Recuerdo con especial cariño la época en la que tenía diez, doce años. Más allá de las vivencias típicas de esa etapa de la vida de cada uno, viene a mi memoria una cosa que solía hacer habitualmente.
Las noches antes de meterme a la cama, me ponía a leer las revistas de videojuegos que conseguía por ahí y al lado tenía una libreta en la cuál iba anotando los juegos que me molaban. Mi primera versión de lo que ahora se conoce como lista de deseados. Le invertía muchas horas a leer y, sobre todo, a ver la poca información que podía conseguir sobre los juegos en las revistas.
Tenía mi lista hecha, era el niño más ilusionado del mundo. Recuerdo que incluso planeaba como ahorraría, lo que dejaría de comprar y lo que haría para conseguir un par de monedas extras y así comprar los juegos. A la mañana siguiente me iba a la tienda para saber cuánto exactamente iba a necesitar ahorrar y venía el momento más duro, un baño de realidad, al darme cuenta de que, con mucho, muchísimo, esfuerzo sólo iba a poder comprar un juego cada X meses. Tenía listas muy largas, pero sabía que no iba a poder jugar todo lo que quería, ni siquiera iba a poder comprarlo.
Las rebajas del vicio
Cuando había alguna oferta puntual de algún juego, suplicaba y suplicaba para que lo comprasen mis padres, rara vez las súplicas funcionaban. Estos recuerdos han venido a mi mente justo ahora, cuando nos acercamos a los días del Black Friday, Cyber Monday y demás vísperas que buscan fomentar el consumismo. Pienso en eso ahora y me doy cuenta de una realidad: ¡Que barato es jugar ahora! Lo digo completamente en serio y completamente convencido de ello.
Jamás, al menos que yo recuerde, jugar había sido tan barato. Dejando de lado el tema de que los Videojuegos cuestan, más o menos, lo mismo ahora que hace 15 años, cosa que no ocurre con demasiados productos de otras industrias, lo cierto es que hoy día, los grandes lanzamientos de cada mes suelen encontrarse por la mitad del precio, o menos, a las pocas semanas dependiendo de que tan bien haya ido el flujo de ventas. Las plataformas de distribución digital tienen ofertas semanales altamente interesantes.
La fiebre de la novedad
Jugar el gran título el Día Uno tiene un coste sobre los 60€; si tenemos un poco de paciencia podemos pillarlo por menos y por ese mismo dinero, también comprar algún juego más. La apuesta por los modelos de suscripción también se va posicionando con mucha fuerza dentro del mundillo. Servicios como Origin Access, Xbox Game Pass o incluso los obligatorios para jugar online en consola incorporan una serie de juegos que podemos disfrutar a cambio de una cuota mensual que no es especialmente cara.
El Black Friday y las ofertas de navidad están a la vuelta de la esquina y seguro nos vamos a topar con múltiples ofertas realmente atractivas. Cada vez más el servicio de Humble Monthly toma más fuerza y eso se debe a qué es una iniciativa realmente interesante.
Mi Yo de doce años se moriría de contento si viese que por esos precios puede acceder a tantos y tantos juegos de gran calidad. La sonrisa con la que viviría al saber que por 12€ me dan 8, o más, juegos realmente interesantes cada mes es algo que está en mi memoria. Y para respetar a ese niño que habita dentro de mí, esa misma sonrisa y emoción siento yo actualmente al ver la accesibilidad económica que ha alcanzado este hobby, que está más cerca de ser un lujo innecesario que una actividad de primera necesidad.
¿Un exceso de oferta?
No obstante, al mismo tiempo no puedo evitar pensar en qué quizás no valoramos lo suficiente esta época en la que vivimos. Quizás pasamos más tiempo del que deberíamos quejándonos y perdiendo el tiempo en debates inertes sobre la industria. Quizás criticamos mucho, pero disfrutamos poco. Podría ser que estemos más pendientes de lo que viene en el futuro y no tanto de lo que ya está aquí.
Sí, en la Industria hay prácticas cuestionables. Hay ediciones ultra caras y hay pases de temporada que son un tanto excesivos. El debate de formato físico y digital sigue ahí, pero si lo que queremos es jugar, tenemos que admitir que estamos viviendo la mejor época para ser jugón. Es la época en la que más variedad y alternativas existen, también es cuando el medio ha alcanzado cotas que por mucho tiempo eran pura fantasía.
Siempre habrá cosas que no nos gusten, pero no estamos aquí por eso, estamos aquí para vivir historias increíbles, conocer mundos nuevos y dejarnos atrapar por personajes cautivadores. Llegamos aquí y decidimos quedarnos por amor al medio. Vivimos una época maravillosa, la cual queda de manifiesto al ver los precios y las facilidades para adquirir o para disfrutar de los muchísimos juegos disponibles es algo que le saca una enorme sonrisa a mi niño interior.