¿Hacia dónde va todo ésto?

Un E3 puede suponer un punto de inflexión en el sector, o por lo menos una revolución técnica. Este año se ha cumplido la máxima con la presentación de la Wii, la próxima generación de juegos para Xbox 360 y los primeros pasos de PS3. Una nueva generación está aquí mismo, pero ¿realmente se está avanzando?

Durante los tiempos de Super Nintendo y Megadrive, el no va más para un jugador era el poder tener en casa los mismos gráficos que en los salones recreativos. La deseada NeoGeo era la única máquina capaz de reproducir en los hogares esa experiencia, pero su precio la convertía en algo muy exclusivo. Ahora, las tornas han cambiado. En la mayoría de casos los arcades van a la zaga de las máquinas de entretenimiento doméstico, lideradas cada intervalo de tiempo por la consola más potente del mercado, que con sus prestaciones y capacidades incluso consigue hacer hincar la rodilla al rendimiento de algunos de los PCs domésticos más potentes… por lo menos durante unos pocos meses.

En esta época de potencia bruta, de especificaciones técnicas hasta hace poco de otro mundo, de enésimas partes de series que nacieron hace ya varias generaciones de consolas, preguntarse hacia donde se dirige este mundillo es algo natural, sobre todo para los que somos más veteranos. Mis motivaciones como jugadorhan cambiado con la edad y la verdad es que ya no me divierto con los mismos juegos que al principio, las llamadas «nuevas fórmulas» y «revoluciones jugables» no me sorprenden tanto como antes, y la llegada del hit del momento me provoca más escepticismo que otra cosa. Hace tiempo que no me llena enterarme que la próxima secuela de tal título contará con millones de polígonos extra, o que en tal otro juego las nubes son más reales que en ningún otro. ¿Me he vuelto un abuelo? ¿He madurado? ¿Ésto los videojuegos ya no es para mí? ¿Qué es lo que necesito para volverme a emocionar con ésto de los videojuegos?

La Wii-Revolution podría ser considerada como la respuesta de Nintendo al Eye Toy, el periférico que ha roto barreras acercando a una consola a más jugadores no habituales. El mando giroscópico de la compañía de Mario intentará hacer lo propio – con ese propósito ha nacido – pero en vez de tener una webcam delante obligará al jugador a mover arriba y abajo un mando. La idea es la misma, pero cambian las formas.

Pero ¿es éste realmente el camino? Uno podría pensar que sí, aunque el final no se vislumbra todavía. Tan sólo es posible especular sobre él. Desde el inicio de los videojuegos la Realidad Virtual ha sido considerada como la experiencia última, el Nirvana a alcanzar. Las máquinas arcade con sus muebles millonarios, los motores de vibración de los mandos, el sonido envolvente, el Eye Toy y ahora el revomando ofrecen al jugador una expericiencia un poco más inmersiva, pero muy alejada todavía del hipotético futuro que se vislumbra en cintas como «El Cortador de césped«.

Que el jugador sea capaz de sentirse completamente dentro de un juego, el viento en la cara, los ropajes del personaje que encarna, los sentimientos que el resto de habitandes de ese mundo virtual despiertan en él, etc. Todo eso es el futuro al que el sector – o por lo menos una parte de él – debería encaminar sus pasos, aunque sean pasos cortos, si lo que realmente se quiere es avanzar en la experiencia de los jugadores. Sony, en una de sus campañas destinada a promocionar su marca PlayStation, hace tiempo lanzó un anuncio en el que se mostraban las posibilidades de una hipotética Playstation 9 capaz de alterar las percepciones del jugador creando un enlace directo entre su cerebro y el de la consola, y se presentaba PS2, la consola que se quería promocionar, como el primer paso para llegar a esa meta.
Más allá de las buenas intenciones vendidas por una campaña de márketing,y hasta que cada departamento de publicidad y relaciones públicas no tome el control de las compañías, tenemos que ser los jugadores los que presionemos a las grandes empresas para que éstas se esfuercen en caminar en esa dirección . Porque para los pesos pesados del sector seguro que es mucho más cómodo el seguir haciendo las cosas sin complicarse las vida para maximizar los beneficios. Porque ellas, creedme, lo tienen claro: si lo nuestro es divertirnos, lo suyo es ganar dinero. El secreto está en encontrar el equilibrio entre ambos intereses.

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