Impresiones con TMNT: Splintered Fate, un roguelite muy arcade

Jugar a TMNT: Splintered Fate produce unas sensaciones muy extrañas. Malas no, extrañas. Y es que las Tortugas Ninja protagonizan un videojuego con alma arcade, muy sencillo de controlar, que permite el multijugador con 4 jugadores. Esto hace que me recuerde a la mítica recreativa de Konami.

El componente extraño llega con la capa de Roguelite que lo cubre todo. TMNT: Splintered Fate, como si fuera Hades, está dividido en pantallas que componen una run. En cada run podremos ir activando diferentes poderes y habilidades, que se perderán al volver a empezar; pero también podremos recolectar monedas con las que podremos desbloquear habilidades permanentes que nos facilitarán las cosas en las siguientes runs.

Controlando una de las 4 tortugas ninja en la misión de rescatar al maestro Splinter, TMNT: Splintered Fate plantea una sucesión de pantallas en las que tendrán lugar combates frenéticos contra hordas de enemigos. Al derrotarlos, cada uno de los personajes podrá seleccionar qué recompensa llevarse.

Recuperar algo de energía, potenciar alguna habilidad específica, desbloquear un nuevo tipo de ataque, atesorar chatarra con la que comprar en la tienda que nos iremos encontrando entre pantallas o recopilar monedas que permitan mejorar para siempre los stats de los personajes. El balance entre mejorar a las Tortugas durante las runs y, a la vez, tener la capacidad de invertir en el futuro a largo plazo.

TMNT: Splintered Fate, que está desarrollado por la gente de Super Evil Megacorp, presenta un formato, el de Roguelite, que igual puede asustar a les que están buscando únicamente dar mamporros con sus héroes favoritos, pero me gustaría tranquilizarles: el resultado final no aleja a las tortugas de los juegos de hostias a raudales a los que nos tienen acostumbrados.

Tengo ganas de meterle unas cuantas horas más para ver si consigo pasármelo, aunque lo cierto es que hasta en nivel fácil TMNT: Splintered Fate es un reto. Mi esperanza es desbloquear tantas habilidades permanentes para que, al final, se abra una ventana de oportunidad que pueda utilizar para pasármelo. Ya te iré contando…

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