El final de The Red Strings Club: ¿Píldora roja o azul?

SPOILER ALERT – Este texto contiene información sobre el final de The Red Strings Club. Si quieres disfrutar de la experiencia narrativa al completo, te recomiendo que leas este artículo después de haber jugado. Si, en cambio, no crees que vayas a jugar o ya lo has hecho, quédate y disfruta.

A diferencia de Gods Will be Watching, el anterior título de Deconstructeam (Responsables también de la obra que hoy nos ocupa), The Red Strings Club no tiene pantalla de Game Over. No puedes perder de ninguna forma la partida en este juego. Porque te enseña que todas tus decisiones tendrán consecuencias y que, cuando las tomes, ya no habrá vuelta atrás. Elijas lo que elijas el mundo seguirá adelante, contigo o sin ti, los engranajes de este universo seguirán girando.

Bien, hablemos del final de The Red Strings Club. Durante casi todo el juego hemos sido Donovan, bróker de información y camarero del Red Strings. A lo largo de todo el juego se nos han planteado una serie de cuestiones éticas hablando con los diferentes personajes que entran en el Red Strings, y nosotros como jugadores hemos expresado nuestra opinión al respecto a través de Donovan. Este personaje no tiene sus propios valores éticos porque los que transmite son los del jugador. Por otro lado su socio, Brandeis, sí que tiene sus propios valores. Y cuando lo controlamos, precisamente en el último tramo del juego, no tenemos que tomar decisiones de este tipo porque el personaje tiene sus propios valores, aunque lo estemos controlando, no somos Brandeis, nosotros siempre vamos a ser Donovan.

Haciendo un resumen de este último acto. Llevamos a Brandeis y estamos cayendo desde un rascacielos, de cabeza hacia la muerte. Como Brandeis, acabamos de descubrir que Akara, robot con el que hemos estado colaborando durante todo el juego, es una súper inteligencia artificial que controla el mundo. Si se lo decimos a Donovan probablemente dedicaría el resto de su vida a acabar con Akara y salvar el mundo. Pero, si no lo hacemos, Donovan vivirá feliz y tranquilo, aunque en una mentira. Todo esto se nos plantea detrás de ese mensaje que comentaba en los primeros párrafos, elijas lo que elijas sabes que el mundo seguirá adelante, pero las consecuencias de tus decisiones pueden ser diferentes.

Justo el día que publiqué el análisis de The Red Strings Club vi la película Matrix. Y una escena me resultó extrañamente familiar. Supongo que todos conocemos la famosa escena en la que Neo tiene que escoger entre una pastilla roja y una azul. Morfeo le dice: “Si tomas la pastilla azul, fin de la historia, despertarás en tu cama y creerás lo que quieras creerte. Si tomas la roja, te quedarás en el país de las maravillas y yo te enseñaré hasta donde llega la madriguera de conejos”

La situación en esta escena de Matrix es exactamente igual que la decisión final de The Red Strings Club. Una elección entre la verdad, sabiendo que sus consecuencias pueden ser graves, y la ignorancia, viviendo felices y en tranquilidad, aunque en una mentira. Cierto es que en Matrix, Neo toma esta decisión sobre sí mismo y en el juego Brandeis la toma sobre Donovan. Pero, como he dicho al principio, aunque controlemos a Brandeis en algún tramo de la obra, nosotros somos Donovan. Porque es este último a través del cual hemos transmitido nuestros propios valores y hemos expresado nuestra opinión cuando hablábamos con los personajes que visitaban el bar.

Este final no resulta ser revolucionario, pero tiene sentido. Hay factores más allá de un giro inesperado en la trama para hacer que un final sea bueno. The Red Strings Club te hace tomar una decisión cuya consecuencia no verás ni jugarás, porque tu partida acaba con la muerte de Brandeis. Pero la decisión tiene peso porque, además de haber empatizado con cada personaje, el juego te ha enseñado que los mecanismos de este universo seguirán funcionando aunque tú ya no estés y que toda acción tendrá una consecuencia irreversible. Los hilos rojos siempre seguirán en movimiento.

Como bonus track, en el siguiente enlace puedes encontrar mi análisis de The Red Strings Club.

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