Elden: Path of the Forgotten, un experimento lovecraftiano

Cuando un juego existe como género en sí sabes que ha trascendido su propia concepción. Este es el caso de Dark Souls con todos los títulos que han emergido enarbolando la bandera de ser un souls-like. Algunos mejores, otros peores, esta vez vamos a tratar un juego que intenta cobijarse bajo esta bandera, Elden: Path of the Forgotten.

Elden_ Path of the Forgotten

El camino de los olvidados

Quizá considerar a Elden: Path of the Forgotten como un souls-like es estirar demasiado la etiqueta, pero esto no quita la cantidad de veces que puedes leer esta comparación a través de los diferentes medios y comentarios que ha recibido este título. Acción sí, sin duda, pero no ha llegado a transmitirme las cotas de epicidad y dedicación necesarias para enfrentarme a un mundo plagado de horrores como tan bien hace cualquier juego de Hidetaka Miyazaki.

Los miembros de Onerat Games nos ponen en la piel de Elden, un muchacho con una misión muy clara: encontrar a su madre, cautiva a manos de un horror ancestral. Realmente, los diversos escenarios por los cuales marchamos dan pistas sobre que estamos haciendo y a donde nos dirigimos, pero si hay algo con lo que juega Elden es el no contarnos nada. Usando un lenguaje inventado con símbolos ininteligibles, el juego nos deja total libertad de interpretación ante la historia que tenemos delante.

Bosque

Un mundo estilo Lovecraft

Sin embargo, esta apuesta tan arriesgada requiere de una dosis extra de world-building. No me parece correcto simplemente soltarnos en un mundo, sin ningún tipo de guía más allá de tres dibujos y unos escenarios tan amplios como vacíos. Monstruos que nos atacan serán nuestra máxima distracción ante unos espacios que, salvo el primer mundo, quedan faltos de contenido y de intención. Algunos viajeros encontraremos por el camino, mas no harán más que darnos algún objeto y permanecer en su sitio, cansados de vivir.

Sin un mundo que nos explique que ocurre más allá de lo ya mencionado, ¿qué nos queda? Elden: Path of the Forgotten juguetea con algunas buenas ideas como la existencia de un alfabeto extraño, pero deja totalmente a su suerte la trama que sustenta su historia. Sin un mundo que mediante sus construcciones, su decadencia, su simbología o su devastación nos cuente que ha sucedido y donde nos encontramos no somos más que un niño perdido en el bosque buscando algo. Porque que busco a mi madre lo sé por la descripción del juego.

Desierto

Ortopédico como mi cara

¿Y jugablemente? Contamos con tres armas, pero no penséis en usar el hacha más allá de algún momento puntual. Lanza, espada y hacha, de mayor a menor rango y de menor a mayor potencia. Las hitboxes de algunos enemigos dificultan en sobremanera usar el hacha, que junto a su lentitud de golpeo la hace casi inútil. Siempre dependerás de la espada o de la lanza, y sobre todo la segunda que facilita las batallas a cambio de hacerlas más lentas.

Además, simplemente echando un vistazo a la descripción de su propia página de Nintendo podemos ver una mención a las magias. Lo diré sinceramente, son una autentica aberración. El control dentro de Switch de la magia más útil (magia de daño a rango) es muy difícil de controlar con el joystick derecho del mando y hace que seas tu el que deba posicionarla para usarla en lugar de poder ejecutarla para ganar distancia entre el enemigo y nosotros.

Tundra

Peleas de bosque encantado

Como podéis haber visto, no he hecho mención aún a Dark Souls más allá de la intro, y todo tiene un motivo: porque se parecen muy poco, la verdad. Sería más aproximado en jugabilidad a Titan Souls pero con combates contra jefes que son nada memorables en comparación al otro título. La primera pelea es simplemente rodar, atacar, recuperar stamina. La segunda desde lejos aprovechando la magia de rango y las pociones. En definitiva, muy poco entretenidas.

Y si esto es aburrido, hay un tipo de enemigo, al que yo he apodado como el Cthulhu Morado, que sin lugar a dudas nos hará querernos arrancar las manos. Dispara una hilera de pinchos muy veloz que no te dejan de dar si te pillan quietos. Por tanto, deberá esperarte a atacar cuando no estén, pero por la hitbox es complicado, por lo que a menos que le golpees rápido volverá a invocarlo y oh, mama, como te pille pegado a él. Estas muerto, tal cual.

Batalla

Que no os engañe, ese Cthulhu es el peor enemigo del juego

Maldito aleteo

Al menos, y esto sí vamos a dárselo, el pixel-art es muy bonito. Los escenarios, personajes y movimientos del prota se ven muy bien hechos, con un arte que transmite verdaderamente la ambientación que trata de representar, y, como ya he mencionado antes, en especial la primera zona. Aun así, una pega en este apartado es la poca variedad de enemigos. Puedo contar, sin tener en cuenta los jefes, diez enemigos. Literalmente 10 enemigos en las 3 zonas del juego. Y se repiten muchísimo.

Siempre suelo dejar la música para el final, pero debo reconocer que no la recuerdo en absoluto. Es insulsa y no transmite nada cuando suena, y sin embargo esto NO es lo peor. Hay un sonido, un maldito sonido, que se repite todo el rato: el aleteo del pájaro. Constante, incansable y, sobre todo, insufrible a más no poder. En serio, desearéis matar a ese maldito pájaro a pesar de que gracias a él podremos encontrar los secretos en el escenario. El poder de un ruido repetitivo, para que luego digan que la sonorización no es importante.

Elden: Path of the Forgotten enemigos muertos

En resumen

Ahora sí, tras poner todo sobre la mesa, vamos a dejar las cosas claras. Elden: Path of the Forgotten no es un mal juego. Es divertido sí, pero tiene carencias. Es el primer juego del estudio, Onerat, por lo que deberemos de darle tiempo al estudio para asentarse dentro del mercado. Es ambicioso, trasteando con nuevos tipos de narrativa y buscando experimentar, cosa que me encanta. Si os ha llamado la atención dadle una oportunidad porque puede gustar a los fans de este tipo de juegos. [60]

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