En una feria en la que el presentar una nueva consola se consideraba hasta hace poco el clímax del sector, las reglas han cambiado. La reciente PS4 Pro ha cambiado la baraja y, al introducir la generación intermedia en las sobremesa, ha eliminado el Factor WOW que parecía intrínseco a este tipo de anuncios.
¿El tamaño importa?
O al menos, limitado en gran medida la capacidad de sorprender. Sí, parece claro que Scorpio va a superar la potencia de PS4 Pro, pero ¿dista tanto la propuesta de Microsoft de la de Sony? Phil Spencer se ha cansado de repetir que no habrán juegos exclusivos para Scorpio, únicamente versiones optimizadísimas de los mismos juegos de Xbox One – salvo la jugada en VR, que parecerá exclusiva de la hermana mayor de la familia de consolas Xbox.
El problema está precisamente ahí, en el catálogo. Xbox One empezó impresionantemente bien, convenciéndome con una parrilla de lanzamientos durante los primeros meses que me pareció tremendamente superior al de la competencia.
A la larga, esto se demostró como insuficiente, debido, aparentemente, al lastre que arrastraba Microsoft al haber intentado implementar el infame Always Online – que por cierto, irónicamente, no está tan lejos de lo que tenemos hoy en día en la mayoría de sistemas, y a lo robusta que ha resultado ser la estrategia de PlayStation, que parece ir in crescendo – solo hay que ver los meses que llevamos.
Xbox tiene que darlo todo
Así, Microsoft se encuentra con una papeleta que, personalmente, creo que es de difícil solución. Por muy potente que sean las specs de Scorpio, si se va a nutrir únicamente de los juegos de Xbox One, el Gran Anuncio para el E3 de Xbox nunca debería ser el hardware, sino un listado de software impresionante que vaya a lucir, ahí sí, de forma espectacular en Scorpio. Sí, Scorpio tiene que ser la guinda y nunca el pastel. Sino este será otro E3 en el que Microsoft se verá incapaz de ofrecer sensaciones de que puede dar la vuelta a la tortilla.
Y tú, ¿Qué opinas?