Durante esta semana pasada he vuelto a sentir algo nuevo para mí a través de un videojuego. Ahora no estoy más seguro de lo mucho que aprecio al género de las plataformas sino que cuando pienso que no me podrían sorprender más, vuelvo a jugar una obra que me hace volverlo a pensar de nuevo que la magia es algo que da la mano a las plataformas. Sumérgete en SteamWorld Dig.
Inicialmente concebido para Nintendo 3DS, Image & Form decidió darle una vuelta de tuerca y fusionar un conjunto de ideas con la intención de lograr un resultado fulgurante. Agosto de 2013 fue el inicio de las aventuras de Rusty, las cuales no se conformaron con la portátil estereoscópica y afortunadamente a día de hoy puede ser disfrutada por otras plataformas como su hermana mayor Wii U, PS4, PSVita y PC. Las diferencias son mínimas entre plataformas, siendo únicamente distinta la versión de 3DS debido a su pantalla táctil, donde se encuentra el mapa e inventario, al igual que en Wii U, solo que aquí podemos usar la función Off-TV.
Desde el día en que la eShop de la portátil tridimensional se actualizó poniendo en portada a SteamWorld Dig, este ha permanecido en silencio en mi lista de deseos, esperando durante un año entero. Dicen que nunca es tarde para jugar a un buen videojuego, y esta obra os puedo asegurar que envejecerá muy bien. No obstante voy a tratar de haceros entender con este análisis por qué ahora, tras terminar mi aventura, siento que debería haberlo jugado mucho antes.
Imaginad Mega Man, con su plataformeo y dinamismo, sumado a un componente de exploración y desarrollo típico de los mejores Metroid en dos dimensiones más la idea de Terraria. A ello, sumadle personalidad, carisma y adicción. SteamWorld Dig rompe con muchas de las plegarias que los más escépticos al género claman desde los 8 bits.
Olvidaos de mundos, niveles, ítems temporales y poderes rotos con los que ver los créditos finales casi sin esfuerzo. Aquí todo depende de ti y tu inteligencia; de cómo suministres tu dinero y cómo o en qué quieras usarlo. Pongámonos en situación. Sin desvelar nada de la historia, decir que Rusty llegará al pueblo, Tumbletown, donde tiene lugar nuestra pericia. La sensación de vacío, pesadumbre y zozobra de un desierto en todo su esplendor. Necesitamos agua y antorchas; necesitamos saber qué pasa. Por contrapartida, además de agua, necesitamos la luz del sol cada cierto tiempo para sobrevivir debido a la construcción física de Rusty, nuestro compañero de fatigas en SteamWorld Dig.
Así pues, recibiremos un pico cual Link recibió su espada, para acto seguido despedir a un pueblo que irá creciendo muy lenta y ligeramente motivado por nuestros avances como mineros. En los primeros compases del juego, nos preguntaremos acerca de qué narices estamos haciendo y por qué Rusty no se aleja del subsuelo, pues por cada metro que nos sumergimos entre tanta arena vamos comprobando que el peligro va aumentando gradualmente. Ya no hay marcha atrás. El juego nos ha atrapado y no nos permitirá soltarlo hasta que veamos los créditos finales.
Has encontrado mineral, y ves cómo tu mochila muestra el valor económico de nuestros hallazgos, los cuales podremos vender a cambio de dinero en la tienda correspondiente de Tumbletown, para entonces usar estas ganancias en mejoras y aumento de poder en nuestras capacidades físicas y utensilios. De este modo, andaremos arriba y abajo constantemente, notando cada vez más esa sensación de claustrofobia, puesto que cada vez son más los metros a recorrer cada vez que tenemos los bolsillos llenos de diferentes materiales que vender y mejoras que comprar. Pero tranquilos, hay una solución, también a cambio de dinero. ¿Cuántas veces habéis visto un plataformas donde los check points se compren? Es más, podremos escoger dónde colocar estas cápsulas dondequiera que deseemos, viajando instantáneamente a la seca superficie. Decir que los puntos de control ofrecidos por el propio juego no supera los tres, por lo cual no será sino inevitable la compra y colocación de estas máquinas si no queremos recorrer casi medio kilómetro cada cuarto de hora.
