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Análisis de Bioshock 2 para Xbox 360

Wallpaper de Bioshock 2

Wallpaper de Bioshock 2

Rapture es un lugar maravilloso. A pasar de estar infestado de psicópatas, lunáticos y asesinos en serie, la ciudad submarina tiene un encanto único, casi inigualable en cuanto a arquitectura virtual. Cada una de sus estancias esconde un secreto, cada uno de sus habitantes, un pecado. La atmósfera de Rapture te atrapa y te hace soñar mucho más allá de la historia principal del juego. El primer Bioshock presentó al mundo ese lugar mágico que recorrimos controlando a un personaje que no sabía muy bien qué hacía en ese mundo fantástico, un mundo que parecía sacado de una brainstorming entre Julio Verne y Tim Burton. En Bioshock 2 Rapture no te pilla desprevenido, pero el recorrer los pasillos repletos de splicers, tras dos años de sequía, nunca está de más. Lástima que esta segunda parte no sea capaz de sorprender en nada. O en casi nada.

Nota: Este análisis cubre el modo Historia de Bioshock 2, sin entrar a valorar su modo multijugador.

Nuevos plásmidos, nuevos enemigos, una mejor IA… Pero la misma mecánica: Recorre los niveles, liquida a los malos, recoge los magnetófonos para enterarte de la Historia y déjate llevar por un argumento tan lineal como el primero, a pesar de algún punto al estilo Fable en el que una acción concreta puede cambiar algo en el curso de los acontecimientos.

No diga Big Daddy, diga Pac-Man

Gráficamente está muy bien -no tremendo, pero sí muy bien – y la ambientación sigue siendo genial, a pesar de que se ha eliminado el factor de la novedad. A ello contribuye enormememente la genial localización (lástima que los pósters y rótulos se hayan traducido con subtítulos y no con el propio gráfico modificado) y la enorme interacción de los habitantes de Rapture entre ellos: Charlas, peleas, riñas, búsquedas, bailes… Hasta que te descubren, estos personajes están «viviendo» y montándose su propia película. Uno de los mayores alicientes de Bioshock 2 es quedarse agazapado en una esquina y asistir como mudo espectador a una escena de las «vidas cotidianas» de estos seres.

En cuanto a la historia, a mi personalmente me ha parecido un pegote. Que sí, que la irrupción de las Big Sister, de primer Big Daddy, de corrupción en Rapture, de política, de entresijos religiosos, todas esas cosas enriquecen enormemente el universo de Bioshock, sin duda, pero no supone un avance con respecto al hilo argumental del primero, es más, tras los continuos giros del argumento de Bioshock la intriga en este Bioshock 2 es casi inexistente. En cuanto a la duración, aproximadamente como el primero, unas 8 horas, aunque todo depende del tiempo que dediques a investigar los niveles en la búsqueda de Little Sisters o mejoras para las armas/nuevos plásmidos.

Bioshock 2 es, como su antecesor, una aventura de lujo. Pasear de nuevo por Rapture es un placer, porque los 2 años que han pasado desde que salió la anterior entrega son suficientes como para que echemos de menos esa estética, esos plásmidos, esos splicers. La decepción inicial que supuso el enterarnos que Bioshock 2 no sería una precuela se mitiga al comprobar que la jugada sigue siendo válida, al menos en parte, a pesar del desgaste causado por la repetición de casi todos los elementos – por no decir todos – y las escasas novedades presentes. Sí, hay un modo multijugador, pero eso ya es otra historia. En definitiva, un gran juego, pero que deja un regusto amargo porque el potencial de esta franquicia daba para mucho más. Bioshock 3 debe ser una precuela. DEBE. Believe.

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