Para los fans del cine fantástico y de terror que tenemos la suerte de vivir cerca, el Festival Internacional de Cine Fantástico de Catalunya SITGES 2012 es una cita obligada. Tras 45 ediciones, Sitges está firmemente establecido como el festival tipo B más importante de su sector, siendo visitado en más de una ocasión por las celebrities y estrenos más granados del cine de culto, el gore y el fantástico. Obviamente, el otaku que os escribe no podía faltar a su cita anual.
Si bien uno ya no puede pedirse una semana de vacaciones como antaño para cubrir el festival entero -con 256 películas a proyección en tres salas bien diferenciadas, huelga decir que es tarea del todo imposible para un solo mortal-, al menos me queda el consuelo de haber podido ver tres films que, en mi opinión, son para romperlo. Y es que no todos tenemos el atractivo metrosexual de Kristian para pedir pase de prensa. Como podréis leer en mis desventuras, algunos no llegamos ni a placton siquiera, y vamos al Festival como soldados rasos, cubriendo gastos de nuestro bolsillo, ntchs!
El Festival arrancaba el pasado jueves 4 de Octubre y yo escogí dos pelis distintas para la ocasión. La primera que vi fue For love’s sake (Ai to Makoto. Takashi Miike, 2012), adaptación del homónimo manga 愛と誠 Ai to Matoko de Ikki Kajiwara (guión) y Takumi Nagayasu (dibujo), editado por Kodansha en la revista Weekly Shōnen Magazine entre 1973 y 1976. Vale la pena poner el manga original en su contexto, la época de los 70s, pues es ahí donde ambienta el film el excéntrico director nipón Takashi Miike –enfant terrible y a la vez prolífico donde los haya, responsable del cine trash más bestia (Ichi the Killer, Audition) como de exitosas adaptaciones de mangas (Crows Zero, Ace Attorney) o del cine más freak y familiar (The great Yokai war, Yatterman). A medio camino entre el brawler de bandas callejeras y el musical tipo Grease, For love’s sake (Ai to Matoko) está englobada dentro del poco habitual género de Romanshōnen -manga para chicos jovenes romántico-, y nos cuenta la historia del gamberro y broncas Matoko Taiga (Satoshi Tsumabuki) y de la dulce Ai Saotome (Emi Takei, a la que volveremos a ver en otro film del Festival más adelante), quien se enamora de éste y procura, por todos los medios, que no se meta en peleas.
El trailer a continuación debería ser suficiente enganche para los freaks de lo japonés. El metraje de 134 minutos se antoja algo excesivo para lo ligera que es la historia a contar, pero la solvencia de Miike en este tipo de adaptaciones juveniles hace que se disfrute de los compases musicales y de las fostias como panes con una sonrisa durante la mayor parte del mismo. ¿Lo mejor? Esos números musicales 70s, con música compuesta por Takeshi Kobayashi. Los viejunos del lugar sonreirán al oir melodías que ya habrían firmado sin problemas bandas como ABBA, Bee Gees o The Who en esa década. En definitiva, pura delicia fiel a las esencias de la sección Orient Express del Festival, la más nerd de todas… ¿Para cuando el videojuego, Suda 51? Puntuación 8/10.
La siguiente peli en ver fue la coreana The Taste of Money (돈의 맛. Im Sang-soo, 2012), un film de suspense y crítica política con una elevada carga de erotismo. Un film que levantó controversia en su país de origen por el poco halagador retrato que hace de las clases ricas de Corea del Sur, explorando temas de lujuria, sexo y dinero en un entramado de corrupción.
Como es habitual en estas producciones, el cine coreano depara unos encuadres y un montaje exquisito, y sus actores y actrices tienen un magnético atractivo que, parafraseando a Dustin Hoffman al hablar de Brad Pitt, «hace que todos los demás parezcamos cebollas a su lado». Si bien su paso por el festival de Cannes no le deparó demasiadas buenas críticas, seria injusto dejar escapar este hiriente retrato de la alta sociedad coreana actual. Para aquellos que necesiten saber a que tipo de vida lujosa hace referencia el exitoso tema de PSY «Gangnam Style». Puntuación 7/10.
Si bien el Festival empezó fuerte para mi, ya no pude volver hasta el miércoles 10, donde los fans del manga y el anime de Kenshin, el guerrero samurai teníamos una CITA INELUDIBLE. Y es que, con la excepción de la entretenida Ace Attorney, estamos hablando de la adaptación a live-action más esperada de este año.
