Podría comenzar el análisis de Mass Effect 2 contado su comienzo, pero para ello tal vez tendría que narraros el final de la primera parte de la trilogía que Bioware está desarrollando. Pero, ¿qué final os contaría? Porque había varias formas de concluir la historia.
No os preocupéis, no pienso desvelaros ni una mísera línea del argumento, pero si os diré que ME2 es el primer título que lleva la etiqueta “continuación” hasta el extremo de que para cambiar la experiencia de juego, o parte la historia, habría que volver a jugar a la primera parte. De esta forma, el concepto de rejugabilidad adquiere, sin duda, una nueva dimensión.
Los que comencéis de cero en esta aventura sideral no os asustéis. No es necesario haber leído una línea de guión de la primera parte para que la narrativa te atrape y te sumerja en esta ópera espacial que va camino de convertirse en uno de los títulos más representativos de la presente generación. Sin embargo, como consejo particular y teniendo en cuenta que el ritmo de los acontecimientos en la segunda entrega no permite capturar todos los detalles del universo Mass Effect, os recomendaría disfrutar antes de la primera parte. La podéis encontrar por 20 € que van a estar más que bien aprovechados.
Cambios, cambios. Muchas cosas han cambiado en la segunda parte de las aventuras de Sheppard y estoy convencido de que muchos de ellos no habrán entusiasmado a los seguidores del rol más clásico, a esos mismos que hace dos días estaban disfrutando de la otra obra de Bioware, Dragon Age. ¿Dos juegazos de la misma compañía en un margen de tiempo tan escaso? ¿Qué ha pasado? El caso es que mientras Mass Effect era un juego de rol que quería parecerse a un juego de acción en tercera persona con cobertura, Mass Effect 2 ES un juego de acción en tercera persona y con cobertura que posee muchos elementos de rol y una historia evolutiva en la que podemos ejercer de demiurgos mediante diálogos.
Hay otros muchos detalles que señalan el cambio de posicionamiento de Bioware, que ha respondido con tales cambios al feedback del público que disfrutó la primera entrega. Decimos así adiós al sistema de categorías de la primera parte que nos permitía ser unos hachas con las pistolas y unos zotes con escopeta, a pesar de que la retícula en ambos casos estaba puesta en la cabeza de un rival. Decimos también adiós al Mako, posiblemente el elemento más rolero que nos permitía explorar con libertad los planetas… muchas veces para no encontrar nada que mereciera la pena. El nuevo sistema de escaneo es más rápido, pero tiene un encanto cercano al cero absoluto para los habituales del rol. Te guste más uno u otro método, el resultado es un juego más directo.
Otro detalle es relativo al sistema de cobertura, potenciado al máximo (y tal vez sobre explotado en la confección de los escenarios) y sin tantos fallos como en la anterior parte; sumadle la aparición de un armamento mayor y más poderoso, la posibilidad de ejecutar disparos a ciertas partes de la fisionomía de los enemigos, el sistema de recuperación de vida automático que usan ya prácticamente todos los juegos de acción del mercado y sobre todo, la simplificación de menús e inventarios. Menos posibilidades de personalización y exploración, sí, pero el juego resulta mucho más dinámico, directo y, para la mayor parte de los jugadores, más divertido.
Si tenemos en cuenta los cambios que lo orientan hacia la acción y los que lo alejan del rol y le añadimos los elementos que se mantienen sin cambios significativos, léase la dualidad en el carácter del protagonista que puede variar entre Flanders y John Cobra, pero abarcando todo el rango de colores de la escala del bien y del mal, la perfecta recreación de las historias, subhistorias, melodramas y aventuras del espectacular catálogo de secundarios, tenemos un juego que está rozando la perfección como conjunto. Hay juegos de rol mejores, juegos de acción que lo superan, es obvio. Pero en ningún otro título la experiencia resulta tan completa y, una vez inmerso en su espacio vital, resulta difícil no sentir que Mass Effect 2 es lo más cercano que hemos tenido a Star Wars en los videojuegos (incluso por encima de nuestro amado KOTOR).
A nivel técnico, gráficos y audio, están a la altura de la superproducción que es. Se ha depurado el motor gráfico que en la primera entrega parecía pesar más de lo que la 360 podía mover. Ahora la experiencia es mucho más fluida, las animaciones más dinámicas, la velocidad del juego mayor. Y ni que decir que el diseño artístico de los planetas, razas alienígenas y tecnologías hiperespeciales están a la altura de Bioware que con la trilogía ME y el primer KOTOR parece que se desenvuelve en el espacio como el mismísimo Spock.
Por último, el doblaje en inglés es perfecto y aunque nos debemos lamentar de que casi siempre los grandes juegos, los que tienen más líneas de diálogo, nos llegan en versión original (por lo que debemos valorar mucho más lo que hizo Atari con Fallout 3), es que no se le puede echar nada a un título en el que las voces han sido interpretadas por gente como Martin Sheen, Adam Baldwin, Mark Meer o Jennifer Hale.
Y por esta vez no hay conclusión: compradlo. Por su categoría está entre el top ten de los juegos más interesantes del catálogo de Xbox 360. Antes podías tener la excusa de que no te va mucho el rol, de que moverse por los inventarios era muy complicado, que algunas misiones y mecánicas del juego eran tediosas. Ahora ya, ni eso.