Era uno de los rumores que sonaban más fuerte en los días previos a la feria californiana y el run run, en una de las industrias menos discretas que hay, suele ser casi tan oficial como una nota de prensa. The Last Guardian se presentó en la Conferencia de Sony pre E3 con un gameplay de 7 minutos.
Shuhei Yoshida salió justo después a expresar su emoción y esa personalidad de semifanboy que hasta hace poco pocos VIPs de gran calibre, como Reggie y Peter Moore. El público enfervorecido presente en la sala de conferencias respondió con gritos y aplausos y algún improperio. Era difícil no emocionarse, el juego lleva anunciado 6 años y 8 en desarrollo.
Esos son los hechos. Ahora viene mi opinión basada en mis sensaciones con el tráiler. Parto de la base que estéticamente es merecedor de muchos elogios, y que la atmósfera será made in Team ICO, pues el equipo de desarrollo nipón se ha ganado ese voto de confianza tras ICO y Shadow of the Colossus. Mis comentarios se centran en lo que veo en el anuncio con gameplay mostrado en el E3 2015 y están, por supuesto, adulterados por el hype personal y por todos estos años de espera.
El tiempo en el que The Last Guardian era una carta ganadora para Sony ya ha pasado. Un juego con casi una década de desarrollo a sus espaldas, la mitad de la cuál se la pasó intentando encontrar algo que justificara su existencia, diseñado inicialmente para PS3y que saltó a PS4 por motivos, en mi opinión, tan poco consistentes como el dar a Fumito Ueda una plataforma a la altura de su visión.
Si la visión de Ueda tiene algo que ver con el gameplay mostrado hasta la fecha, asumiendo que Ueda sigue al mando, esa visión no me emociona.
Un juego macerado durante tantos años debería estar muy masticado, aunque quizá el problema es que ya no sabe a fresco. La forma en la que el niño llama a gritos al dragón/monstruo, aunque esté a escasos centímetros de él, es una muestra de que el equipo de Ueda no mira de reojo otros grandes juegos como Journey, con su –creía que inspirador – lenguaje entre jugadores/personajes.
Otro detalle es la interacción del niño con el entorno. Que eche a correr incluso cuando está al borde del precipicio, que el juego te lo permita, me parece algo inconsistente con el propósito que le supongo a The Last Guardian: ser una experiencia mágica, aunque eso suponga llevarte de la mano en ocasiones.
También me llamó la atención el contraste entre el estilo gráfico del dragón/monstruo y el niño. Mientras que el animal tiene unos colores que parecen apuntar, salvando las distancias, al fotorealismo, el estilo gráfico del niño va más en la dirección de dibujos animados. No cuadran, y cuando comparten plano esto se hace tan evidente como extraño.
Por supuesto, estas son solo mis apreciaciones.
El repetitivo estilo de interacción de la demo de The Last Guardian mostrada es quizá lo que más me ha decepcionado. Me pareció demasiado escriptado, falto de ideas, chispa, cayendo demasido en la mecánica de colaboración forzada. Hubo un tiempo en el que creí que este juego nunca saldría a la luz. Es duro considerarlo, pero quizá ese no hubiera sido una mala conclusión para el enésimo sueño de Ueda.