No es un viaje fácil el que propone From Software. Para empezar, tenemos que darle forma a nuestro personaje y luego cruzar las tierras de turno, que como no, están malditas y llena de enemigos, pero es una aventura maravillosa y sin retorno. Un viaje que, entrega tras entrega, atrae a cada vez más aficionados a probar suerte. No todos acaban el viaje como creían, unos acaban completamente cambiados y otros simplemente no llegan hasta el final, pero todos y cada uno de ellos tienen algo en común.
Hay muchas historias en el interior de la hoguera, cientos de aventureros iguales pero distintos a ti, que han llegado hasta territorios sagrados para ver quebrada su alma ante enemigos demasiado grandes. Guerreros, brujas, asesinas, y arqueros, todos por igual acaban aquí, en la hoguera… con algo nuevo que contar.
Estos han muerto como gusanos una y otra vez, cientos de veces con la misma putada, ¡oh sí!… con trampas, hechizos, flechas gigantes, bombas, más trampas, puñaladas, enemigos puñeteros, hemorragias, caídas, muchas caídas, emocionalmente, empalamientos, envenenados, quemados vivos, malditos y muchas veces aplastados por una maza enorme.
Mi artículo podría acabar aquí, pero no, vamos a hablar un poco de los Souls y cual ha sido su efecto, atención.
Hay que reconocer que From Software ha sabido llegar tanto al mercado occidental como al oriental con esta saga, la cual bebe bastante, en cuanto atmósfera y diseño de escenarios a su hermano mayor y más desconocido King’s Field y damos gracias cada día por no parecerse en lo jugable. From Software, que se dedicaba a hacer la saga Armored Core: juegos de mechas, que seguro has visto más de una vez en la sección de juegos de segunda mano junto algún pobre Dinasty Warriors. Tenían una fuerte relación con SEGA, pero en los últimos años una saga espiritual ha puesto a la compañía en los grandes foros y en las portadas de la revista, un puesto merecido y que durará muchos años.
Me picaba el culo de la emoción cuando en 2009 llegué a casa corriendo con un paquete enviado desde la ultramar que llevaba esperando casi un mes. Demon’s Souls, un juego que me habían prometido, sería el más desafiante de los que había jugado y con una jugabilidad tremendamente adictiva. Intenté llegar casi virgen a la hora de poner el juego, vi la intro y me valió. No tenía ni idea de lo que me esperaba.
Madre mía, que de hostias me llevé. Y me llevaría a partir de aquí.
Llegué al primer jefe que murió sin problemas, crucé un puente una y otra vez. Me cocinaron a la barbacoa en mi propia armadura una y otra vez, probé otras rutas y mordí el polvo una y otra vez.
Os soy completamente sincero, lo dejé por la mano unos meses. Pensé que había comprado un juego roto y que no me interesaría volver para pasarlo mal. Hasta que me descubrí a mi mismo viendo como el dragón que sale en el disco no era para tanto, y también me vi con soul level down, los que hayáis jugado sabéis de lo que hablo*, y viendo como mi héroe se iba entre la niebla sin color…
Dejando a un lado el romanticismo del momento, lo había hecho, había superado Demon’s Souls sin invocaciones y ahora solo tocaba volver a empezar. Si no hubiese sido porque ese mismo verano de 2010 From Software anunció Project Dark, que sería el lanzamiento multiplataforma del sucesor espiritual de Demon’s Souls. Una de tantas exclusividades que Sony no decidió guardar.
¿Y qué decir de Dark Souls que no sepáis ya? Ese juego que a mi y a muchos nos sacó de Skyrim casi para no volver en 2011 y que, a día de hoy, sigue siendo motivo de charla y se descubren más y más cosas sobre sus personajes y mundo, el apasionante reino de Lordran.
(Que a mi siempre me ha parecido Boletaria espejado…)
Somos uno de otros tantos no muertos condenados a ser inmortales hasta volvernos locos y Huecos, metidos de lleno en lo que sería antes una gran civilización, pero solo quedan las cenizas.
