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Impresiones con Final Fantasy XII, un gran retorno

Hay dos lecciones dolorosas que cualquier persona con tiempo limitado que dedicar a los videojuegos tiene que aprender lo antes posible para reducir al máximo la frustración.

Revisitando un gran juego

Una, que hay demasiados juegos como para jugarlos todos. Y dos, quizá más dolorosa: la mayoría de los videojuegos hay que jugarlos en su tiempo, con su coyuntura personal e intransferible. Intentar volver a jugar a un juego de NES, por ejemplo, es algo que me resulta casi imposible. Son diseños de otra época y, salvo genialidades, tengo que ir con muchas ganas para poder disfrutar a algo anterior a Megadrive/SNES.

La corriente de las remasterizaciones nace con el objetivo de rejuvenecer a determinados títulos, clásicos pura sangre o no, para adecentarlos, al menos visualmente, para el público actual. El resultado no siempre llega a buen puerto, y mientras encontramos juegos que realmente resucitan, como Wonder Boy, otros muchos deberían haber permanecido en el recuerdo, debido al mal uso del botox videojueguil. Parappa the Rapper es un gran ejemplo de una remasterización fallida que parece haberse hecho con desgana, para cumplir con la idea de algún directivo con ansias de hacer dinero fácil.

El caso que justifica estas líneas, Final Fantasy XII, no puede considerarse solo como uno más. Es la recuperación de uno de los Final Fantasy más , quizá de los menos queridos por los puristas, pero con unos acabados, en su época, de relumbrón. Square Enix ha tenido a bien recuperarlo justo después de lanzar la quinceava Fantasía Final, más de 11 años después de su cada vez más lejano lanzamiento en PlayStation 2, en el 2006.

¿El resultado? Quizá menos espectacular de lo que uno podría haber soñado, pero digno a nivel visual y con la propina de mejoras que van más allá del maquillaje, incluyendo la opción de aumentar la velocidad sensiblemente y la posibilidad de asignar un segundo trabajo a los personajes.

Imagino que estás buscando que te diga «tírate de cabeza» o «olvídate de este Final Fantasy XII». La respuesta, como casi siempre, es algo más compleja. Si tuviste ocasión de jugar al original hace ya más de una década y te gustó, quizá te sientas lo suficientemente melancólico como para darle otra vuelta para descubrir el lavado de cara.

O quizá te lo perdiste en su momento; en ese caso creo que esta es la ocasión perfecta para darle una oportunidad a un gran Final Fantasy. Sí, quizá no sea el capítulo más recordado o el estandarte oficial de la saga, pero esta remasterización posibilita que, en pocos meses, hayamos presenciado algo único: el lanzamiento de dos entregas de una franquicia legendaria.

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