Final Fantasy XV, uno de los juegos más deseados de la década, un título que, tras mucha espera, demasiada, salió por fin a la venta hace un par de semanas haciendo que uno de los viajes virtuales más soñados por los jugadores de todo el mundo se hiciese, por fin, realidad.
Final Fantasy XV: Una gran experiencia en el que las cosas buenas ganan, por goleada, a las malas
Durante todos estos días tras su lanzamiento he podido disfrutar el juego gracias a una copia que nos envió Koch Media, sin prisas, tomándome mi tiempo sabiendo que ya había muchos análisis de los medios más grandes del sector publicados, pudiendo disfrutar del juego como creo que debe hacerse, con calma, explorando su maravilloso mundo sin tener prisas por sacar un texto más tarde o más temprano.
Como siempre que sacamos una crítica días o semanas después del lanzamiento del juego, no quiero ser demasiado extenso ni pararme en una cantidad de puntos excesivos, para eso ya habréis leído otras 5, 10 o 15 reviews, sino que quiero compartir con vosotros las sensaciones que me ha transmitido esta aventura y, también, algunos puntos que ensombrecen un poco la experiencia y que no le permiten a FFXV tener una nota más alta de la otorgada en este análisis.
Pero, en líneas generales, no voy a engañaros, Final Fantasy XV me ha parecido una gran experiencia, un título con el que he disfrutado mucho, un viaje en el que, al final, las cosas buenas ganan, por goleada, a las malas.
El poder de la amistad en Final Fantasy XV
Nuestra aventura empieza siendo un príncipe un tanto terrenal, empujando nuestro coche, el Regalia, junto a nuestros amigos, con los que hemos salido a emprender un viaje, una pequeña aventura que nos ponga a salvo de las manos del Imperio y que nos permita reunirnos con nuestra prometida, Lunafreya.
A medida que avance la aventura, nos daremos cuenta de que esa falsa apariencia que se han llevado muchos de ser una boy band, unos Back Street Boys sin mucho carisma, desaparece, algo que sucede, sobre todo, si hemos visto previamente el manga de Final Fantasy XV que nos permite conocer bastante más la relación de los tres compañeros con Noctis, el protagonista de la aventura.
A medida que avanza el juego, a más pasan las horas, nos vamos dando cuenta de la cercanía de cada personaje, de todos sus conceptos, del poder de la amistad, del trabajo en equipo, del sacrificio y de la fe que puede tener un grupo de amigos en un ideal, en una misión, en un reto que permita salvarnos a todos, desterrando la frialdad con la que algunos acogían, en un primer momento, a este grupo.
Una larga y libre aventura
Una de las virtudes de Final Fantasy XV es dar al jugador mucha libertad a la hora de afrontar misiones, de avanzar en el juego como a el le plazca, dándonos un mundo casi abierto que explorar en el que nos podremos encontrar secundarias, mazmorras ocultas e increíbles desafíos que nos apartarán en muchas ocasiones de la historia principal.
Para tener un símil en forma de videojuego, digamos que hay mazmorras secretas y otras secundarias de FFXV que son tan desafiantes y divertidas como algunas de las tumbas de las últimas entregas de Tomb Raider que estaban ahí, que no eran obligatorias pero que nos invitaban a explorarlas porque sabíamos que algo bueno nos íbamos a encontrar.
Es cierto, eso sí, que hay algunas secundarias un tanto repetitivas, el título, en este sentido, todavía es, precisamente, demasiado asiático, recordándonos con algunas de estas misiones o con algunas de las ya famosas batidas de caza a ciertos conceptos de MMO típicos de países como Corea, algo que Square Enix debe de ir mejorando en las próximas entregas de la saga pero que no está tampoco mal como toma de contacto.
La campaña en sí, si la hacemos de forma directa, sin entretenernos demasiado por el mundo, creo que podría durar alrededor de las 20 horas, quizás algo corto si lo comparamos a otras campañas de Final Fantasy (y una duración más alta de la media de muchos juegos para un jugador que podemos ver a día de hoy) pero, desde luego, el juego no está pensado para hacer un “rush” sino para disfrutarse, como ya comentaba en un texto anterior, poco a poco, como el buen café.
Además, una vez terminemos esta campaña principal tendremos la posibilidad de explorar de nuevo el mundo con total libertad, enfrentándonos a nuevos desafíos creados expresamente para el momento en el que superamos el juego, invitándonos a perder todavía más en este maravilloso mundo en el que no querremos que la aventura se acabe.
