République es uno de esos juegos que apetece reivindicar

En alguna ocasión he comentado que hay juegos nacidos en plataformas móviles que no deberían dar el salto a plataformas más veteranas ya sea porque sus mecánicas no funcionan fuera de una pantalla táctil o porque su modelo comercial choca de frente con los distintos tipos de mercado. Pero se da también el caso contrario en proyectos como République.

République

Es fácil que el buen hacer de Camouflaj sorprenda de primeras para quienes han llegado a République este año, tres después de su lanzamiento inicial en iOS y Android tras superar su financiación en Kickstarter. Sorprende menos cuando echas un vistazo a las extremidades del estudio y ves que las forman antiguos creativos implicados en obras como F.E.A.R., Red Dead Redemption, y S.O.C.O.M y que como fundador tienen a Ryan Payton, antiguo director de Halo 4 y productor en Metal Gear Solid 4: Guns of the Patriots.

République se estrenó hace escasas semanas en PS4 después de haber pasado por móviles y ordenadores con una aceptación lo suficientemente positiva como para considerarlo un éxito pero lo suficientemente comedida como para que podamos llamarlo uno de los grandes tapados en lo que llevamos de año para el catálogo de la última sobremesa de Sony. Nos enfrentamos a un juego de sigilo que modifica el uso de la cámara fija al más puro estilo Resident Evil con unas mecánicas propias fielmente ligadas a su narrativa.

Encarnando a un ente sin identidad clara capaz de hackear todo tipo de aparatos electrónicos nuestra labor será la de guiar a una adolescente llamada Hope a través del extraño complejo de alta tecnología en el que se encuentra recluida por un gobierno con fuertes inclinaciones fascistas presidido por el Gran Líder de turno. La crítica política y social es una constante en las desventuras de Hope.

Esta sorprendente distopia fascista se vale del uso de coleccionables y la necesidad de exploración para contar pequeñas historias y ampliar información de personajes y acontecimientos relevantes que, a diferencia de lo que suele pasar en géneros como el del mundo abierto, son realmente interesantes de coleccionar para conocer mejor la personalidad de unos personajes tan bien construidos como el mundo que habitan.

République

Antes decía que usa un sistema de cámaras fijas y es así pero a la vez no, dado que podemos saltar continuamente entre los cientos de cámaras que hay repartidas en las estancias que visitamos en los 5 episodios de esta aventura y todas ellas pueden moverse de forma limitada como lo haría una cámara de vigilancia al uso. Y será muy necesario usar todas y cada una de estas cámaras para no perdernos ni uno de los coleccionables que se amontonan en las esquinas y en los recovecos más ocultos. Podríamos decir que République es un Resident Evil articulable en lo que al uso de cámaras se refiere.

République consigue mantener el ritmo durante los 5 episodios que lo componen y que en la versión de consolas se han lanzado recopilados dentro de un único juego. Acompañar a la joven Hope por el aterrador camino a la libertad es satisfactorio y sorprendente a cada paso que damos junto a ella. Hay personajes realmente memorables cuya personalidad se enriquece mucho con la consecución de coleccionables. Ayudan también ofreciendo un aporte simpático los muchos guiños que hay a otros videojuegos independientes en forma de coleccionables con forma de disquetes que van acompañados de los comentarios de uno de los personajes del juego. Es un detalle que para la versión de PS4 los juegos que aparecen referenciados sean nuevos y no repetidos de las versiones de móviles y PC.

République

En resumen République es una grata sorpresa para quienes no habían caído todavía en su atrayente estética y en su crítico guión. Algunas taras como el lag constante al cambiar de cámara (algo que hacemos cada pocos segundos durante las 5-6 horas que puede durar la aventura) que puede parar el juego hasta 4 segundos en los peores casos y cierta imprecisión en el control de Hope dejan a la obra de Camouflaj al borde de ser un juego brillante. Aún así, si se saben perdonar sus carencias se conseguirá disfrutar de una de esas experiencias independientes que están haciendo del primer trimestre de 2016 uno de los más prolíferos de la industria en los últimos tiempos. [80]

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