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Análisis Destiny 2: La Maldición de Osiris

La primera expansión de Destiny 2 ya está aquí. La Maldición de Osiris se suma al popular juego de Bungie con la intención de expandir su contenido y llevarnos al planeta Mercurio. Los Vex protagonizan una nueva historia que no ha dejado indiferente a nadie, y no precisamente por su guion…

El planeta más pequeño de la Vía Láctea

El siempre carismático —aunque exiliado— Osiris ha visto algo temible en Mercurio, el nuevo planeta que podemos explorar. Algo terrible sucederá en un futuro dominado por los Vex. Como no podía ser de otra forma, nosotros somos los únicos capaces de poner remedio a semejante tragedia, así que volvemos a subirnos a nuestra nave y ponemos rumbo al planeta que se sitúa más cerca del Sol. Irónicamente, el hecho de tratarse del planeta más pequeño de todos no es más que un reflejo del contenido que trae consigo la primera expansión de Destiny 2.

La puesta en escena de Mercurio resulta imponente, y es que Bungie sabe cómo conquistarnos gracias a su brillante trabajo a la hora de diseñar escenarios. El problema es que todos esperábamos mucho más en cuanto a nuevos contenidos. Esta nueva campaña consta de varias misiones y resulta que apenas tres de ellas tienen lugar en este nuevo planeta. De hecho, después de una primera incursión acabamos viajando a la Zona Muerta Europea… y luego hacemos lo propio en Nessus. La sensación de reciclaje no tarda ni veinte minutos en materializarse en forma de jarro de agua fría.

La historia es corta, pero, además, la mitad de la misma ni siquiera tiene lugar en Mercurio. De todos modos, tampoco es algo que sorprenda demasiado, y es que la extensión del nuevo planeta se antoja muy corta. Apenas tenemos un punto de aterrizaje y la exploración se ve reducida a una plaza y los alrededores de la misma.

Lo nuevo sabe a poco

Durante los primeros compases en Mercurio, las actividades que tenemos a nuestra disposición nos resultan muy familiares: eventos públicos, un nuevo NPC al que entregar materiales por nuevas armas, desafíos diarios… Nada que no conozcamos. Un claro ejemplo del reducido tamaño de este nuevo entorno es que, si realizamos un evento público, es más que probable que tengamos que volver a órbita debido a que no existen más eventos hasta próximo aviso.

¿Novedades de interés? La nueva raid, por supuesto. Argos es el nuevo —y temible— enemigo al que debemos hacer frente junto a otros cinco Guardianes, y es que derrotarle no es nada fácil. Esta nueva incursión nos plantea una serie de retos que debemos superar en compañía, haciendo uso de nuestro mejor equipo y, cómo no, coordinándonos en las diversas pruebas que nos aguarda en los confines del Leviatán. Personalmente, lo que más me ha gustado es la forma en la que se desarrolla el combate final, obligándonos a dar lo mejor de nosotros mismos y entendernos a la perfección con nuestros aliados.

Nuevas armas, un límite de nivel que asciende a 25 y un máximo de poder que pasa de 305 a 350 son las principales novedades en cuanto a la progresión de los jugadores, algo que a su vez ha traído consigo una oleada de críticas hacia la compañía por parte de la comunidad. La sensación de haber capado al jugador es inevitable, y es que la dificultad Prestigio para los Asaltos del Ocaso ha visto incrementados sus requisitos a unos valores solo alcanzables para los compradores de la expansión. Esto es algo muy grave, porque una cosa es añadir nuevos contenidos, y otra muy distinta es bloquear algo que ya estaba.

Cabe destacar que Bungie ha reculado y ha vuelto a rebajar los valores para que los que sigan disfrutando del juego base puedan acceder de nuevo a estas actividades, pero la intención estaba ahí…

Así no, Bungie

La Maldición de Osiris tiene un precio de 19,99 euros, añade un planeta cuyo terreno por explorar es diminuto y una historia bastante corta en la que parte del contenido es reciclado del juego base. Osiris vio algo cuando viajó al futuro, y nosotros ahora podemos ver esta realidad con total claridad. Poco contenido, escasas novedades y un precio que no resulta muy atractivo.

Destiny 2 seguirá creciendo —la próxima expansión se lanzará en primavera de 2018— y esperamos que Bungie tome un rumbo muy distinto. Con apenas tres meses en la calle, el juego cuenta con una expansión que es bonita, pero ni es buena ni es barata. Su compra permite seguir progresando de cara a lo que el futuro deparará a un título capaz de conquistarnos gracias a su buen hacer como FPS, pero cuyas políticas impiden que comience con buen pie. [50]

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