Far Cry 3, la secuela de la exitosa franquicia de shooters de Ubisoft tiene muy buena pinta. Grande, cuidado, espectacular, repleto de NPCs con tan malas pulgas como ganas de dar vidilla al mundo virtual con sus rutinas de IA. Eso sí, verlo provoca una sensación déjà vu bastante importante. Y es que usar una jungla como escenario y repetir la fórmula deja poco espacio para sorpresas más allá del impecable acabado técnico y geniales voces – que como corran la misma suerte que en la segunda entrega se destrozarán con un doblaje en castellano – de la versión para PC, que es la que se mostraba.