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DiRT 4

Los videojuegos de coches tienen algo especial. Además de ser el género perfecto para exprimir las capacidades de un hardware, difícilmente me puedo resistir a echar una partida rápida a uno, a pesar de no ser ni de lejos mi género favorito. DiRT 4, sin embargo, me ha cogido desprevenido: es un juegazo.

Sensaciones con la boca abierta

Le he podido dar a DiRT 4, que se pone a la venta hoy, gracias a que Koch Media nos hizo llegar una copia para probarlo desde hace unos días. Y me ha flipado. Reconozco que soy malísimo, que he dado mil vueltas de campana y cuando no me he salido del camino durante la carrera ha sido por casualidad. Pero la cantidad de detalles gráficos, la atención al detalle y lo cuidado del paquete convierten a DiRT 4 en uno de los juegos de coches más tremendos a los que he jugado nunca. Descubrir un dron en medio de la pista, un rival con el coche estropeado en un lado de la carretera, esperando a que llegue la ayuda o banderas catalanas en un circuito que pasa por un pueblo de Tarragona… Si el demonio está en los detalles, este título es demoníaco.

No sé cuánta pasta me dejé en la recreativa de Sega Rally, pero fue mucha. DiRT 4, a pesar de compartir los rallies como escenario, al menos en parte – hay otro tipo de pruebas, no se siente en absoluto como un juego del mismo género. No es en absoluto arcade, aunque activando todas las ayudas doy fe que se pueden ganar carreras, aunque sea casi al Borat style.

Una bestia

El número de opciones y de posibilidades de ajuste de DiRT 4 hacen que dos jugadores diferentes, con diferentes ajustes de control, vivan experiencias radicalmente diferentes. Eso no quita que este título requiera venir preparado para lo que te vas a encontrar. No quiere ser tu mejor amigo, ni tan siquiera caerte bien. Lo que DiRT 4 pretende es llevarte a tu extremo como conductor y conseguir que disfrutes compitiendo a tu máximo nivel.

Gráficamente es alucinante, de lo mejor que he visto en esta generación. No me canso de ver las repeticiones, que me hacen evocar las sensaciones que experimenté con los primeros Gran Turismo, esos con los que Polyphony Digital convencía. En serio, merece la pena pasarlas canutas durante las etapas solo por poder disfrutar de los maravillosos replays, con esos cambios de cámara que convierten una salida de pista de un n00b en una coreografía digna de John Woo y Chow Yun-Fat.

La guinda a nivel visual son los efectos climatológicos. Nieve, lluvia, niebla o, simplemente, correr de noche transforman completamente la experiencia, tanto a nivel gráfico como jugable. DiRT 4 parece haber sido creado para lanzar el título de rallies definitivo. Y quizá lo hayan conseguido.

No te lo acabas

Las posibilidades de juego parecen no tener fin. Desde comprar coches nuevos o chafardear en el mercado de segunda mano, pasando por montar tu propio equipo, adquiriendo instalaciones, escogiendo los patrocinadores, el diseño de los coches o fichando a tu personal. Y eso sin contar que, además de rallies, podremos correr pruebas con Buggies o Jeeps, carreras que serán radicalmente diferentes a las de los estrechos caminos.

DiRT 4 merece que le des amor. Y aunque el copiloto, en perfecto castellano, no te lo chive, que sepas que no echarle un vistazo, al menos, es un pecado para cualquier jugador que disponga de una PS4, PC o Xbox One. De lo mejor del año.

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