Lost Planet es un gran arcade de acción

Un planeta idílico. Millones de aliens de todos los tamaños a partir de la XXXL. Armas que sonrojarían a los orgullosos líderes de Irán y Corea del Norte. No, no hablo de Starship Troopers, sino de la conversión a PS3 de uno de los primeros títulos de acción para Xbox 360: Lost Planet.

Como viene siendo habitual en los últimos lanzamientos de PlayStation 3 -Devil May Cry 4, GT 5 Prologue…-, Lost Planet necesita instalarse en el disco duro. Y no es precisamente un proceso rápido, pues sus buenos 15 minutos bien que dura. Después de haber jugado disfrutado de DMC 4 en 360, con su inexistente instalación y tiempos de carga más que soportables, uno casi envidia la política de Microsoft de prohibir a las compañías que presuponga que el jugador no va a tener disco duro en su máquina.

Visualmente está francamente bien – COD 4 está en otra dimensión -, pero con matices. Se combinan momentos reseñables, como la cuidada sensación de pisar nieve real, el enorme tamaño – y gran diseño – de la mayoría de los enemigos y robots o el increiblemente implementado efecto de un misil pasándote a escasos centímetros de tu cabeza, que contrastan con la monotonía visual imperante o las ralentizaciones, menos puntuales de lo que nos gustarían. Las explosiones y las colisiones están geniales, resultado del uso del motor Havok. Lástima del petardeo… Y de la implementación de los enemigos humanos.

Lost Planet

El apartado sonoro es de gran nivel. Los fxs de la ventisca, o el sonido de pisadas en la nieve son muy buenos, así como el correspondiente a los proyectiles – especial atención a los misiles que zumbarán a través del sistema de sonido que tengáis conectado a vuestra consola – El 5.1 tiene su razón de ser en juegos como éste. En cuanto a la música, esta no parará de sonar, y evoca a las cintas de acción de la Pantalla Grande.

Lost Planet es un arcade. Pero un arcade con todas las de la ley, con infinidad de enemigos no precisamente demasiado inteligentes, un montón de armas, vehículos-robot a controlar, munición a mansalva y una curva de dificultad que os permitirá foguearos durante unas cuantas horas sin excesivos problemas, al menos en los niveles más bajos de dificultad. El único componente estratégico, por llamarlo de alguna forma, es el ir recargando la energía térmica de vuestro traje para no quedaros congelados debido a las bajísimas temperaturas del planeta.

El juego de Capcom se completa con un modo multijugador igual de vibrante que el single player. Por pedir, hubiera estado genial poder organizar (cacerías) partidas cooperativas contra hordas de bichos controlados por la CPU, pero bueno, eso ya casi entra dentro de la dimensión de los sueños húmedos de cada uno… O de otra franquicia de la compañía nipona, Monster Hunter.

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