El réquiem, ena misa para aquellos que no están, para sus almas y para Dios según la tradición cristiana de la que proviene, que originalmente comenzó como un recital al que más adelante se le sumaron los coros y que alcanzó la polifonía por el siglo XV. Por tanto, ¿qué mejor que un Réquiem para el jefe final a aquel enfrentamiento que marca el final de nuestra aventura?
Un estudio único en España
Esto debió pensar Edgar S. Fuentes cuando decidió dar título al ensayo editado por Héroes del Papel que hoy vengo a presentaros. Réquiem para el jefe final es el libro dedicado a música de videojuegos más completo jamás escrito en español, con un repaso extenso a las casi cinco décadas que tiene en su haber la industria discográfica del videojuego desde los inicios con el Konami Kukeiha Club hasta la escena más actual con el mundillo indie. Es fascinante ver cómo ha cambiado todo y me emociona observar donde estábamos y donde estamos, con tendencias yendo y viniendo y experimentos locos de esos que solo se ven una vez.
Pero lo más peculiar del libro es, precisamente, su enfoque. No hay que pensar meramente en la música cómo un ente dentro del juego, sino como un elemento con valor propio. La decisión de Édgar es la de hablar de la música con un énfasis discográfico para mostrar el tratamiento y evolución que ha tenido. Podemos ver como esta práctica dentro del desarrollo surgió casi a la par en los principales focos de la industria durante los ochenta pero el valor otorgado fue completamente distinto.
La evolución de la música en el videojuego
Como bien nos muestra Réquiem para el jefe final, en el país del Sol Naciente este tipo de composiciones gozaron de un tratamiento similar al de la música comercial casi desde su nacimiento. Sellos como Scytron, ¥EN Records o G.M.O. Records nacieron para dar a luz casetes y vinilos dedicados a esta nueva forma de componer. Un estilo de música incidental nacida de la necesidad de dotar a los juegos de un mayor atractivo y que en occidente, para comenzar a ver este tipo de tratamiento a los videojuegos aquí producidos, tuvimos que esperar una década entera más allá de algún que otro CD promocional con algunas pistas sueltas.
Y no solo hablamos de las diferencias con respecto al tratamiento de la música fuera del videojuego. También se nos muestra en el libro los diferentes chips usados durante los ocho y dieciséis bits, fue el caso específico de Gimmick! para Famicom y su chip de sonido único. El avance de las tecnologías, el uso de orquestas, los diferentes estilos musicales dentro de los juegos y aquellos compositores y obras que más destacan a lo largo de la historia, aunque sean a opinión de Édgar -pues otra cosa no, pero es trabajo del autor elegir aquellos que él considere importantes. No se puede ser objetivo en esta materia.
Selección para todo el mundo
Creo por eso mismo que una de las cosas más interesantes que presenta este Requiem para el jefe final es la selección escogida por parte del autor como “Esenciales”. Según Édgar, esta lista de discos la escogió tras mucho debate interno, revisando foros especializados y conversando con expertos. Por ejemplo, uno de los discos escogidos fue Persona: Be Your True Mind, una recopilación de la banda sonora del primer Persona. Yo, como fan, me pregunté en su momento y le hice saber a Édgar: “¿Por qué el primer Persona en lugar del cinco?”.
Ahí fue cuando comprendí la selección de álbumes. Persona 5 es una gran banda sonora pero con mucha diferencia entre los temas vocales, grandísimos todos, y el resto de temas que componen el juego. Por el contrario, todos los temas de Persona son más redondos en conjunto al ser menos temas y que merecen una atención especial por cuando y cómo salieron. Esta es la gracia junto con la elección de álbumes editados, no bandas sonoras. Por eso no tenemos, por ejemplo, Monkey Island dentro del libro (y porque da la casualidad de que su banda sonora fue editada por primera vez con la coleccionista de Limited Run Games).
En definitiva
El libro es una delicia para los aficionados. Es posible hallar en internet todas los “Esenciales” menos uno, el de SaGa de la filarmónica de Tokio, pero con esfuerzo se encuentran. Además, la recopilación para Spotify que hizo el autor es cojonuda y la podéis encontrar aquí mismo. Es denso, sin duda, pues al final son muchos nombres, muchos álbumes, empresas y fechas, pero si te gustan las bandas sonoras de videojuegos… es un imprescindible. Si queréis saber más del libro aparte de este texto, aquí abajo os dejo un video charlando con él que quedó muy entretenido. ¡Espero que os guste tanto como el libro si os lanzáis a él!