No me creo que Diablo IV no salga hasta junio

Después de haber jugado a la beta pública de Diablo IV, que me ha flipado, no me puedo creer que no vaya a poder volver a ella hasta junio. Es imposible. Tengo un mono que no puedo con él.

Gráficamente me ha dejado loco, sobre todo lo que respecta a multi planos visuales. Lo de ver a enemigos lejanos que están en otro plano es una brutalidad. Si eso lo combinamos con el estilo visual mucho más oscuro que Diablo III, los trabajadísimos efectos meteorológicos, las sombras dinámicas y los detalladísimos personajes, resulta un apartado visual que resulta una burrada.

Jugablemente, la fórmula de mazmorreo y looting sigue resultando el robavidas que uno podría esperar, pero en esta ocasión se ha aderezado, o al menos me lo parece a mi, con un argumento que intenta que no nos descarrilemos del modo historia demasiado. Aunque lo cierto es que conmigo ha fracasado estrepitosamente, porque me faltaba tiempo de meterme en cada mazmorra que veía.

Los combates más interesados del mundo

Y es que la promesa de un loot cada vez mejor es demasiado tentadora como para dejar escapar cualquier esquina por revisar. Es cierto que los materiales se encuentran de forma gradual, sin grandes sobresaltos, pero cualquier nueva arma o pieza de armadura se recibe con los brazos abiertos, con la esperanza de descubrir algo que nos haga flipar durante unos minutos. Y, cuando ese subidón pase, a buscar el siguiente.

No conseguí superar todas las pantallas, porque básicamente me entretenía con cada cueva y en cada secundaria. Aparte, solo pude echar un puñado de horas a la beta por las colas, que por momentos eran surrealistas. Por fortuna he podido alcanzar el nivel 20, que, según parece, desbloquea algunos items estéticos para el juego final. Al menos me llevo eso. Y un mono de tres pares de cojones que he intentado quitarme con Diablo II: Resurrected pero no es lo mismo ni de lejos.

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