John Rambo. Con solo oír este nombre muchos de nosotros nos estremecemos de emoción al recordar las grandes gestas, los rescates de soldados prisioneros en el Vietcong, los helicópteros explotando a punta de flecha explosiva… grandes recuerdos que se tornan en lágrimas al ver la tremenda salvajada hecha videojuego en su nombre. Rambo ha muerto.
Este fin de semana tuve la “oportunidad” de probar el nuevo juego de Rambo y parte de mi infancia murió con ello. Por ello os traigo estas pequeñas impresiones, a pesar que no pude continuar más allá de la primera parte del juego por respeto a mi mismo.
Estamos ante un juego que trata de argumentarse a través de las películas de la saga utilizando el argumento original como trama. El juego, un shooter on rails, podría ser bueno pero muere desde que empiezas a ver el primer vídeo renderizado del juego, aun así crees en el producto, crees en Rambo, pero que ves su render y empiezas a plantearte que tal vez no fue buena idea comprar el juego. Nada más cierto amigo.
El juego, como ya hemos dicho, es un shooter on rails donde nos las veremos con los temidos charlys en los que todos, todos, son iguales. El escenario es destruible y podremos atravesar paredes u objetos con nuestros disparos para darles, pero ellos también pueden hacer lo mismo, con lo que es posible que en nuestras coberturas veamos como morimos o nos hieran, aunque sea una plancha de hierro lo que nos proteja.
El juego aporta lo que llamo: granulado cutre, que no es más que un filtro de ruido delante de la pantalla, que no discrimina objetos ni distancia, por lo que es normal ver un granulado sobre los objetos que se mueve al mismo ritmo y dirección que la cámara. Una solución cutre para intentar darle texturas al juego.
Contaremos con un auto-apuntado que apunta donde él quiere, por lo que tampoco sirve de mucho. Las coberturas son un poco de chiste, a pesar de contar con 3 sitios coberturas diferentes en un mismo momento (derecha, izquierda y abajo) ya que nos pondremos a cubierto dirigiéndonos en la dirección que nos marca. También tiene un sistema de recargas parecida a los Gears, en la que si recargamos a tiempo nos darán más munición.
Lo único que salva al juego de estar al nivel de un “imagina ser…” es la banda sonora, ya que usa la misma que las películas originales haciendo que, al menos, sea una gozada oírlo.
Mi recomendación sobre el juego es huir y no mirar atrás.
No es posible que en el ocaso de esta generación salgan juegos de una calidad de PS2, con unas texturas pobres, con un sistema de juego a medio hacer y que solo vende por nombre. Oh, wait!