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Atelier Firis: The Alchemist and the Misterious Journey

Cinco Ateliers diferentes he reseñado ya desde que comencé a escribir en esta web hace casi dos años ya. Cinco entregas de una saga que detesté en muchos puntos al principio pero que, conforme el tiempo ha ido pasando, se ha ido haciendo un hueco en mi gracias al avance de las mecánicas. Hablemos de Atelier Firis: The Alchemist and the Misterious Journey.

Un viaje sin fin

Se que suena extraño viniendo justo de Atelier Ryza 2 antes de haberme puesto con la Misterious Trilogy, pero esta subsaga es la que me ha hecho confirmar lo interesantes que son los títulos de la saga Atelier. Gust ha sabido adaptarse y mejorar sus juegos eliminando mecánicas que, si bien eran seña de identidad, terminaban creando un producto obtuso y complejo que requería casi siempre de completar el juego varias veces hasta sacar el mejor final. Y eliminar gran parte de las asquerosidades machistas, cosa que en Atelier Ayesha me hacían coger la consola, dejarla en el dock y replantearme mi vida.

Todo esto ya no existe desde Aterlier Sophie (y las mamarrachadas de guion en Escha & Logy tampoco eran tan sangrantes). El título fue un soplo de aire fresco a la franquicia que le sentó de maravilla, eliminando el temporizador que marcaba nuestro apremio por terminar ciertos eventos antes de que se hiciera demasiado tarde, así como una sustancial mejora de la alquimia después de la Dusk Trilogy. Sin embargo, este vuelve con Atelier Firis, pero de una manera distinta a como estábamos acostumbrados los fans de la saga.

Abajo del reloj de la hora in game podéis ver el tiempo restante para el examen en días (está en japo porque no recuerdo sacar capturas nunca)

El tiempo a nuestro favor

El temporizador regresa para la misión principal: obtén tu licencia de alquimista. Sin embargo, el objetivo es mucho más sencillo de alcanzar que en los anteriores juegos con la mecánica. Para cumplirlo deberemos explorar el mundo buscando alquimistas estatales y ayudarles con lo que nos pidan para así recibir una carta de recomendación. Junta tres y ya estás listo para ir al “final” de la aventura y realizar el examen que nos certificará como alquimistas.

Pero el examen es solo la mitad de nuestra aventura, pues una vez hayamos obtenido la licencia el temporizador desaparecerá de nuestra vista y tendremos total libertad para recorrer el mundo que ya hemos visitado y profundizar en aquellas zonas que aún no habíamos explorado. Y creedme que hay mucho, pues nos encontramos ante un semi mundo abierto (dividido por zonas bastante grandes) al estilo de Atelier Ryza, solo que, por fortuna y misteriosamente a la vez, funciona muchísimo mejor que la última entrega de la saga. No hay texturas que se convierten en borrones inexplicables, tampoco bajadas de frames que hacen que te preocupes por si la consola se está muriendo (cosa que a Sophie le pasaba en ocasiones). El juego va estable como ninguno de los que había probado aún en la saga.

Explorando un mundo misterioso

Para sumar puntos en la entrega creo que, salvo Atelier Ryza 2, es el más divertido de todos. Explorar el mundo es muy sencillo, con puntos donde podremos plantar tiendas de campaña y descansar para recuperar la vida y puntos de magia allá donde vayamos. Además, en esta entrega contamos con vehículos (como la excavadora que veis arriba) que nos permitirán movernos de manera más veloz por el mapa, así como diversos artilugios que nos facilitarán el trabajo de recolectar materiales y nos darán más espacio para cargar.

Viene bien, desde luego, por la cantidad absurda de monstruos que encontraremos y lo fuertes que serán en determinadas zonas, sobre todo cuando acabemos con el examen y el juego se abra para nosotros. Más que nunca es necesario comprender bien el funcionamiento de la alquimia, y aquí es donde nace el único punto malo que yo veo en el juego.

El sistema es similar al de su precuela, pero introduce una serie de cambios. Por ejemplo, el Atelier Sophie para poder girar las piezas en un caldero, teníamos que mejorar el que tuviéramos o sustituirlo por otro mejor que tuviera esas cualidades. Aquí, sin embargo, depende de las veces que hayamos hecho un objeto (o similares) para subir de nivel en su proceso de fabricación. Esto nos obliga a repetir los procesos muchas veces para llegar al nivel máximo de cada elaboración y poder obtener la máxima calidad de los objetos, lo que conlleva un gasto muy grande de recursos y llenar nuestros baúles muy rápidamente.

Repite hasta que te salga

Por suerte el espacio es un problema relativamente solventable, pues al poco de avanzar en la historia desbloquearemos la posibilidad de modificar no solo visualmente nuestro taller sino llenarlo de baúles que nos permitan almacenar más y más objetos, pero aún así es un tedio. Al igual que en los otros Ateliers, una vez que ya has dominado la mecánica de mejorar las elaboraciones y te pones a exprimir la fórmula, las armas y armaduras que tendrás serán locuras que te permitirán borrar de la faz de la tierra a los enemigos que te encuentres.

Y con esto los enemigos caerán como moscas, pero al final el juego es benévolo con los jugadores que controlan la alquimia o no. Si sabes usarla, Atelier Firis es un paseo, aunque recomiendo no meterse muy a trapo hasta que acabemos con el temporizado por si acaso. Si no, no pasa nada, tienes el plan B: levelear. No es el más efectivo y seguirás teniendo que hacerte armas y armaduras, pero no requerirán una calidad tan extrema.

Personajes de bolsillo

Atelier Firis no es solo alquimia, no es solo la exploración: es el conjunto. Pero aún así tiene puntos que son un paso atrás con respecto a Atelier Sophie como la forma de desbloquear las recetas, que consiste en unas submisiones de “cumple ciertas condiciones”; como se obtienen los mejores objetos mediante repetición, que tiene sentido en el mundo del juego pero no es agradable para el jugador; la poquísima variedad en los enemigos, que es una constante en la saga; o el trato con los personajes secundarios, muchísimo más superficial que en su anterior entrega.

En Atelier Sophie estos personajes tenían un peso mayor al existir un nexo que uniera todos los lugares del juego. Aquí, como siempre nos encontraremos en camino o, con suerte, en alguna de las dos ciudades grandes del juego, nuestras interacciones dependerán de tenerlos en el equipo para mejorar nuestra afinidad y que salten las conversaciones con ellos. Pierde mucha gracia al estar siempre condicionados la espacio del taller, por lo que se agradece en especial la solución que se tomó en siguientes iteraciones de brindar una ciudad principal como base de operaciones y después darnos un mundo bastante grande por explorar.

 

En resumen

Porque al final todo se mueve en las sensaciones que genera en el jugador un título y Atelier Firis es ameno y divertido. No pienses, solo sumérgete en un mundo feliz donde nada te hará daño y disfruta de los personajes, bobos como ellos solos y a su vez entrañables. Lo que se pierde de interacción con los otros personajes con respecto a su precuela lo ganamos en libertad de acción y sensación de aventura. Lo digo bastante convencido: de todos los Ateliers que he jugado, este ha sido sin duda mi favorito para Switch.

Atelier Firis es una experiencia muy completa dentro de la saga, un juego que engancha, accesible y sincero en sus intenciones que funciona espectacular como puerta de entrada a la saga. Aún así creo que, ya que entramos, directamente todo el Atelier Misterious Trilogy es una pedazo de toma de contacto y este es el mejor de los que he probado, así que si a Ryza 2 le casqué un 89, me parece justo que la nota de este sea un [90].

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