Monster Menu, un plato combinado de géneros

Una mezcla interesante de elementos jugables, como el survival, el «crafteo» y el SRPG por turnos, componen el núcleo de Monster Menu: The Scavenger’s Cookbook, la nueva propuesta de Nippon Ichi que nos hará sudar tinta si no nos lo tomamos en serio.

Un título donde nos pondremos en la piel de unos aventureros que se han perdido en una expedición en las llamadas «Sealed Lands», lugar que tiene fama de ser un destino para principiantes…se supone, porque vemos que nada más empezar nuestros personajes acaban perdidos y en un estado tan lamentable que deciden comer carroña en descomposición con la esperanza de no «quedarse en el sitio». 

Como era de esperar la jugada no sale del todo bien, hasta tal punto de que quedan temporalmente inconscientes por intoxicación…a lo que ahora hay que añadir la urgencia de salir del laberinto donde se han metido: Un lugar lleno de enemigos donde tendremos que aprovechar todo lo que encontremos para poder alimentarnos de una manera segura y salir airosos del lugar. Porque sí, la mecánica jugable de dar de comer a nuestros personajes es uno de los puntos clave más evidentes de este título, aún a costa de dejar de lado otros elementos no menos importantes en un videojuego.

Un juego con más contrastes de lo esperado

Uno de esos puntos que dejan que algo desear es que la historia es testimonial. Y es que básicamente se nos dará información de la misma a base de «pildoritas» al acabar con el jefe de turno al que nos tenemos que enfrentar cada diez niveles. Una pena porque, por culpa de la falta de más contexto narrativo, la experiencia se vuelve muy monótona al no haber un objetivo real más allá de saber que tenemos que salir de la mazmorra donde nos encontramos. Vamos, que sea un juego de este género tradicionalmente con esta tara en muchos casos, no exime de tener algún tipo de historia más o menos interesante… nada que ver con otros dungeons crawler como Persona Q2 y otros tantos Shin Megami Tensei.

También siendo un título que no deja de ser bastante adictivo al final, no quita que se me ha hecho muy repetitivo ya que durante todo el juego vamos a estar haciendo un «loop» sin apenas variación en nuestra larga travesía, a lo que hay que añadir ciertos momentos de frustración. La estructura es básicamente explorar unos escenarios (bastante pequeños, por cierto) llenos de enemigos a los que previo contacto nos enfrentaremos mediante una suerte de sistema SRPG en combates que no nos harán perder mucho tiempo (salvo en los jefes) hasta llegar al portal que nos permitirá cambiar de piso o prepararnos en un campamento antes de continuar. 

La alimentación es uno de los puntos esenciales…

En ese momento es cuando aparece una de las mencionadas mecánicas principales de Monster Menu: The Scavenger’s Cookbook, la de cocinar platos a partir de los ingredientes que hayamos recolectado y que nos servirán no solo para recuperar salud (aunque preferible dormir en este caso) sino también para saciar nuestra sed y tener calorías en el cuerpo para que no nos dejen tirados los personajes a la mínima. Ojo con las recetas disponibles al principio, ya que el juego incluso nos da la opción de censurarlo debido a su mala pinta…

Cuando lleguemos al décimo piso del tramo donde estemos nos tocará enfrentarnos contra el citado jefe que nos las hará pasar canutas si no hemos leveleado lo suficiente. También hay que vigilar de no tener algún tipo de «debuff» en alguno de los personajes a causa de los efectos secundarios de los ingredientes que hemos recolectado durante nuestra exploración (algo que me ha pasado en alguna ocasión y decir que penaliza muchísimo). 

…aunque su implementación no está tan bien resuelta como cabría esperar

Aún con todo, en nuestro primer enfrentamiento contra el jefe de turno lo más seguro es que muramos, lo que deja la sensación de estar ante una especie de trámite que da la impresión que debemos pasar casi siempre, por lo que frustra bastante tener que repetir otros diez niveles. Por lo menos al perecer “solamente” perderemos la experiencia obtenida hasta ese momento (fácilmente recuperable al cabo de unos pocos combates) y los materiales, Además empezaremos por el primer nivel del mundo en el que estuviésemos, pero el equipamiento y las recetas por lo menos las conservaremos. 

Como decía, el juego a priori se basa en conseguir materiales para crear diferentes platos y así garantizar nuestra supervivencia. Aún así, para ser un juego centrado en temas de crafteo, la verdad es que esperaba que su gestión estuviese mejor resuelta. Menciono esto porque resulta complicado cocinar «a granel». Esto pasa porque, aunque tengamos mucha cantidad de ciertos ingredientes, estos se dividirán según en su estado. Y es que sí, también hay que tener en cuenta que nuestras materias primas se van pudriendo con el paso del tiempo, lo que hace que tengamos que pasar bastante más tiempo de lo necesario en un menú de una mecánica que al final tampoco es que resulte tan importante como se creía.

Devorando a los caídos

En parte pienso esto del «crafteo» de comida porque en los combates, si luchamos contra más de un enemigo, podremos devorar a algún caído de los suyos para recuperar salud y saciar nuestras necesidades de una manera igualmente efectiva y directa. Esto está bastante bien resuelto en el modo aventura en mi opinión, ya que nos hace pensar en qué momentos vale la pena ir combatiendo «uno a uno» para tener una ventaja clara en el combate o arriesgarnos a luchar contra un número mayor de enemigos.

Otra razón por la que pienso que la mecánica de cocinar no es tan importante en Monster Menu: The Scavenger’s Cookbook es porque uno de da cuenta de que la gestión de personajes, como pasaba con el citado Labyrinth of Galleria, es lo esencial para acabar con éxito la aventura. Con ir sobrado de niveles luchando contra todos los enemigos que veamos y con buenas armas, que acabaremos encontrando por el camino, no tendremos problemas en acabar con el jefe que nos toque en ese momento.

En definitiva

Si os van los juegos de este estilo, Monster Menu: The Scavenger’s Cookbook os gustará en su mayor parte, ya que no deja de ser un título adictivo y bien resuelto en líneas generales. Los elementos que juegan un poco en su contra en parte tienen que ver con pertenecer a un género que suele pecar de repetitivo tradicionalmente, a lo que hay que añadir la falta de argumento y una mecánica de «crafteo» que es más limitada de lo que a priori parecía que iba a ser el elemento principal del juego.

Por cierto, como pasa casi siempre en Nippon Ichi, el juego nos llega en inglés…aunque poco leeréis la verdad. Aún con estas taras, ya digo que es un título divertido y además largo (las 40/50 horas no os las quita nadie), donde no será raro que perdamos la noción del tiempo si le damos una oportunidad [70]

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