Inscrita en la sección Oficial Fantàstic Competició, Rurouni Kenshin (るろうに剣心. Otomo Keishi, 2012) está basada en el manga homónimo de Nobuhiro Watsuki, editado en la Shōnen Jump de Shūeisha durante 1994 y 1999 y en su dia en España por Glénat en 28 tankoubons (tomos) en 1999. En él se cuenta la historia del patriota conocido como Hitokiri Battōsai (Battosai el Asesino), un samurai y experto espadachín de la escuela Hiten Mitsurugi que lucha contra el poder del Shōgun al final de la época Edo. Tras la llegada de la Revolución y el inicio de la época Meiji, Battōsai, atormentado por las vidas que ha arrebatado para traer este tiempo de paz a Japón, abraza el anonimato y, con el nombre de Kenshin* Himura, se dedica a ayudar a los débiles mientras deambula por el país, armado sólo con una katana de filo invertido – símbolo de su promesa de no volver a matar jamás.
* Ken (espada) y Shin (corazón), leif motiv del film: cómo empezar una nueva vida para expiar la culpa de la anterior.
A su llegada a Tokio conocerá a la joven Kaoru Kamiya, huérfana heredera del dojo de la escuela Kamiya Kasshin, «la espada de la vida», que aboga por una práctica del kendo no letal en estos tiempos en los que los samurais son parias sociales, puesto que la ley prohibe llevar espadas. Kenshin y Kaoru entrelazarán sus caminos sin quererlo, si bien alguien con un pasado tan turbio y las manos tan manchadas de crímenes no lo tendrá facil para redimirse de su vida anterior.
Si no fuisteis lo bastante afortunados como para tener el Canal+ a finales de los 90s y principios del los 00s, mis condolencias. Kenshin el guerrero samurai es, junto a Dragon Ball y Evangelion, uno de los manga y anime de la oleada de los 90s más conocidos y queridos no solo en España, sino en toda America, donde corre bajo el nombre de Samurai X -debido a su cicatriz característica.
Hypeado a más no poder por el trailer que podréis ver más abajo, y siendo un fan de la historia durante los últimos 13 años, me dirigí al Auditori del Hotel Melià Sitges con mi colega y productor musical Yoshisuke Suga, a quien, ironías del destino, no paraban de confundir con alguno de los miembros del staff de la película xDDD Obviamente, aprovechamos el malentendido para cambiar nuestras butacas y sentarnos en la zona VIP, sonriendo como granujas y fingiendo ser movie stars al ver que todo el mundo nos miraba en plan «mira, es él, el actor que hace de Kenshin», «no, mujer, ese es el productor», «no, no, yo creo que es Gackt, el cantante» – os juro que esta última es verídica. Nos lo vinieron a preguntar y todo.
Ya metidos en el film, decir que no hace falta conocer el referente para disfrutar de esta historia de redención y lucha por los ideales. Personajes carismáticos son delineados con el mínimo de trazos necesarios para que empatizemos con ellos, y es de destacar el gran papel que hacen Takeru Sato como Kenshin y Emi Takei (a la que ya habíamos visto en el papel principal de For Love’s Sake unos días antes) como Kaoru Kamiya.
Los fans del manga comprobarán que, al contrario de lo que suele ocurrir en las cutre-adaptaciones hollywoodienses de sagas japonesas (en serio, ¿a quién no le sangran todavía los ojos tras haber visto Dragonball Evolution o la saga de pelis Resident Evil?), aquí se ha respetado la historia y el look de los personajes con una fidelidad que asombra. Demos gracias a que los derechos de esta obra nunca hubieran sido vendidos a los americanos con anterioridad. No obstante, Warner Bros está implicada en la producción y distribución del film a nivel mundial, pero eso obedece a la lógica de que «Kenshin» lo tiene todo para ser una franquicia golosa que, como hizo el anime en su dia, salte todas las fronteras. En definitiva, cine mainstream con un toque de épica y humor que no hay que dejar escapar. Puntuación 10/10.
Con este buen sabor de boca me despido del Festival hasta el año que viene. Es cierto que he dejado de ver pelis como Frankenweenie de Tim Burton o Looper, el thriller de viajes en el tiempo protagonizado por Bruce Willis, Joseph Gordon-Levitt y dirigido por Rian Johnson*, un director superinteresante que ya presentó Brick, su opera prima en Sitges en 2006, y con quien tuve el placer de hablar largo y tendido por aquel entonces. Pero no hay de qué preocuparse, pues ambas pelis, junto con la comentada Rurouni Kenshin, van a ser estrenadas en nuestro país en breve – Frankenweenie ya está en las salas desde el pasado viernes 12, sin ir mas lejos.
¡Id al cine más cercano a recuperar estos films! ¡No os arrepentiréis!
* Y seguidle la pista a Rian Johnson y LOOPER. Dentro de 5 años le llamarán el nuevo Christopher Nolan. Ya en 2008 dije que Michael Fassbender lo iba a petar a lo bestia y nadie me hizo caso entonces… So, who’s laughing now, bitches?