A falta de pocos días para que Wii U reciba uno de sus títulos más esperados del año, vamos a adelantar cierto contenido de Splatoon que parecía estar relegado a un segundo plano pero que, tras haberlo exprimido durante horas, puedo decir con total tranquilidad que se trata de un contenido completamente indispensable para el título.
Por motivos de embargos nuestro análisis se hará de rogar hasta el miércoles, así que vamos a repasar ligeramente qué es realmente Splatoon y por qué pensamos que va a triunfar en la comunidad más nintendera. He aquí una pequeña historia a través de la cual vamos a entender y dar sentido al modo para un solo jugador de esta prometedora obra.
Cuando la compañía capitaneada por Satoru Iwata se reunió a finales de 2012 con sus inversores, los de Kyoto experimentaron cómo la llegada al mercado de Wii U estaba sacrificando mucho potencial burocrático; Nintendo 3DS estaba preparando ´la que es posiblemente mejor línea de títulos para una portátil en un año (ya sabéis todo lo que tuvimos en ese mágico 2013…) y el próximo E3 sería el primero sin una conferencia presencial.
Mucho se presentó entonces, que si Super Mario 3D World, que si Mario Kart 8, Bayonetta 2, Donkey Kong Country Tropical Freeze, Pikmin 3… Una baza impresionante de nombres que a día de hoy dan mucho valor al catálogo de la actual consola de sobremesa de Nintendo. Sin embargo, la nueva IP de Nintendo EAD en su división SDG Nº2 de Kyoto tenía algo todavía entre manos de lo que no se podía hablar.
Hubo entonces que esperar doce meses más para que el proyecto capitaneado por Hisashi Nogami viese la luz tras un semestre de auténtico suplicio para ellos. Tras haber ido conociendo la información vertida por notas de prensa, entrevistas, reportajes y demás declaraciones de miembros de la compañía del bigotudo, es fácil pensar que Splatoon ha sido uno de los videojuegos más difíciles de llevar a cabo en los últimos años.
Shigeru Miyamoto, omnipresente en todo lo que se cuece en las oficinas niponas de la factoría, desechó múltiples diseños, conceptos, ideas y partes ya terminadas de un título que bien podría estar ya en las estanterías de los comercios. Ese afán por la perfección que les sigue obligando a retrasar sus lanzamientos es una prueba ferviente de lo arduo de esta tarea. Un third person shooter necesita personalidad para triunfar, ha de ser diferente especialmente en un género como éste, donde cada mes tenemos más y más nuevas experiencias.
Mario podría haber sido el protagonista, el eje visible de una carátula acaparada finalmente por calamares. La tozudez japonesa en todo su esplendor, insistencia por convencer a aquellos de los que ahora toman relevo y mucha paciencia es lo que llevó al equipo de Yosuke Amano, Tsubasa Sakaguchi y demás genios en potencia a dar color y forma a los Inklings. Es innegable que la estética del juego está profundamente meditada; Splatoon es una partida de ajedrez donde todo debe salir según lo previsto. ¿Jaque mate en 14 movimientos? Así debe ser.
Las influencias están ahí, y tras haber finalizado las 7 u 8 horas del modo principal del título te das cuenta de la impronta que dejó Super Mario Galaxy en el estudio. Cuando alguien dice que se trata del mejor juego de plataformas en tres dimensiones de la historia hay seguramente otra cantidad de personas que de forma argumentada justifican que esto no es cierto. Eso es bueno, porque la duda engrandece todavía más tal premisa; la competencia con uno mismo, fontanero contra fontanero. ¿Quién ganará?
En ese pulso donde no se vislumbra vencedor aparecen unos zapatos amarillos, pero amarillo chillón, si no no vale; piernas finas, cuerpo alargado, mirada desafiante, largos brazos sosteniendo una suerte se Super Soaker con las que nos creíamos los reyes de la piscina y color, mucho color. “Me llamo Inkling”.
