No le metí mucha caña a la precuela espiritual de Starhawk, Warhawk, pero esta iteración me llamó la atención desde que llegaron las primeras informaciones sobre ella. Básicamente consiste en un shooter en tercera persona en el que podremos realizar acciones no demasiado comunes en este género, como construir edificaciones para defender bases, construir unidades o pilotar mechas que se transforman en aviones y que pueden surcar el espacio. En esta GamesCom lo he podido ver en movimiento y, a pesar de que sobre el papel me sonaba algo bizarro, la cosa parece funcionar.
En esta segunda entrega, además, se incluye un modo historia, algo de lo que Warhawk carecía. En él, encarnando al mercenario Emmet Graves deberemos dar caza a nuestro hermano, el líder de los Outcaster, la raza que asola la galaxia y que busca controlar el Rift, una fuente de energía al más puro estilo Tiberium.
Starhawk me ha dado muy buen rollo. Os recomiendo que si os pica la curiosidad por este título os deis una vuelta por youtube y busquéis vídeos de gameplay- como este – y así veáis vosotros mismos de qué va la movida.