A todos en mayor o menor medida se nos llena la boca con que la next gen es un compendio de refritos que las compañías nos cuelan como quieren. Sea verdad o no, lo cierto es que el sector nintendero lleva meses revolucionado ante la llegada de una remasterización que ya tenemos en las manos: The Legend of Zelda: Majora’s Mask 3D.
Parece que Nintendo le ha pillado el gusto a las ediciones coleccionistas, y lo hace de verdad, con goodies físicos y no DLCs absurdos de trajecitos o accesos anticipados. En esta ocasión, por unos 10€ más respecto al precio de Zelda Majora’s Mask «pelao», hemos podido echarle el guante a un pin, un póster de doble cara, una steelbook y la caja que lo contiene todo.
Todo viene empaquetado en una caja donde no podía faltar el odiado logo verde fluorescente del USK, el sistema de clasificación por edades alemán. Las ediciones coleccionista de Nintendo son, salvo rara excepción, multi5, lo cual conlleva tener que tragarse estos pegatinones que le aguan a uno las carátulas más bonitas, pero que, por otro lado, nos permite importar nuestro juego desde otros países de Europa. Servidora hubiese preferido una ilustración más bonita, como la del artwork oficial de todos los personajes, pero no nos vamos a poner exquisitos con una caja de cartón, ¿no?
El contenido viene bien ordenado, encajado en una estructura de cartulina negra, cosa que se agradece, ya que en otras ediciones, los goodies van dando tumbos dentro. El póster de doble cara va protegido con una bolsita. Las dimensiones están muy bien, y el acabado, sorprendentemente, es mate, en un papel de buen gramaje. No hay ningún tipo de desgaste en las arrugas que lleva por venir doblado, así que es carne de marco de Ikea para adornar la habitación. Las ilustraciones, Skullkid en el bosque por una cara y Link Fiera Deidad por la otra. Precioso.
El steelbook me ha dejado bastante fría, la verdad. Esta vez, al contrario que en Pokémon RO/ZA, trae relieves, pero se echa en falta haber trabajado sobre los detalles de la máscara que va en la portada, en vez de «abombarla» entera. Por detrás, Skullkid pasa totalmente desapercibido en un dibujo que solo es un lineart que apenas destaca sobre fondo oscuro. Por dentro, podemos intuir a duras penas el campo de Termina. Con los maravillosos diseños que tiene Zelda Majora’s Mask, una caja metálica merecía mucho más.
Contra todo pronóstico, el pin es lo que más me ha gustado de la edición. El tamaño es mayor de lo que esperaba, y el acabado es genial, recreando con todo lujo de detalles la máscara de Majora. No tiene el aspecto estañado brillante de baratija, sino que es mate. La caja serigrafiada con el logo en plateado de Zelda Majora’s Mask es muy bonita. Se nota que han cuidado los detalles.
El juego, para no hacerle feos a la caja, viene también con el logo verde, que le sienta a la preciosa ilustración de portada como a un Cristo dos pistolas. No obstante, por el precio que tiene, el contenido de la edición está estupendamente, y con el ansia que había por un remake de Zelda Majora’s Mask, seguro que muy pocos nos ponemos a fijarnos en estas tonterías.
Estaba feo decirlo en la entrada, así que aprovecho los comentarios: lo que más me ha sorprendido de la edición es el pestazo a culo que echa el póster C:
Pues… Vaya truño el póster, ¿no?
Buenas, si es literal aquello del olor a trasero del póster, dígote que hay ciertos sectores comerciales en los que la sobre-envoltura plastificada con aroma rectal es sinónimo de calidad o, cuanto menos, frescura…..
Excelente unboxing, buen producto por +10€ sobre el original. Bien por Nintendo.
Saludos.
¿Ahora cómo me dices a mí que me vaya a dormir tranquilo? Mañana me voy con la máscara al Media Markt a primera hora, reserva en mano. xDDD
Grandísimo unboxing Nao, mil gracias!!! Y a disfrutar! 😀