A medida que vayamos encontrando entradas escondidas en el subsuelo –dependiendo de si son necesarias para avanzar en la aventura, se mostrarán con un punto rojo en el mapa o no-, Rusty irá adquiriendo nuevas habilidades tan útiles como necesarias para seguir avanzando. Pronto recibiremos la habilidad de correr, para así saltar más alto. Después seremos capaces de usar una especie de taladradora que romperá la piedra más rápido que el pico, pero gastará agua. Para rellenar el suministro de agua habrá que buscar zonas donde esta aparezca, y no son muchas. El pico a su vez deberá ser mejorado, pasando por el hierro, el bronce, la plata… haciendo que cuanto mejor sea menos tiempo necesitemos para romper un cuadro de piedra. Más tarde, podremos realizar dobles saltos e incluso impulsarnos en el suelo para impulsarnos en el suelo debido a los boquetes que encontraremos. En ocasiones, incluso tendremos que acudir al suicido por ser imposible salir de un lugar.
¿Qué pasa cuando morimos? Que nuestro paradero reaparecerá en la superficie con las manos vacías. Todo nuestro arsenal nos esperará allá donde sucumbiésemos. Dicho esto, puede dar la sensación de estar haciendo todo el rato el mismo esquema de juego mientras seguimos sumergiéndonos en un vete-tú-a-saber-dónde. Con todo, irán apareciendo nuevos enemigos, cada vez más complejos y expuestos. Sentiremos más de una vez que la aventura se va acomplejando más rápido de lo que nosotros mejoramos per se. Y me ha encantado. Me ha encantado esa necesidad de adaptarte a la situación, teniendo que dar marcha atrás a buscar mineral a la desesperada para tener el dinero suficiente para comprar un corazón más de vida o algo de dinamita que tan bien nos vendrá en según qué zonas.
Somos nosotros los que cada minuto iremos aumentando o disminuyendo la dificultad de SteamWorld Dig; nosotros decidimos cuánto tiempo tardaremos en llegar al final y también nosotros somos los responsables de nuestros éxitos y fracasos. Image & Form ha conseguido hacer el plataformas cuyo primer nivel sea el más largo de la historia. Se trata de un solo nivel donde eres tú el que cava, nunca mejor dicho, tanto tu tumba como tu camino y éxito. Si te rindes, nunca sabrás aquello que te espera en lo más profundo. Es más ¿quién sabe que habrá por debajo de lo supuestamente más profundo?
No hay dos partidas iguales, por tanto. Al poder trepar por las paredes saltando por las mismas, será conveniente crear hoyos en dirección vertical para hacer más rápido el ascenso a la superficie o punto de control. Tu aventura jamás será la misma que la que he tenido yo; es posible que tú hayas terminado con menos mejoras en los utensilios o que hayas sido tan experto como para terminar con solo tres corazones –reminiscencia de la saga The Legend of Zelda, por ejemplo-. De hecho, momentos antes de presenciar los créditos finales, te mostrarán una tabla con tus estadísticas. Es ahí donde verás cuántas veces hiciste morir a Rusty, la cantidad de dinero conseguido u otros detalles de interés, siendo sin duda el más importante el referido al tiempo.
