Dragon Quest III HD-2D Remake, así da gusto jugar a un clásico

No había jugado a ningún Dragon Quest clásico. Teniendo los nuevos, que aparecen con relativa frecuencia, ni se me pasaba por la cabeza enfrentarme a esa cuesta arriba que suele ser el intentar darle a un videojuego con bastantes años a la espalda.

Por eso me está gustando tanto Dragon Quest III HD-2D Remake, un videojuego que te deja claro que sigue siendo un título ochentero (el original salió en 1988), se siente como tal, con una jugabilidad muy clásica y simple. Pero el apartado gráfico, que combina personajes pixelados con fondos detallados y preciosistas, al más puro estilo de la saga Octopath Traveler.

Dragon Quest III HD-2D Remake plantea encarnar a un héroe que, acompañado de un puñado de aventureros random, debe cumplir su destino y salvar el mundo. Una tarea para la que tendrá que prepararse recorriendo pueblos, subiendo de nivel a fuerza de acabar con enemigos que aparecen de forma aleatoria y coleccionando el mejor equipo posible.

No solo los gráficos han sido renovados en Dragon Quest III HD-2D Remake. La banda sonora es una maravilla que está, como mínimo, a la altura del apartado visual, ejecutada de forma orquestal. Un auténtico lujazo sonoro, que deja claro que Square Enix ha querido cuidar todo el paquete.

Un paquete que, a pesar de su renovada producción, no ha introducido una jugabilidad con la profundidad y enfoque de los JRPG actuales, lo que puede echar para atrás a las personas que estén buscando un producto con los estándares de nuestro tiempo. Para el resto, entre los que me incluyo, no hay mejor forma de disfrutar de un Dragon Quest clásico que esta.

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