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Análisis de Risen, el discreto paso por el taller de un gran RPG

Más de trece años después de su lanzamiento original, Risen vuelve casi por sorpresa con la intención de conquistar a cualquier amante del género RPG. Una oportunidad para que muchos jugadores descubran uno de los mejores juegos de Piranha Bytes.

Repasamos las claves de este port, que, como sus responsables afirman, no es un remaster o un remake.

Un RPG de calidad

Antes de abordar las claves del port en sí, no está de más echar un vistazo al pasado y recordar lo que ofrece Risen, ya que es probable que mucha gente lo descubra en esta ocasión. Y si hay un modo de resumirlo en pocas palabras, no es otro sino dejar claro que es un juego de Piranha Bytes en estado puro, para lo bueno y para lo malo. Es decir, si dejamos a un lado una factura técnica discreta y asperezas en el control y la navegación por el inventario, así como algunos aspectos de calidad de vida del usuario, tenemos un juego imprescindible para cualquier amante del RPG occidental.

Exploración, conversaciones con un potente componente de acción y consecuencia, desarrollo del personaje, comercio, misiones bien diseñadas e incluso cuando nos centramos en un encargo secundario, personajes con mucho peso en una historia que nos mantiene en vilo hasta el final… Risen es un gran juego, ampliamente superior a las secuelas que llegaron años después de su lanzamiento. Al fin y al cabo, nadie debería olvidar que estamos hablando del estudio creador de un mito del género como es Gothic.

Un discreto paso por el taller

El port de Risen se centra principalmente en dos cosas: el aumento de resolución y una mayor fluidez que en el título original, especialmente en su versión para consolas, cuyo apartado gráfico y técnico eran bastante pobres. Y sí, es cierto que ahora presenta mejores condiciones y que incluso sin ser ninguna revolución, se agradece porque da lugar a una experiencia más satisfactoria. Más allá de alguna rascada puntual, podemos decir que rinde correctamente. Muy a nuestro pesar, no podemos decir mucho más, o no al menos en lo referente a elementos positivos.

El problema es que prácticamente todo lo demás se ha mantenido intacto: subtítulos muy pequeños que no se pueden ajustar, un control que incluso en 2009 ya llegó un tanto obsoleto… Y lo peor no es ya la existencia de algunos problemas, sino pensar en lo que podría haber sido en el caso de rediseñar los inventarios, pulir el desplazamiento del personaje, algunas animaciones… Siempre fue un juego que muchos usuarios definían como «duro», y en esta ocasión sigue siendo exactamente lo mismo. Personalmente, no creo que haya debate: lo más positivo de esta versión es que llegue a todas las plataformas.

Risen es un gran juego, pero…

Vamos a ser muy claros, ya que hay dos cosas que resultan innegables cuando hablamos de la nueva versión de Risen. Una es que el título de Piranha Bytes era, es y será siempre un fantástico RPG de la vieja escuela. Uno de esos juegos que todo amante del género debería probar al menos una vez en la vida. La otra es que estamos ante un port realmente pobre, ya que más allá de un aumento de resolución y fluidez —sin demasiados alardes—, no presenta prácticamente ningún cambio. Esto no sería demasiado grave de no ser porque, lamentablemente, es un videojuego que no ha envejecido precisamente bien y las asperezas de 2009 se sienten peores en pleno 2023.

Se me viene a la cabeza un debate muy recurrente durante los últimos años, ese en el que los jugadores cuestionan si un determinado título necesita un remake, remasterización o nuevas versiones. Soy de los que piensan que no existe una respuesta para ello, sino que cada uno lo decide a la hora de comprarlo o tacharlo de su lista. Sin embargo, lo que sí creo es que precisamente Risen es uno de los mejores ejemplos que se me ocurren al pensar en una obra a la que le sentaría de maravilla un paso por el taller mucho más inspirado. ¿Es la mejor opción para jugarlo a día de hoy? Sí, pero solo porque es el mal menor; se sitúa muy lejos no solo de lo que podría haber sido, sino de lo que una obra así merecía. [60]

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