Spiritsphere: el crossover entre Air Hockey y Zelda

Recuerdo esos días de niño cuando iba a cenar a mi restaurante favorito. Tras comerme una deliciosa pizza pedía a mis padres si podía ir a la sala de juegos que estaba en el mismo local. A veces accedían a darnos unas monedas para poder ir a jugar al Air Hockey y qué bien lo pasábamos. También solía jugar bastante cuando iba a hacer una visita a las recreativas.

Lo que buscaba, pero no

Me produce cierta nostalgia este juego y realmente me encanta. El sonido del disco cuando choca con una pared, la satisfacción de haber marcado un gol con un estratégico movimiento de brazo y ese aire fresquito que sale de la mesa… ay! Y si hubiera un videojuego de eso? Pues lo hay, y se llama Spiritsphere. Lo ha desarrollado Eendhoorn Games, compañía compuesta por una sola persona, Martino Wullems. Se trata de un hombre con problemas musculares que no le permiten trabajar con teclado y ratón correctamente, por lo cual trabaja en una Surface. La verdad es que visto lo visto tiene bastante mérito.

Spiritsphere viene a ser un juego de Air Hockey destinado a ser un multiplayer de esos que tenemos en nuestra cuenta de Steam para hacer unas partidillas en local en los ratos libres. No busca nada más. ¿Su mayor punto a destacar? Su estilo gráfico sacado directamente de los Zelda de Game Boy. La verdad es que mola bastante, sí, pero sólo para el sistema en el que se diseñó. En una pantalla 1080p la verdad es que el conjunto desmerece bastante. Los escenarios pecan mucho de simplistas y dan una sensación ciertamente extraña.

Mecánicas de Spiritsphere

Lo primero que uno puede hacer es jugar solo para probarlo. Hay un modo arcade que consiste en 10 enfrentamientos contra la CPU que van subiendo de dificultad. Y un modo squash, por si te aburres con el Air Hockey. No obstante, acaba siendo todo bastante repetitivo y monótono. Lo mejor es juntarse con un amigo para echar unos piques.

Al contrario que en el Air Hockey, en Spiritsphere no nos limitamos únicamente a darle a la bola sin más. Podemos hacer eso, pero también hacer ataques rápidos y especiales, que viene a ser darle efecto a la bola para engañar al rival y marcarle un buen tanto. Dispondremos también de objetos varios como flechas, bombas y power-ups que recuerdan enormemente al inventario que posee Link en sus aventuras. De hecho uno de los personajes a escoger también golpea con una espada y su movimiento para dar efecto consiste en hacer un ataque giratorio. Hablando de personajes, disponemos de 4 que tienen un rasgo distintivo cada uno. Por ejemplo un mago que puede teletransportarse o un conejo que se mueve muy rápidamente. No obstante, en el resultado final no se diferencian por mucho más.

Una jugabilidad tosca

Lamentablemente el gameplay tampoco destaca mucho por su dinamismo. Al contrario que en otros multiplayer local de Steam como Lethal League o el patojuegoDuckgame – no ofrece una sensación de pique tan intensa. El movimiento de la bola es lento y para colmo los controles son algo frustrantes. Es decir, en ocasiones me he encontrado en un lado de la cancha y la bola iba dirigida hacia el otro lado. Me dirijo a salvar la bola, la toco pero no consigo salvar el punto. Es la esencia del tenis estaréis pensando. Pues no.

Es algo diferente. Mientras hay veces que toco la bola y acaba bien la cosa hay otras que simplemente me marco en propia. Eso pasa en el Air Hockey pero porque el disco va realmente rápido y a veces no sabes bien hacia dónde irá dirigido. Pero en Spiritsphere sabes dónde irá la bola, vas a recuperarla y ya asumes que el resultado va a ser totalmente aleatorio. Eso y que los controles del dash attack – para entendernos, la voltereta de Link – y todos en general no son muy favorables y lastran muchísimo el juego.

Eendhorn Games, dada su condición, se ha currado bastante este juego y se nota. La lástima es que no sea tan adictivo como otros exponentes de su género y no pueda competir de tú a tú con ellos. Quizá con mucha dedicación puedas acabar dominando los entresijos de Spiritsphere. Lo que me he encontrado, no obstante, es un juego al que le falta pulir ciertos aspectos referentes a las mecánicas jugables y modos de juegos más entretenidos. Jugable pero con matices. [65]

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