La premisa es la de un mundo de personalidad casi infecciosa que lo cubre todo, podrías ver un objeto o un enemigo y decir “Esto ha salido de Dark Souls” ya que el mundo es un cuidado trabajo de ambientación alejado completamente de Tolkien, Rowling, o Gaiman. Aquí hay un mundo asfixiante, pero a la vez misterioso y lejano. Ese es el primer añadido que hace que avances en el juego, olvídate por un momento de su dificultad. La historia no está limitada a los NPCs (muy escasos pero extraordinariamente útiles), está cortada entre objetos, referencias y diálogos, como el mapa del mundo. La historia la vas escribiendo poco a poco tú solo y lo agradecerás, ya que todo es mejor en la cabeza de uno.
Pero la pregunta es: ¿Son los Souls difíciles? La respuesta es no.
Son juegos exigentes, que piden que estés atento a cada cosa que haces y que te empapes un poco del mundo. Para empezar el sistema de combate es intenso y complejo de dominar, aquí no puedes limitarte a atacar y hala a coger el botín. No, aquí hay que ser cautelosos, saber que movimientos hacer en cada momento y estar preparado para huir.
Este tipo de combate hace que cada enemigo sea un desafío y que haya que aprenderse sus movimientos para asegurar la victoria, enemigos que, cada vez son más grandes y más poderosos pero que consiguen algo muy especial, que derrotarlos signifique algo. Es un test constante donde apenas se te enseña nada para empezar, pero que acabas dominando y joder, te sientes satisfecho y orgulloso.
Mi duda surgía con Dark Souls 2, lanzado este año para PS3 y Xbox 360 y luego un poco más tarde para PC (esta vez sin necesidad de mods) ¿Es Dark Souls 2 más fácil que el resto de sus hermanos mayores?
No os quiero arruinar la sorpresa, pero puede que no sea más fácil, sino quizás distinto. Al ser un juego nuevo intentaré no desvelar nada del argumento, aunque podría, y no pasaría nada, ya que Dark Souls 2 es muy distinto a su predecesor, se parece más a Demon’s Souls en cuanto a un par de cosas que ya nombraré en su momento.
De entrada hay pactos nuevos y algunos renovados y se explica mejor su función y como subir de rango y algunos son útiles, quizás demasiado. Y el online funciona mejor, hay menos desconexiones desconocidas y se puede hasta revivir a ciertos NPCs si se nos va la mano con los rayos solares.
Al empezar podemos ver que se nos da la oportunidad de viajar desde el principio entre hogueras y que esto ayuda a culminar ciertas misiones y áreas más fáciles. No me pondré puritano, pero este añadido le saca profundidad a Drangleic y apenas te puedes dar cuenta del terreno andado si puedes, ¡zap! estar en otro lado cuando quieras. Eso sumado a un diseño menos vertical que su predecesor y la colocación de los enemigos en sitios más visibles que hacen el juego, por lo general, más fácil de abordar y le saca esa cosa tan especial que tienen los Souls.
Poco después de tener la copia de PS3, pude ver culminada la historia y pude sentir pena por la idea de que se había terminado mucho antes que cualquier otro Souls, que haya sido tan corto. Pero entonces pensé en la posibilidad de ser yo y tantos otros más cercanos al mundo y al diseño de estos action rpg de nueva generación, de ser más conscientes del reto que suponía adentrarse de nuevo en tierras malditas.
Quizás el viaje haya tenido sus frutos y ahora seamos más duros y estemos más atentos. Las mejoras y ayudas están ahí y eres libre de usarlas o no, pero sigue siendo un juego muy exigente y que requiere que te guste jugarlo y estar concentrado en él, solo que esta vez ha sido más generoso con todos.
Vale, vale, lo sé, sé que muchos estáis pasándolas putas con el Dark Souls 2 ahora que todos podemos jugarlo, desde que ha salido en PC, y que pensaréis que no es difícil, yo tengo algo que decir al respecto.