Cuánto me está gustando Final Fantasy XVI. Tan solo las vacaciones de verano han interrumpido mi periplo por el juego de Square Enix.
Qué superproducción, qué banda sonora. Y, sobre todo, qué combate. Un combate super disfrutable, apto para que cualquiera, sea fan de los RPG o no, pueda gozarlo desde el primer minuto. Por desgracia ni los gráficos, ni la banda sonora ni su, repito, tremendo combate consiguen que pueda ignorar la sucesión de misiones que se plantean y que están absolutamente desconectadas de la épica historia marco del juego. Y es que cuando crees que te has enamorado de nuevo con Final Fantasy XVI, al volver a conectar la PS5,
En cualquier caso el argumento y personajes de Final Fantasy XVI merecen ser destacados como uno de los aspectos más cuidados del juego y, aunque estos no sean capaces de alcanzar con su sombra cada rincón de la última Fantasía Final lanzada hasta la fecha, constituyen sin duda un aliciente o una excusa para darle todas las oportunidades que le hagan falta.
Yo, de momento, sigo en mis trece de darle unas cuantas horas más cuando vuelva de vacaciones, aunque sí que es cierto que la ventana de oportunidad que todo videojuego tiene para enamorarme ya se ha cerrado para Final Fantasy XVI. Solo espero que mis andaduras en su mundo no acaben con desidia, sino con una sensación de que, aunque no todo fue perfecto, sí que hubo momentos memorables.