El tiempo es la mayor de las preocupaciones del título y no nos habíamos dado cuenta. En mi experiencia, he tardado 4 horas y 20 minutos, pero podría hacer tardado 10. Cuando terminé mi primera partida, empecé otra, porque quiero terminar en menos tiempo. Image & Form te incita a ello. Estamos ante una obra a la que le sienta a la perfección el traje de los speedruns, pero a diferencia de la mayoría de títulos donde se realizan estos retos auto-impuestos, aquí encaja de manera natural. No es necesario usar glitches, ni bajarte la ROM japonesa porque los diálogos avanzan más rápido. Nada de eso. Aquí estamos tú, tu pico y el mapa. El más inteligente y hábil gana, no el que más veces se pasa el mismo nivel hasta que consigues superarlo casi sin esfuerzo. ¿Quién sabe qué aparecerá al romper esta piedra? Puedes morir en cualquier momento, y es ese azar y constante tensión ante lo desconocido lo que más me ha gustado de SteamWorld Dig.
Como no podía ser de otra manera, hay aspectos que no me han gustado de esta obra. Quizás solo con leerlo estaréis ya de acuerdo con ello, y es que según datos de HowLongToBeat, el tiempo medio para completar una partida está en las cinco horas y media, una cantidad fácilmente superable y que sinceramente se me antoja insuficiente. La noche en que decidí “continuar” con la aventura, no me esperaba estar tan cerca del final. Era entonces cuando mejor me lo estaba pasando, puesto que Rusty era ahora una máquina de matar. Teníamos un pico que ni en Minecraft, unos puños capaces de atravesar cualquier pared que se precie y unos pulmones y resistencia de los que sentirse orgulloso. Ahora, al contrario que al comienzo de la aventura, eres tú el que mira por encima del hombro al título y le dices: “Venga, ¿esto es todo? Te he superado”, para que SteamWorld Dig te responda con una muerte dura e inesperada. ¿Qué narices es ese bicho que ha aparecido de la nada? Y sigues picando.
No olvidar otro aspecto con el que podrían haber brillado más. Si bien es cierto que en el apartado sonoro no tengo ninguna queja, ya que cumple notablemente y ofrece melodías que encajan a la perfección con su lograda estética steampunk, visualmente deberían haber apostado por más contrastes de color. A pesar de no haber mundos tal y como hemos comentado, sí que hay zonas. A modo de zona fronteriza, llegaremos a territorios dibujados con otros colores y compuestos por otros materiales y enemigos que nos harán darnos cuenta de que estamos en zonas diferentes. Habrá incluso componentes dinámicos del escenario que cambiarán, el problema viene cuando esto ocurre tan solo tres o cuatro veces en toda la andanza. Me hubiese encantado ver otros micro ecosistemas escondidos en esta misteriosa mina, es por ello que pido por favor una secuela para SteamWorld Dig, la cual pula los detalles donde más cojea éste. Nuevas habilidades, una historia con un componente argumental que no sea mera excusa y, por qué no, hacer varias zonas diferentes por las que explorar, teniendo que deambular no solo arriba y abajo sino cambiando de pueblo y algunos aspectos de la jugabilidad.
Si Rusty es capaz de salvar un pueblo, es capaz de salvar el mundo. ¿O no? Solo tú puedes hacerlo realidad, y lo harás de una manera completamente diferente a cómo yo lo hice.
A modo de conclusión, decir que los 9€ que necesitas para empezar a sumergirte en este mundo son posiblemente un precio justo. Estamos pues ante un plataformas en dos dimensiones que apuesta por sorprender al usuario, darle un cuaderno en blanco y que seas tú no solamente el que escribas tu propia historia sino que elijas el utensilio con que escribirla. Entonces, cuando lea tu libro, me daré cuenta de que solamente coincidimos a la hora de escoger el nombre con el que titularla. Para todo lo demás, apriétate los machos y sumérgete en lo más profundo de lo desconocido. Trepa, salta, cava, vende, compra, mejora, muere y continúa. Más juegos como éste, por favor. [86]
Pintaza la de este juego, tipico juego en 2D que no brilla por sus graficazos pero muy muy muy entretenido. Genial el análisis, como siempre 🙂
Te lo recomiendo un montón. A ver si se pone a precio de ganga en las ofertas de Steam de finales de año porque es una maravilla.
Por 1 dólar lo tenéis en https://www.humblebundle.com/home para PC.