Hace relativamente poco pude hacerme con un mando al que llevaba mucho tiempo queriendo echar el guante, debido principalmente a mi deseo de poder jugar a según qué juegos como se merece. Todos recordaremos que en el E3 del año 2011 Nintendo presentó de forma lamentable su actual sistema de sobremesa, WiiU, cuyo protagonista indiscutible fue el WiiU Gamepad.
La consola en sí quedó relegada a un segundo plano, escondida, subordinada. Por ello, Nintendo tuvo que relanzar su consola ante todo el mundo en el E3 del año siguiente, en 2012. Nos quisieron hacer pensar que las third parties iban a apoyar tanto a la consola como a la compañía para traer contenido multiplataforma y muchas exclusividades, muestras de ello fueron el notable Zombi U, Bayonetta 2 o grandes títulos del mismo año 2012 que ya habían visto la luz tanto en Xbox 360 como en PS3 entre los que se encuentran Mass Effect 3, Batman Arkham City, Darksiders 2 o más adelante Assassins Creed 3 y Fifa 13. Sin embargo, ni las ventas ni los resultados finales acompañaron, mostrando grandes carencias técnicas que hacían dudar de las capacidades de WiiU, la cual se antojaba como superior a la que en ese momento era actual generación de consolas.
Lo que quizás no muchos esperábamos es que se incidiese todavía más en esta inclinación al jugador más hardcore gracias a la presentación de un controlador clásico, que no te obligase a usar el Gamepad y que te permitiera jugar de una manera más clásica, más convencional. WiiU Pro Controller acompañaría a la máquina en su salida mundial con unos resultados que veremos a continuación.
Ha pasado ya prácticamente año y medio desde que WiiU saliese de manera oficial al mercado, con una historia que ha vuelto a repetirse. No, no me refiero a que todos los deseos que antes he mencionado se hayan cumplido, sino todo lo contrario. Al igual que en Wii, las únicas obras que hoy visten las carátulas azules de la sucesora de Wii son las de los desarrollos propios de Nintendo. Así pues, no queda más remedio que conformarse si ya somos usuarios de la máquina y utilizarla para jugar a aquellas entregas únicamente concebibles en sus sistemas. Un ejemplo perfecto para la utilización de este periférico ha sido Donkey Kong Country: Tropical Freeze, cuyo análisis podéis leer ya en AKB. Retro Studios decidió no usar, literalmente, las capacidades del Gamepad, lo que me hizo replantear el uso de su otro controlador por eso de no tener encima un aparato tan grande como lo es su hermano con pantalla. Nadie duda de su ergonomía ni comodidad, pero si el panel va a estar en negro durante toda la partida, su uso se me antoja como innecesario.
Lo primero que llama la atención del Pro Controller es su similitud con un mando de Xbox360. La distribución de los botones no varía con respecto a lo que viene siendo habitual en los sistemas de la compañía desde GameCube, aunque la posición que se ha heredado es la que nació con NDS –X, Y, B y A formando una cruz-. En la parte inferior encontramos además de éstos la cruceta en el lado izquierdo, la cual es bastante notable a mi parecer para jugar a juegos de lucha (¿A cuáles…?). Desafortunadamente tan solo Tekken Tag Tournament 2 son ejemplo de ello. Entre ellos dos se ubica el botón de encendido y apagado, mientras que sobre él residen los botones de -, Home y +. En las esquinas superiores podemos ver dos sticks convexos, al estilo de los nunchakos de Wii con posibilidad de pulsación. En la parte inferior del frontal se esconden cuatro pequeños led que se iluminarán indicando el número del control en cuestión y la batería del mismo cuando se encuentre apagado con simplemente pulsar una tecla.
La parte trasera trae consigo unos botones L y R bastante cómodos, que se adaptan bien a los dedos índice de nuestras manos y que no tienen profundidad, al igual que los LZ y RZ, los cuales están posicionados de manera perpendicular a los anteriores y que cuentan con esa lacra de no ofrecer profundidad.
Destacar también que el cuerpo del propio controlador es muy delgado, más que el de Xbox360 que antes comentábamos por no usar una batería externa sino interna, con un pequeño botón rojo para sincronizar con la máquina y con una increíble duración cercana a las 80 horas. Las agarraderas son también cómodas y ligeras.
Los grandes defectos del periférico son sin lugar a dudas su calidad y sensación al tacto, además de estar diseñado bajo un brillante negro piano. Cuando lo cojamos por primera vez brillará por su bonita presencia, pero una vez lo dejemos en la mesa comprobaremos cómo nuestras huellas dactilares y motas de polvo quedan incrustadas sin remedio. Parafraseando a mi compañero Roswell, con quien comentaba hace un par de días sobre nuestras impresiones con este controlador, decía que su gran lacra era la sensación de haber sido comprado en un “todo a un euro”, y no le quito razón. Absolutamente todo el material exterior es plástico, un plástico muy similar al de GameCube y WiiMote, para que os hagáis una idea.
Es éste el gran problema en los sistemas de Nintendo, la falta de sentirte ante un sistema de calidad, al contrario que hace la competencia directa. Quedé sorprendido el día que tomé con mis propias manos un mando de Xbox One; tampoco quedó corta mi satisfacción ante un Dualshock 4. Pero amigos, esto no es lo mismo. Pro Controller no da la sensación de ser un producto de 50 euros, que es lo que viene a costar en una tienda física (…a no ser que indaguéis por internet, algo que recomiendo encarecidamente).
Aun así, como no podemos cambiar su construcción ni su aspecto, tengo que decir que su comportamiento es excelente, con todos los botones respondiendo a las mil maravillas y perfecto para partidas largas. Si lo tuviese que comparar con el de otro sistema del que soy poseedor, puedo asgurar que me gusta más que un Dualshock 3. Esto es solo una apreciación personal, pero es que mis manos no han quedado tan cansadas después de partidas largas, y la disposición de los sticks me parece muy inteligente.
En definitiva, un controlador que se agradece en el surtido de periféricos de la consola si no quieres estar obligado a usar siempre el Gamepad, con una distribución de botones muy bien pensada y una duración y ergonomía excelentes. Su mayor inconveniente son sus acabados y sensación al tacto, pareciendo más un mando barato no oficial que lo que realmente es. Recomendable para todos aquellos a los que os guste jugar como hace quince años, no dirigido para los más exquisitos. [75]