Icono del sitio Akihabara Blues

Dead Cells, el Amor-Odio hecho Videojuego

Qué bonito que es Dead Cells. Su estilo pixel art. Sus cuidadas animaciones. Unos escenarios repletos de detalles. El juego de Motion Twin es una gozada… pero envenenada.

Su mecánica a la metroidvania viene cargada de mala leche dark soulera que te hará sentirte tentado de lanzar tu Switch contra la pared más cercana. Y es que todo el buen rollo que transmiten sus controles, que siguen a rajatabla el patrón de «fácil de controlar, difícil de dominar», y su apartado artístico desaparece por completo cuando mueres cargado de células.

Esas células son las correspondientes almas que dan nombre al juego y que permiten desbloquear diferentes habilidades y armas, incluso modificadores que podrás usar cuando mueras y vuelvas a empezar. Porque Dead Souls va de eso: juega, aprende, lootea y desbloquea todo lo que puedas, avanza, muere y vuelta a empezar. Me ha quedado largo pero seguro que pillas la idea, muy Rogue Legacy, muy Edge of Tomorrow.

Yo tenía pensado escribir este texto tras completar al menos una run en este juego, que genera sus niveles de forma procedural. Por desgracia, había sobreestimado mi capacidad como jugador y llevo muchas horas peleándome infructuosamente con Dead Cells. Por lo que he visto por aquí, he conseguido avanzar más de la mitad de niveles en alguna run aislada, pero disto mucho actualmente de dominar el juego de Motion Twin. Mi única esperanza es desbloquear suficientes habilidades como para poder facilitar los nuevos runs.

En fin, que Dead Cells es una gozada, una maravilla que aunque tenga un regusto a viejo conocido, está tan bien hecha que no te la puedes perder. De esos juegos que te hacen olvidarte de todo hasta que los dominas. Si no le has dado aún, ya tardas.

Salir de la versión móvil