No sé vosotros, pero yo en las hostias digitales tengo una referencia ineludible: James «Buster» Douglas. El juego de Megadrive inspirado en el primer boxeador capaz de hacer morder el polvo a Mike Tyson – que por cierto era el malo final del juego, aunque convenientemente enmascarado por tema de licencias – me tuvo enganchadísimo durante muchos meses. Qué gráficos, qué hostias como panes que se daban, qué pedazo de sprites. Tanto me gustaba el juego que en repetidas ocasiones hablaba de James a mi padre, el cuál siempre me contestaba que «Ese Douglas era un mindundi, Tyson peleó drogado y borracho, en condiciones normales Mike le habría matado». Durante unos segundos, pobre de mi, dudaba de «Buster», pero un par de Campeonatos del Mundo virtuales eran suficientes como para recuperar la fe en el luchador que consiguió engancharme por primera vez a un juego de lucha one vs one. Y encima de boxeo, doble mérito para un neófito en el tema como yo.
He recordado el juego de James «Buster Douglas» gracias a un emotivo artículo publicado en Marca conmemorando el 20 aniversario del acontecimiento, articulo en el que, aunque muy de pasada, incluso se hace referencia al juego de ese boxeador que, en mi ránking de adolescente, siempre fue el más grande gracias a un videojuego..