.

        • Personalmente no me compensa la ventaja de un emulador respecto al software (grabar partidas, capturas, organización, etc..), si para ello he de usar un mando que no es el original, y en una pantalla donde he de meter filtros para conseguir simular el efecto crt.

          Y luego esta el tema de los fallos de sonido y graficos: sincronizado, velocidad de scroll, resampleado, etc…

          En fin, que si, que esta muy bien que tengamos emuladores, pero nunca podre defenderlos frente al hardware original.

  5. Que GRAN juego Super Mario Kart, las de horas que le he echado. Ningún otro Mario Kart me ha hecho sentir esa diversión que me dio este. Otro gran juego de carreras del cerebro de la bestia aunque mucho más incomprendido fué para mi Stunt Race FX, a ver si un día hacéis un buen artículo cómo este.

  6. Yo no sé si sera el mejor por que solo he jugado a este y al de la Nintendo DS pero con esta joya es muy dificil ser objetivo por que lo jugué en su lanzamiento, en la misma recreativa que Wiwo ( si, eran 500 segundos jeje). Ya no es solo el gran juego que es, si no lo rompedor de su planteamiento en aquel entonces, y lo que disfrutabas con tus amigos echandote unos piques sanos… los buenos recuerdos que te traen a la mente eso lo hacen grande. Casi fijo que casi toda la gente que lo ha probado con 12-15 años con amigos tienen lo mismos y gratificantes recuerdos que he tenido yo leyendo el post y recordando aquellas tardes pegados a la recreativa con los amigos y rezando para que no llegaran chavales mayores y nos quitaran el Super Mario Kart ^-^. Gran Post y Gran Super Mario Kart.

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