Solas and the White Winter es un juego que se presenta como una aventura atmosférica ambientada en la Irlanda céltica. Desarrollado por Savepoint Studios, un pequeño estudio indie dublinés, apuesta por una visión minimalista y simplista del invierno irlandés.
Dicho minimalismo se da la mano con diversos puzles para irnos descubriendo poco a poco la historia oculta tras la familia de Solas, nuestra protagonista. Lo que caracteriza a Solas and the White Winter es el “quiero pero no puedo”. El juego se plantea como un juego de puzles, pero estos están poco inspirados y, más que obligar al jugador a pensar y buscar la solución, le obligan a poner a prueba el método de ensayo y error.
Esto está bien si se usa muy de vez en cuando para aprender algún tipo de mecánica o dinámica de juego, o para aprender cómo funcionan determinados elementos del juego, algo que, por ejemplo, se hace en Dark Souls. Pero Solas and the White Winter peca de repetir una y otra vez este método, y eso acaba desesperando al jugador, en este caso, yo.
Las mecánicas son escasas y todas están enfocadas a la resolución de puzles (empujar, usar la antorcha para encender otras antorchas u hogueras…), por eso no puedo dejar de pensar que la inclusión de fases en las que lo único que hay que hacer es correr por campo abierto con el único objetivo de llegar a tu destino sólo tiene como fin alargar el juego. Los espacios abiertos que conectan las diferentes mazmorras del juego, donde están los puzles, suponen un camino aburrido e innecesario para el jugador, hasta el punto de haberme llegado a perder varias veces.
Es cierto que en Solas and the White Winter no todo es negativo. El estilo visual, simple y minimalista, dota de cierto encanto a los escenarios, y la música, suave y ambiental, sirven para acompañar al jugador a lo largo de la aventura, pero claro, el juego no es algo meramente visual. Aunque eso sí, esto es, al menos, algo que se agradece, ya que Solas and the White Winter muere en la orilla en muchos de sus aspectos jugables.
Se ve a simple vista que, a pesar de gozar de una buena ambientación, carece de un alma jugable, e incluso de un alma narrativa, ya que la historia de Solas, de la que descubrimos algo nuevo tras cada templo, se cuenta sólo mediante imágenes. El problema es que estas imágenes son inmóviles y, al tener un estilo visual low-poly, no hay expresiones o movimientos que nos aclaren mejor algunos aspectos.
Estoy seguro que la intención de Savepoint Studios era la de crear una pequeña aventura de corte minimalista que enamorase al jugador por la historia tras Solas y por su ambientación y su planteamiento. Sin embargo, Solas and the White Winter falla en esta premisa, ya que, si la ambientación acompaña, la jugabilidad queda empañada por un planteamiento pobre en mecánicas y puzles, siendo estos últimos, sobre el papel, el elemento principal de la jugabilidad de Solas and the White Winter.
En definitiva, Solas and the White Winter es un juego bonito de ver y escuchar, pero en cuanto a jugabilidad carece de elementos que lo hagan destacar o enganchar al jugador, y ese es su mayor problema. Quizá un planteamiento más rico en mecánicas y unos puzles más inspirados le hubiesen ayudado a convertirse en una pequeña joya indie, pero Solas and the White Winter acaba resultando repetitivo y poco inspirado. [50]