Hay terror más allá de zombies, incluso para Capcom. La compañía responsable de algunas de las franquicias más importantes de la historia de los videojuegos ha dado un giro de tuerca a los Resident Evil, alejándolos de los no-muertos, al menos en su forma más tradicional.
Un hito de la saga
Resident Evil Village, o Resident Evil VIII, es un capítulo especial en la saga de horror. Y no me refiero a su significado, o al hecho que su personalidad y puesta en escena le permitirían ser un spin-off. Me refiero a la calidad de Resident Evil Village, que le sitúa, no solo en una posición destacadísima en la serie, sino también en un lugar meritorio en la escena de grandes juegos.
Como ya hizo Capcom con Resident Evil VII, esta octava entrega apuesta por un planteamiento en el que la narrativa se desmarca de los cánones de los Resident Evil clásicos, pero sin renunciar a situaciones extremas en las que nos enfrentamos a enemigos cuyo enfoque se aleja tremendamente del perfil de zombies.
Una salsa muy particular
Quizá chirría un poco el toque absurdo que adquieren determinadas situaciones en el juego, sobre todo por la forma en la que el personaje protagonista, Ethan Winters, las encara, pero eso rebaja un poco la tensión que, en ocasiones, es tremenda, a pesar de que Capcom, aparentemente, pretendía que esta octava entrega fuera menos acojonante que su predecesora.
A nivel técnico y artístico, Resident Evil Village es una virguería. Lo he jugado en PS5 y sus visuales lo sitúan a un nivel en el que me sentiría confortable de considerarlo como «Nivel Showroom»; es decir, gráficos que te muestran cuál es el potencial del hardware que ejecuta el juego.
Una historia mágica
El argumento de Resident Evil Village, sin entrar en spoilers, podría ser el cuento que los Hermanos Grimm habrían escrito tras un par de viajes de ácido en Woodstock. Tiene momentos surrealistas, pero también otros que se le quedan grabado a uno en la memoria, y la acción y tiroteos, aunque tienen lógicamente un papel importante, ceden el protagonismo a los escenarios, a los personajes que los habitan y a sus historias. Unas historias que consiguen, en ocasiones, desmarcarse de la futilidad y conectar con el jugador.
Resident Evil Village es un indispensable si te gustan los juegos de terror. Si no es el caso y eres unx miedica, mejor no te acerques, porque por mucho que Capcom haya dicho que es menos terrorífico que su predecesor, lo cierto es que aquí hay material para hacerte dormir mal durante una temporada. Un gran juego. [90]