Acelerando el ritmo de los combates
Uno de los aspectos más espinosos de esta entrega, sobre todo para los aficionados más veteranos, ha sido el giro de Final Fantasy XV a la acción con su nuevo sistema de combate. A mí, el resultado, me ha gustado, contando con combates más dinámicos y divertidos, pudiendo llevar un ritmo más sosegado si optamos por el sistema táctico o mucho más cercano a la acción si preferimos el modo estándar.
El sistema, desde luego, no abruma y resulta tremendamente ágil a la par que cómodo y sencillo de manejar en cuanto pegamos 4 o 5 espadazos, combinando toda la acción en tiempo real con las pausas que nos permiten seleccionar ciertos objetos para restablecer la vida de nuestros personajes o curarles de algún estado perjudicial para su salud o, también, las pausas que nos permiten acceder al menú para generar una magia que nos sea útil para el combate que tenemos entre manos.
Hay que decir que, desde luego, las magias pierden parte de su protagonismo en esta entrega. Nos serán realmente útiles en según que momentos, sí, pero deberemos de utilizarlas con sumo cuidado y no en todas las ocasiones posibles ya que con ellas podremos dañar, también, a nuestros aliados.
Así que, amigos míos, afilad el filo de vuestras espadas o hachas porque el hacer spam de magias se acaba en FFXV, una elección que a mí, como jugador, me gusta, aunque quizás no lo hubiera llevado al extremo, sobre todo, en el sistema de las invocaciones, demasiado limitadas para mi gusto.
Final Fantasy XV y su abrumador arte
Algo que hace definitivamente muy bien Final Fantasy XV es conquistarnos con el diseño de sus escenarios, con la belleza de algunos paisajes, con al magnificencia de algunas ciudades, con la oscuridad de algunas mazmorras y, en general, con lo precioso que es su maravilloso mundo, algo que se realza gracias a la gran capacidad de exploración que tenemos en esta entrega.
La parte negativa de este apartado es que, en ocasiones, parece que el juego nos obliga a pasear demasiado, ya sea a lomos de un Chocobo, con nuestro Regalia, o a pie, como obligándonos a contemplar la belleza de su maravilloso mundo. En este sentido, creo que Square Enix debería de haber sido un poco más blanda con el jugador y evitar algunos paseos que quizás sean innecesarios.
Pero por suerte, para acompañar estas zonas de viaje, además de unas vistas excelentes, siempre tendremos una banda sonora genial a nuestra disposición, que combina viejos clásicos de la saga que podemos escuchar a bordo del Regalia con piezas nuevas creadas para la ocasión que nos harán disfrutar.
A nivel técnico, lo cierto es que yo me he encontrado con un buen rendimiento en mi PS4 normal. He tenido algunas pequeñas ralentizaciones en alguna ocasión que nunca me han afectado a nivel jugable y, en general, el apartado visual, la belleza y todos los efectos en pantalla compensan algunos pequeños fallos técnicos que existen, o los, en ocasiones, elevados tiempos de carga que, por suerte, no son demasiado frecuentes a lo largo del juego.
Final Fantasy XV: Conclusiones
No quiero alargarme más en este texto, en el que creo que han quedado patentes mis sensaciones al jugar a Final Fantasy XV, mi punto de vista, mi idea de lo que es, en general una muy buena aventura.
Hace tiempo, con la decimotercera entrega, había perdido la fe en Final Fantasy pero, gracias a FFXV me he vuelto a ilusionar por la saga, me ha vuelto a atrapar con una aventura grande, divertida, con cientos de secretos por descubrir, que nos relata toda una oda a la amistad y que nos hace disfrutar mucho como jugadores.
Es cierto que cuenta con algunos fallos, que las magias e invocaciones podrían haber estado más presentes y que los japoneses aún tienen cosas que aprender en lo que a algunas secundarias y mundo abierto se refiere pero, en general, las cosas buenas de Final Fantasy XV vencen de forma abrumadora a sus pequeños defectos.
Hay quien dice que Final Fantasy ya no es lo que era, que ha perdido su esencia, que ya no hace juegos geniales, que poco queda de la joya de Square Enix en esta decimoquinta entrega pero, para mí, están muy equivocados porque, queridos amigos, Final Fantasy XV, precisamente, es el inicio del viaje de vuelta a la excelencia. [88]