Her Story (2015, Sam Barlow) es un gancho a la mandíbula de Mega CD, Philips CDi y demás piezas de hardware que presumieron en su momento de ser una auténtica revolución tecnológica y que murieron ahogadas por sus ansias de grandeza.
Her Story demuestra que el único cuello de botella a la hora de crear un videojuego es la inventiva y la genialidad, y que los títulos basados en vídeos no supieron aprovechar el formato y se equivocaron intentando adaptar géneros existentes en vez de idear nuevas fórmulas. Aquí encarnaremos a un usuario que está accediendo, con un propósito que desconocemos, a un ordenador con acceso a una base de datos de vídeos relacionados con un interrogatorio de una sospechosa de asesinato. Para encontrar vídeos deberemos usar palabras al más puro estilo Google, y el motor de búsqueda buscará coincidencias de esas palabras en la transcripción de los vídeos. Tenemos acceso además a una matriz que nos muestra el número de vídeos a los que hemos tenido acceso, y los que aguardan ser encontrados. Una mecánica muy simple pero tan fresca y original que enamora.
Los logros de Steam hacen las veces de objetivos a cumplir, porque en la que quizá sea la decisión de diseño más polémica de Her Story, no hay nada más que hacer que buscar y visionar vídeos, no hay elementos interactivos. El jugador no tiene ninguna tarea más allá que la voluntaria de usar los vídeos del interrogatorio para formarse una opinión propia del caso. Incluso al desbloquear la mayoría de los vídeos, me he encontrado debatiendo internamente intentando reinterpretar los testimonios para encontrar una lectura diferente a la que parece evidente. Buscar los tres pies al gato. No comento nada específico de las diferentes teorías que han pasado por mi cabeza, por ser spoilers. Consejo: no busques detalles de la historia, cuanto menos sepas de ella, mejor.
Todas las voces que acusan a David Cage de haber creado pseudo videojuegos más cercanos al cine que al ocio interactivo electrónico se quedarán mudas ante lo que ha montado Sam Barlow con Her Story. La frontera entre el Cine y los Videojuegos no podría estar más difuminada que con este título, que, sorprendentemente, te atrapa. Te atrapa porque, con unos recursos gráficos tan simples como funcionales – maravilloso, por otra parte, el efecto de monitor de tubo con suciedad, un ficticio reflejo nuestro en la pantalla – , el título de Barlow se funde contigo en un abrazo del que no he podido escapar hasta que no he desbloqueado la mayoría de secuencias del interrogatorio. Joder, si es que hasta llega un momento en el que la banda sonora te hace poner los pelos de punta, te cuelgas la chica interrogada… y todo ello explota con el ¿final?, un final que redefine el concepto de final abierto.
Her Story quizá no es un referente a nivel de virtuosismo técnico, pero su propuesta jugable es, simple y llanamente, revolucionaria. Es uno de esos juegos que, aunque no te llamen a priori mucho la atención, lo tienes que jugar por ser diferente al resto y conseguir brillar en esa diferencia. [90]