Borderlands 2 dificilmente podría empezar mejor. Su secuencia de opening tiene ritmo, fuerza y está muy bien montada. La primera toma de contacto, sin embargo, ya avisa: estamos ante una secuela muy conservadora. Conservadora empezando por el estilo gráfico, por la apuesta sin concesiones por la acción y por una mecánica de juego muy similar a la usada por los Carmack en Rage.
Nota: este análisis no cubre las posibilidades online de Borderlands 2
La puesta en escena de Gearbox funciona un buen rato, pero al cabo de unas cuantas (muchas) horas acaba resultando monótona. Lo que no quiere decir que el viaje no sea placentero. Al contrario. Llegar a cansarse de este Borderlands 2 es posible, pero mientras llega ese momento, a poco que te gusten los juegos de acción, te lo pasarás como un enano.
Para que te hagas una idea de lo que es Borderlands 2, digamos que es muy parecido a esto:
Y es que el principal atractivo de Borderlands 2, además de su modo cooperativo a 4 bandas, es la recolección de armas, cada vez más poderosas, lo que incita al jugador a investigar en la búsqueda de cajas con un LED verde y a levelar su personaje para poder usar las herramientas más potentes. Esto afecta positivamente a la jugabilidad, al menos para aquellos que sean amantes de los RPGs. Para los que busquen únicamente acción esto ralentizará la experiencia. Para los que amen la clama antes de la tempestad, será un orgasmo continuo.
La base sobre la que todo gira es una gran oferta de misiones, tanto principales como secundarias, situada en el desértico – y relativamente abierto – mundo de Pandora que resultará tremendamente familiar a los que ya se embarcaron en la primera entrega. A partir de ahí, acción a saco. El que espere otra cosa, por su bien, que siga buscando.
El primer Borderlands salió a la venta antes que Rage. Ahora, con Borderlands 2 de estreno y con Rage con unos cuantos meses en el mercado, las similitudes entre ambas franquicias se hacen más evidentes. La mecánica es tremendamente similar, pero por ritmo, estilo y alicientes de juego, Borderlands 2, en mi opinión, se come al juego de id.
En el único apartado en el que el juego de los Carmack puede toser al de Gearbox es en el de los visuales, pero, dejando a un lado los gráficos, la producción de 2K me ha parecido muy superior en términos jugables a la de los creadores de Doom, Quake y compañía. Que se dice pronto.
Como FPS, Borderlands 2 tiene unas cuantas limitaciones: problemas gráficos y combates caóticos son los dos principales. Pero como sandbox de acción, como testeador de armas de destrucción masiva en el cuerpo de una fauna casi infinita de enemigos malparlantes y cabronazos, por citar a Gearbox, Borderlands 2 es un juego muy grande.
Te lo pasarás como un enano vaciando miles de cargadores en las incombustibles huestes de enemigos que atiborran el mundo de Pandora, con el único objetivo de pasártelo en grande descubriendo armas cada vez más poderosas y desbloqueando los logros ingame que te reportarán potenciadores de habilidades.
Gráficamente, Borderlands 2 conserva la personalidad del primero, pero la carga de texturas y el baile poligonal colocan a este título en el saco de juegos que, aparentemente, se han ahorrado, al menos, una parte de la fase de testeo. Errores de bulto que hace que bajan unos cuantos enteros y que acaban bloqueando el camino a la cima a la creación de Gearbox. En cuanto a los efectos de sonido y música, el juego está cuidadísimo. Desde la música de la intro al perfecto doblaje en castellano, repleto de palabrotas, expresiones coloquiales y marcados acentos, la producción de 2K, a nivel sonoro, es un ejemplo de trabajo bien hecho.
Borderlands 2 es una delicia jugable que se queda a las puertas de mayor grandeza por un apartado técnico que se ha quedado a medias y por una mecánica con un atractivo con fecha de caducidad. En cualquier caso, se me ocurren pocos planes mejores para encerrarte en casa en un finde lluvioso. [75]