Una vez llegamos a Cromópolis ocurren muchas cosas, una recreación minúscula del cruce de Shibuya repleto de tiendas, gente paseando, escondrijos… El menú principal. El próximo miércoles conoceréis mucho mejor de qué se trata, así que volvamos al modo par aun jugador, porque todos estos párrafos previos cobran sentido cuando empiezas a jugar.
Vale, hemos dicho que Splatoon es un third person shooter, pero yo me tiro a la piscina y digo que su modo individual es un Super Mario Galaxy >. Y les ha salido de vicio. Cuando presencié el Nintendo Direct especial del juego pensaba que se trataría de un tutorial largo de esos que te hacen replantearte hacer otra tarea por mero aburrimiento, pero el planteamiento es correcto. Cumple. Somos elegidos para cumplir una investigación, hace falta encontrar unos pergaminos ocultos en cada fase y en nuestras manos está contemplar la solución o simplemente dirigirnos al online.
No os voy a engañar, fui reticente hasta el último momento. Hice evasivas cada vez que encendía la consola porque el online es muy entretenido, adictivo como pocos, siempre tendrás la sensación de jugar “la penúltima” partida. Pero aquí vuelven esas magníficas animaciones de Super Mario Galaxy cuando pasabas de planeta a planeta, esa sensación de autoridad al pisar la superficie. El planteamiento es por tanto muy sencillo, hay que llegar hasta el final del escenario superando obstáculos, derrotando a enemigos cada cual más feo incómodos y con patrones de ejecución.
Tendremos siempre tres vidas, apareciendo en el último punto de control tras cada baja. En este sentido, es más correcto hablar de una mezcla entre Super Mario 3D Land/World (Nintendo EAD SDG Tokyo – 2011, 3DS; 2013, Wii U) por lo cerrado de los escenarios; no hay lugar a pérdidas, avanzas, disparas tinta, te sumerges en ella… La jugabilidad es exquisita. El chiste fácil de que te sientes en tu tinta es la mejor forma de calificar cómo de dinámico y vivo se siente el control de los Inklings. Nuestra munición, este derretido líquido coloreado, no es ilimitado, mas dependiendo del arma escogida durará más o menos por cuestiones de capacidad, cadencia, precisión…
Todo gira en torno a la tinta; si tienes una barrera que se superpone a otra, dispara, sumérgete y salta. El miedo ha de desaparecer cuando juegas a Splatoon, algo de lo que nos daremos cuenta cuando hayamos tenido un ratio de 2 bajas y 8 muertes en una partida porque ese jugador francés domina el rodillo con precisión suiza. En realidad, no pasa nada, hay que morir mucho en Splatoon, ya sea el modo para un jugador o el online.
Supongamos que he sido lo suficientemente hábil como para completar los cinco niveles que me permiten enfrentarme al jefe final de este mundo (hay unos cuantos en total). Una vez más, reminiscencias de Super Mario Galaxy; cámara casi a la altura de los pies, cobertura total en pantalla que nos permite ver el escenario, posibilidades de escape, escondrijos… Todo es redondo, cerrado, y en el centro suele estar nuestra presa. Tú y tu pistola.
No puedo contar mucho más, pero es muy gratificante eliminar a un rival, acabar con ese jefe que tanto nos molesta y avanzar. Insisto, el modo para un solo jugador es totalmente recomendable, cumple a la perfección su ideal instructivo y en ocasiones desafiante. Completarlo antes de lanzarnos de lleno al online es lo más recomendable, no obstante el regusto final es total independientemente del resto del contenido incluido en el disco.
Vaya, me está encantando Splatoon. Prefiero reservarme todas las quejas y problemas para el análisis, donde verdaderamente expondré los puntos a favor y en contra de una propuesta así, pero al menos he podido adelantaros qué es realmente y cuál es el potencial de estos jóvenes capaces de convertirse en calamar. Riquísimo.