Ahora que se cumplen dos décadas desde que apareció la primera entrega de esta saga icónica de Nippon Ichi en PS2, sale a la venta este Disgaea 7: Vows of the Virtueless.
Esta entrega viene a conmemorar todo lo bueno de la serie, a la vez que deja de lado algunos cambios que no sentaron bien en la anterior entrega y simplemente centrándose en lo mejor que ha dado la serie: combates divertidos, muchas posibilidades jugables así como de gestión y, sobre todo, mucho humor.
Una vuelta a las raíces de la saga
Parece que en Nippon Ichi eran conscientes de las carencias de Disgaea 6, ya sea por fallos gráficos (era el primero de la serie que dejaba de lado la estética pixel art), por una progresión algo extraña o por estar más limitado tanto en posibilidades jugables y en líneas generales. Así que ahora la saga ha vuelto por una senda más parecida a la quinta parte como Shunsuke Minowa, el director de la serie que dirigió dicha entrega (pero se saltó la siguiente) mencionó en medios japoneses.
Básicamente podríamos decir que estamos ante un SRPG que se puede considerar bastante estándar en esencia (aunque hay momentos de exploración de escenarios), con una progresión muy natural por así decirlo. De hecho esta entrega se ha enfocado como una vuelta a las raíces, aunque realmente ya en su día estábamos ante una serie de juegos muy singular, no solo en algunos aspectos jugables como los “geo chain” sino sobre todo por ese humor absurdo que, por supuesto, sigue más que presente.
Pero mencionaba esto porque quería decir que no he sentido la necesidad de levelear o exprimir ciertas mecánicas “novedosas” que en otras entregas era inevitable tratarlas para poder pasarme la historia, sino que Disgaea 7: Vows of the Virtueless te ofrece una experiencia más completa o más ligera según tus necesidades.
Parodiando al Japón feudal…
En esta entrega la estética está inspirada en el Japón feudal, por lo que ahora veremos clases relacionadas con ese estilo. Por supuesto, conceptos de esa época como el Bushido están presentes, de hecho la historia parte de ahí. Resumiendo mucho, básicamente los demonios que poblaban el inframundo y que abrazaron el Bushido (código del Samurai, vaya) fueron prácticamente extinguidos a partir de la llegada de Demmodore Opener debido a una serie de leyes que no solo pretenden perseguir a quien siga las leyes del Bushido, sino que premian que la sociedad se enfoque en la búsqueda de fuerza sin control y sea bélica por naturaleza. Y sí, todo esto es una parodia de la llegada del Comodoro Perry a Japón en 1868 que hizo que la era Samurai acabara en el país.
Aquí es cuando entran nuestros protagonistas que intentarán derrocar a esta dictadura. Pirilika, la presidenta de una empresa de moda que resulta ser una friki del espíritu del Bushido, y Fuji, uno de los pocos samuráis errantes que vive en el deteriorado Reino del Inframundo, llevando una vida caótica similar al concepto Ronin.
Sin embargo Fuji, a pesar de ser un samurái, realmente sigue las reglas que buscan el caos del Demmodore Opener, por lo ve ninguna necesidad en el Bushido. Teniendo en cuenta que Pirilika a su vez es una chica de buen corazón y sabiendo cómo se suele desarrollar la historia y los diálogos de la serie, os podéis imaginar cómo interactuarán entre sí.
…con mucho carisma
Por supuesto tampoco hay que olvidar que nos iremos cruzando con más personajes, tanto principales como los típicos genéricos que se unirán a nuestro grupo para cumplir nuestro objetivo. Por cierto, hay 45 clases como ninjas o pistoleros del salvaje oeste, la mayor cifra de la saga. Ah y como es costumbre en los Disgaea, la historia es independiente en cada entrega por lo que si no habéis jugado antes, Vows of the Virtueless es una muy buena puerta de entrada a la serie.
Aún llegando a ser interesante, la historia no es que importe tanto en esta saga, y en Disgaea 7: Vows of the Virtueless esto no es una excepción. Como siempre, los personajes son carismáticos (en parte por el citado humor típico de la serie) y será entre combate y combate cuando hacen acto de presencia estos diálogos narrados a lo visual novel. Y sí, como pasa siempre con Nippon Ichi, el juego está en inglés con voces a elegir entre ese mismo idioma y el japonés.
El combate
Jugablemente las mecánicas típicas de los Disgaea están ahí, al seguir optando por el SRPG. Por ende iremos moviéndonos por casillas en el mapa e iremos atacando a distancia o cuerpo a cuerpo según las habilidades de los númerosos personajes que podremos tener en nuestro equipo, los cuales también nos servirán para hacer ataques conjuntos. También hay un modo furia y por supuesto, como es costumbre en los Disgaea, se permite coger y lanzar a uno o varios compañeros nuestros para extender su movimiento o simplemente lanzar a enemigos para ganar algo de tiempo.
Como buen exponente del género también tenemos que entrenar nuestras armas y subir niveles hasta llegar al 9999, como es tradición en la saga. Eso sí, aunque esto nos permita hacer millones de puntos de daño, en esta ocasión necesitaremos algo más para poder hacer frente a la gran novedad de esta séptima entrega. Y aquí entra la “Jumbificación”, una característica temporal donde uno de nuestros personajes podrá entrar cuando se nos llena la barra de rabia recibiendo ataques y derrotando enemigos.
Novedades en esta entrega
Este modo básicamente se basa es que uno de tus personajes se vuelve gigante y hará que pueda atacar a cualquier enemigo en cualquier parte del escenario. Además el rango de ataque estándar se expande a 5×5 casillas, por lo que hará estragos a los enemigos que estén cercanos entre sí. Lo malo (e interesante, para qué nos vamos a engañar) es que los enemigos también pueden agigantarse, por lo que muchas veces transformarse sirve sobre todo como una manera de contrarrestar su ventaja.
Otra de las novedades es el sistema de reencarnación de objetos que permite a los jugadores transformar objetos masterizados en otros con características totalmente diferentes pero que conservan sus ventajas o habilidad. Ojo, porque aunque no lo parezca esto es tan importante como la de subir de nivel a nuestros personajes. Por poner un ejemplo, si transmutamos un objeto que hayamos conseguido anteriormente y que originalmente servía para cubrir más casillas (como unas simples gafas) en una lanza, este último habrá heredado esa característica original.
Como pasa en esa saga, la verdad es que es muy gratificante ver cómo se fortalece tu equipo viendo los puntos de daño al atacar, sobre todo porque todo esto no deja de ser a causa del propio jugador.
En definitiva
En fin, la verdad es que Disgaea 7: Vows of the Virtueless deja un muy buen sabor de boca. De hecho la sensación es de estar ante una especie de “best” de la saga en el sentido de que se ha sabido centrarse en lo que funcionaba anteriormente sin dejar de lado la implementación acertada de novedades, como la inclusión de los gigantes y otros elementos que redondean el total, como un motor 3D muy mejorado con respecto a la anterior entrega.
Además hay muchos modos extra, como minijuegos varios, un torneo y una serie de misiones secundarias entre otros. Y aunque esté en inglés la historia funciona, como siempre, sobre todo si quieres pasar un buen rato de manera desenfadada entre unos combates que, aunque se pueden hacer repetitivos y haya cierta tendencia al «grindeo» si uno lo prefiere exprimir, siguen siendo lo mejor de la franquicia. [80]