No se puede negar que Bethesda tuvo un muy buen 2017, en cuanto a juegos se refiere, y una de las joyas que nos trajo durante este año fue el regreso de Prey, el título inicialmente cancelado y fue resucitado posteriormente por Arkane Studios, eso si, con un estilo totalmente diferente.
No tiene un lado malo
Hablar de Prey es hablar de ciencia ficción pura y dura que se complementa de manera sublime con una jugabilidad, personaje, historias y escenarios espectaculares. El juego en su conjunto es maravilloso y cada una de esas partes encaja de manera perfecta para entregar una aventura de larga duración, entretenida y bastante retadora.
Parecia un reto muy dificil de superar, pero en Arkane fueron capaces de cambiar ese concepto de caza recompensas, que era la base del título cancelado, por un juego donde la supervivencia de la humanidad depende de nosotros y nuestras acciones a bordo de las Talos I.
Eres tu contra todos
No hay nada mejor en Prey que esa sensación de soledad y zozobra que genera en el jugador al estar atrapado en la nave y tratando de sobrevivir a los tifón, esos extraterrestres que toman diferentes formas y que incluso se pueden convertir en objetos tan comunes como una taza, creanme, despues de jugar Prey, uno no vuelve a ver uno de esos objetos con confianza.
Pero el juego también genera esa satisfacción al momento de superar los retos que motiva a seguir adelante y así poder lograr que Morgan Yu salve el dia, en parte gracias a la gran variedad de elementos, unos bastante novedosos, que tiene a su disposición.
En terreno complicado
Este ha sido uno de los mejores años en cuanto a juegos se refiere y Prey la tiene bastante complicada para ser el mejor juego, en especial porque fue lanzado durante los primeros meses del año y la mente de muchos está muy fresca y puesta en varios de los títulos que llegaron durante el último tramo de 2017.
Sin embargo, esto no le quita merito a una gran juego apoyado por Bethesda y que supo ser resucitado de gran manera por Arkane Studios para el deleite de todos nosotros.