Impresiones: L.A. Noire, una delicatessen para Switch

No acabé de conectar con L.A. Noire en su momento, cuando fue lanzado hace ya más de 7 años para la generación pasada de consolas. Su elegantísima propuesta me confundió al flirtear esta con un estilo que parecía esconder un sandbox.

Un regreso triunfal

Pero ese no era el objetivo de Team Bondi, solo el disfraz bajo el que se escondía el que quizá sea uno de los juegos más personales que ha apadrinado Rockstar nunca. Ahora, con su aparición en Nintendo Switch, he tenido la oportunidad de volver a recorrer las calles del Los Ángeles de mediados del siglo pasado. Y aunque no me he encontrado con Aruku, que todavía está por allí, lo cierto es que es un auténtico placer encarnar al agente Phelps en su imparable ascenso en la jerarquía de la policía yankee.

Es raro cuando, tras tantos meses, vuelves a un Videojuego y eres capaz de disfrutarlo como el primer día, pero más raro es cuando, en el regreso, eres capaz de disfrutarlo aún más que en la primera ocasión, como si de un vino que, envejeciendo, mejorara con los años. El gusto adquirido por experiencias más tranquilas ayuda. También, no lo voy a negar, haber visto ese monumento a las series de Televisión bautizado como Mad Men y reconocer al protagonista de L.A. Noire en otro medio.

Todo suma. Y es tremendo que a nivel gráfico y sonoro el juego sea capaz de seducir a estas alturas. Claro, lógicamente se le ven las costuras, pero el extremo mimo con el que fue concebido, esa maravillosa ambientación, esas superlativas animaciones faciales con las que se reta al jugador a descubrir las motivaciones que esconden, aún hoy funcionan. No solo eso: emocionan.

Y aunque reconozco que cuando me pongo a los mandos del juego de Team Bondi no siempre busco avanzar en la historia, sino empaparme de la experiencia, recorrer las calles sin dejar huellas o arriesgarme a nada, como si de una cuenta demo trading se tratara. L.A. Noire, así, se destapa, casi una década más tarde, que se dice pronto, como una delicatessen a disfrutar como se merece, léntamente, sin prisas de ningún tipo.

Y para ello, una plataforma portátil como Nintendo Switch resulta perfecta, como una cajetilla de cigarrillos de esos que no te hacen enfermar, solo molar infinito mientras te imaginas siendo un clon de Bogart en las calles de una ciudad nublada por el humo de las alcantarillas. Quizá L.A. Noire no sea el juego de tu vida, pero sin duda merece que lo pruebes y te arriesgues a ser seducido por una de esas maravillas que, a pesar de todas sus virtudes, a veces no son valoradas como se merecen.

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