Ridge Racer: Driftopía es mediocre

Cuántas coñas ha originado el simple nombre de Ridge Racer. Pero desde que fuera anunciado a grito pelado como uno de los juegos de lanzamiento de PSP hasta el día de hoy, la saga de velocidad creada por Namco ha visto como su popularidad ha ido decreciendo con el paso del tiempo y como su fanbase ha ido cayendo como un castillo de naipes.

Reconozcámolo, por más que queramos ver que Ridge Racer fue uno de esos primeros valientes que se atrevió a dar un paso adelante en la industria de los videojuegos (por llamar industria a este circo lleno de vendedores de humo y demás fulleros) poniendonos a los mandos de potentes bólidos para saciar nuestro ansia de velocidad, el caso es que últimamente la saga de Namco-Bandai ha ido de capa caída en esta generación de consolas que expira sus últimos estertores. Prueba de ello es el título que nos ocupa, Driftopia, que se aleja de lo jugado en anteriores ediciones y nos pone en una especie de juego social «a-la-Facebook» para poder atar a un genero más casual y mantener, en menor medida, a los hardcore que buscan el derrape perfecto a la hora de tomar una curva de 90º. Dicho esto, ¿qué carallos es Ridge Racer: Driftopia?

Como el mismo nombre índica, Driftopia nos invita a hacer derrapes con todo tipo de coches: desde simples utilitarios a super-deportivos por los que tendremos que sudar tinta china para desbloquear. Cuando nos conectemos (tras un corto tiempo de espera, dependiendo de vuestra conexión), nos encontraremos que gran parte del menú principal lo ocupan las micro-transacciones, que nos aseguran tener un gran número de «kits de reparación», así como un montón de boosts y power-ups para que podamos ser los cocos de la parrilla y que no es más que una cortina de humo para que Bugbear se ponga a chupar de nuestra cartera todo lo que quieran y un poco más.

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Tras iniciarnos en este mundo, empezamos a correr nuestras primeras vueltas en el primer circuito hasta que subamos de nivel y para familiarizarnos con lo que nos espera por delante. Poco a poco, y cuando quedemos 1º, 2º o 3º, podremos elegir entre 3 cartas (al más puro estilo Payday 2) que nos proporcionaran más mejoras y boosts, en un sistema similar al de Magic The Gathering, que sumarán diferentes mejoras en carrera (salir primeros, tener menos peso en el vehículo, nitro más duradero, etc.) También disponemos de un sistema de niveles para poder mejorar nuestros vehículos progresivamente, desbloquear todos los circuitos y poder sacar un sustancioso número de cartas para, así, seguir escalando en los rankings globales y convertirnos en los mejores del mundo mundial.

Pero la gracia de este juego está en el asfalto, donde deberemos partirnos la cara con hasta 7 rivales de todas partes del mundo, uno de los aspectos de los que el juego se jacta de repetirnos en cada una de sus pantallas de carga, así como de evitar que el coche que conducimos con tanto cariño y que hemos mejorado con cada nivel se convierta en un cubo de chatarra. (cosa que os ocurrirá si no os centráis en la carrera), chatarra que habrá que reparar con los ya citados kits de reparación.

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A la hora de jugar, tendremos los controles básicos de un juego de carreras (mejor con mando, por favor, puesto que los controles de teclado necesitan un re-bind OBLIGATORIO antes de jugar), con los gatillos como acelerador y freno (de dcha a izda), un botón para frenar, otro para el óxido nitroso y otros dos que sirven para cambiar de cámara y para la vista atrás, por si queremos asegurarnos de que hemos dejado atrás a nuestros rivales. Desde aquí, os recomiendo pasaros por la sección «Como Jugar» en «Opciones» para saber que hace cada botón antes de lanzaros a la carretera si no queréis convertiros en el próximo anuncio de la DGT o en pasto para los más cafres del título.

Los controles responden de manera precisa, pero los primeros vehículos que tendreís se podrían catalogar como carros de la compra con 40 kilos de ladrillos encima, así que acostumbraros a los frenazos preventivos y a los derrapes cortos si queréis sobrevivir a vuestros primeros lances. Dependiendo de vuestro vehículo seleccionado, veréis que tenemos coches dedicados a los derrapes y otros tantos dedicados a conseguir velocidad, lo que hará que nos centremos en mantener un equilibrio entre que vehículo debemos elegir a la hora de enfrentarnos a una carrera. Como no podía ser de otra manera, también tendremos atajos camuflados en edificios y que podremos atravesar (arruinando a los pequeños y medianos empresarios de la ciudad, de paso) para conseguir una pequeña ventaja contra nuestros rivales y rellenar la barra de Nitro a nuestro gusto.

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El apartado sonoro podría merecer mención aparte, pero por lo mediocre de su banda sonora, con rock-and-roll genérico y sus canciones machaconas, mejor que nos lo quitemos de encima con un podía haber hecho más. En la parcela gráfica, RR: Driftopia no destaca en nada: tiene unos efectos justicos, gráficos muy normales y un modelado correcto. Los coches son representaciones de vehículos reales, solo que con nombres inventados para poder evitar cualquier parecido con la realidad y convertirlo en mera coincidencia (aunque no me imagino un Ford General Lee para el año que viene). En carrera, veremos un HUD muy limpio que no obstruye la vista al jugador pero que se llena de números, avisos y notificaciones cada X tiempo (como cuando hacemos un Takedown a un rival o conseguimos ciertos hitos en mitad de una carrera) que distraen por un destello de la carrera. La ciudad esta bien modelada, sin nada que destaque pero con una pequeña sensación de haber visto todos estos escenarios en otro juego situado en Ciudad Paraiso los escenarios también tienen partes destruibles (algo así como el 80% de los circuitos, quitando muros invisibles), como ya he avanzado, y que permiten a los chicos de Bugbear demostrar como los cachos de hormigón armado que han creado con tanto cariño obtienen la densidad del porexpan o como los vehículos/NPC´s que pueblan los escenarios tienen la I.A. de una mosca pegándose contra una ventana intentando salir. En resumen, RR: Driftopia dispone de unos gráficos normalitos y que bien podrían haber salido en PS2 o hace unos añitos en esta generación y que podrían haber pasado desapercibidos para todos.

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¿Mi veredicto? Para ser uno de los pocos F2P en Steam dedicado exclusivamente al mundo de las carreras, admiro el hecho de que Ridge Racer: Driftopia intente comerse un mercado al que Need for Speed le dé por echar un vistazo tras la salida de Rivals en la siguiente generación, pero no por ello Driftopia es un juego a seguir: gráficos normalicos, una banda sonora machacona, carreras en las que solo aquel con el mejor automóvil o el power-up más puntero gane o escenarios vacíos de vida son algunas de las limitaciones que se pueden achacar a un título que es como el alumno mediocre de la clase. R.R: Dritftopia sabe hacer lo justito para salvarse de la quema pero no ofrece nada nuevo y que pasa sin gloria ni pena por el mundillo de los videojuegos. [55]

  1. Hace mucho que esta saga es mediocre. De hecho creo que nunca debería de haber salido de las recreativas, su concepto y jugabilidad nada tiene que ver en consolas.

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